El Ayuntamiento de Valladolid cuenta con retomar este año el proyecto de instalación de videovigilancia en el polígono de San Cristóbal, una reivindicación de la asociación de propietarios de esta zona industrial que se remonta una década y que se suma a otras viejas iniciativas también previstas allí para próximos meses, como el aparcamiento para camiones que se acondicionará en la calle Topacio o un punto limpio industrial. Además, esta misma semana, el martes, se aprobaba en Junta de Gobierno el proyecto y el expediente de contratación de las obras de un nuevo carril bici de casi tres kilómetros que discurrirá por las calles Aluminio y Pirita, con un presupuesto inicial de 2,1 millones y un plazo de ejecución de 14 meses. Y también hay previsión de atender la demanda de asfaltar la zona más próxima a La Cistérniga para habilitar otra conexión vial entre ambos municipios, según confirma a El Día el concejal de Urbanismo de Valladolid, Ignacio Zarandona, a expensas de conversaciones pendientes con el Ayuntamiento vecino.
El presidente de la Asociación de Empresarios del Polígono San Cristóbal, Antonio Rodríguez, valora la «buena disposición» del actual equipo municipal de Gobierno para ir resolviendo iniciativas «históricas» como las citadas. Por de pronto, respecto al sistema de videovigilancia, «parece que el Ayuntamiento se lo ha tomado en serio», aunque es consciente de que primero tocará esperar a la próxima realización de un nuevo estudio de movilidad de la zona tras haberse quedado obsoleto el anterior, que se hizo «cuando el polígono tenía la mitad de accesos que ahora». Así se determinarán los puntos donde se ubiquen unas cámaras que, por otro lado, más allá de la cuestión del tráfico, los empresarios aprecian por la seguridad que les pueden aportar cuando, además, «los robos han aumentado durante el último año», advierte.
Una vez recabados los datos, realizado el estudio y posterior diseño de la red de videovigilancia, «el Ayuntamiento también tendrá que hablar con la Junta» para formalizar el compromiso de cofinanciación que ya adquirieron ambas instituciones años atrás; pero, pese a todo, Rodríguez confía en que pueda ser realidad «a lo largo de 2024», dado que «la instalación llevará poco tiempo». Igual que la parcela que se habilitará para el aparcamiento de camiones y que ya se utiliza como tal, pero en tierra y sin acondicionar, a la espera de que el Ayuntamiento formalice el acuerdo de expropiación de una parte que está en manos de propietarios privados, con quienes ya se ha hablado para ello, según el concejal de Urbanismo.
Asimismo, Zarandona apuesta por abordar la creación de un «punto limpio industrial» cuya inexistencia «ocasiona a los empresarios un montón de gastos y problemas», reconoce, dado que «los residuos que tienen que retirar los suelen almacenar en sus naves hasta que acumulan una cierta cantidad y los trasladan en furgonetas a Burgos». El concejal con que se prepare un pliego de condiciones «para ver si hay alguna empresa interesada» en explotar este servicio, pero cree que «se dará respuesta a esa petición que llevan haciendo desde hace tiempo y de manera fácil».
En el otro gran polígono de la ciudad, el de Argales (el primero es el más extenso y el segundo el más antiguo), la principal intervención a corto plazo se centra en la avenida El Norte de Castilla, donde, aprovechando las obras que están en curso y que se espera que acaben en mayo, se eliminará un carril bici a petición de las propias empresas por los problemas que les causa desde su puesta en servicio en el verano de 2021; sobre todo para las maniobras de los camiones articulados, «con atascos de diez minutos y peligro para los propios ciclistas por los ángulos muertos, aunque es para aplaudir cuando pasa uno», ironiza en alusión a su «escasa» frecuencia de paso. Además, la banda de aparcamientos se redujo tanto al ganar espacio para las bicis y vegetación que su anchura no da para que entre una furgoneta sin invadir calzada.
Ahora, aparte de corregir tal defecto, el Gobierno actual convertirá el carril bici en uno 'de convivencia', limitado a 30 kilómetros por hora, replicando así la alternativa adoptada en la avenida de Gijón y que tanto ha dado que hablar, al interpretarse desde la oposición como un cambio de tendencia, «un retroceso», en la política de movilidad.
El presidente de la asociación de este polígono, Alfonso Pestaña, en cambio, percibe «buena sintonía» con el equipo de Gobierno tras reunirse el pasado 21 de diciembre con el alcalde y varios concejales. Allí las demandas de intervenciones también se acumulan, toda vez que la antigüedad de esta zona facilitó en su día que hoy por hoy estén completamente integrados en la ciudad, pero también sufren una evidente degradación urbanística.
Esa privilegiada ubicación ha favorecido también la paulatina apertura de numerosos negocios de servicios, desde gimnasios hasta supermercados, y hoy por hoy se considera desfasada hasta la denominación de Argales como polígono industrial, de ahí que ya en la reunión con el alcalde hablaran de tramitar el cambio a nivel jurídico para que pase a llamarse a todos los efectos «área empresarial».
El concejal de Urbanismo habla incluso de una «reorganización global», aprovechando además que Argales es parte de la zona que atravesará la red de calor en la siguiente fase, «cuando terminen las obras en Parquesol», y tocará levantar calles. De hecho, la misma central de generación de energía (biomasa) se proyecta allí mismo, en los terrenos de Auvasa, con previsión de inicio de los trabajos hacia finales de 2024.
MÁS INTERVENCIONES. Los dos principales polígonos de Valladolid copan así buena parte de las actuaciones de mayor calado de este nuevo año a nivel de infraestructuras industriales, aunque no son las únicas. El Ayuntamiento ya adjudicó el pasado octubre el contrato de obras de la nueva intersección de acceso al polígono El Berrocal a la empresa Construcciones y Obras Llorente, con un presupuesto de 913.207,93 euros y ocho meses de plazo de ejecución. Y también avanzan los trámites de recalificación urbanística de terrenos para poder acoger la futura gigaplanta de baterías de Innobat, igual que ya se hizo en la misma zona (la de Palomares) para la futura fábrica de autobuses eléctricos de Switch Mobility, dentro de un nuevo desarrollo industrial en el que también tendrán cabida unas 3.000 viviendas, aparte de industria auxiliar.
En este contexto, en vistas de la foto de situación actual de las áreas industriales de Valladolid y los planes en ciernes, preguntado por su valoración al respecto, el presidente de la Cámara de Comercio e Industria, Víctor Caramanzana, apuesta por que se mejoren las infraestructuras existentes acelerando en lo posible su transición ambiental y tecnológica. Su homóloga de la patronal CEOE Valladolid, Ángela de Miguel, mientras, pone el foco sobre la necesidad de asegurar suelo a precios asequibles y facilidades tanto urbanísticas como administrativas para la llegada de nueva industria o la ampliación de la actual, con la mirada en proyectos como el del centro logístico que se prevé en torno a los talleres de Renfe o, más allá de los límites de la capital, entre Cabezón, Cigales y Corcos, el polígono Canal de Castilla, en fase administrativa de reparcelación y flexibilización de usos.