Las bolsas de todo tipo de basuras se acumulan en la playa de descarga del Centro de Tratamientos de Residuos (CTR)de Valladolid. Los trabajadores y diversas asociaciones ecologistas y sociales de la ciudad llevan tiempo denunciando que las deficiencias en la maquinaria y la falta de espacio en el CTR provocan que no se recicle cerca del 80% de los residuos que se reciben y que se derivan directamente al vertedero.
Una situación que se ha agravado estas Navidades, cuando la playa de descarga del CTR estaba colonizada por miles de bolsas de basura, que no se podían procesar en sus correspondientes cintas de reciclado. «Era una denuncia recurrente porque la planta está obsoleta, pero ahora se ha complicado con las obras y el incremento de los desechos de estos días», detalla Francisco Pavier Prieto, presidente del Comité de Empresa del Ayuntamiento de Valladolid.
Las obras de las que habla, y que tienen un plazo de ejecución de 15 meses, son las que se obligan a la concesión del servicio, la UTE de FCC y Zarzuela, para incrementar la reutilización y el reciclaje de los residuos mediante la modernización de las instalaciones y equipos. La inversión de más de 45 millones de euros, corre a cargo del concesionario a lo largo de nueve años de duración del contrato, que se formalizó en 2021, aunque las obras han comenzado en las últimas semanas.
Las obras y los problemas en el CTR casi colapsan el vertedero«Las obras han complicado la situación ya muy compleja en la planta. La basura llena la playa de descarga y los fosos de las distintas fracciones. No se puede separar y más del 80% acaba todo junto en el vertedero», reitera el representante de la CGT. Prieto denuncia que esta situación hace que el esfuerzo de separación de residuos de los vecinos y todo el proceso de recogida de los sólidos urbanos no sirva para nada. «Se junta la precariedad laboral y el estado lamentable de las instalaciones, junto con las obras que dificultan el quehacer diario», denuncia José Luis Quintanilla, del mismo sindicato.
Por su parte, el concejal de Medio Ambiente, Alejandro Pellitero, reitera que esta situación viene de lejos y por eso se han planteado las obras de reforma y actualización. El edil recalca que distintos problemas han retrasado el inicio de las mismas, pero también reconoce que durante su ejecución la situación se podría complicar todavía más: «Las obras son necesarias y con ellas será la instalación tecnológicamente más eficiente del sector. Hay un compromiso de que se agilicen por parte de la concesionaria».
Reforma del vertedero.
Además, el Consistorio tiene pendiente la ampliación del vertedero, que está casi colmatado. En los presupuestos de este año se ha incluido una partida de más de 600.000 euros, aunque el proyecto completo tendrá un coste de más de 4,5 millones, según apunta Pellitero. Esta ampliación del vertedero se pretende lleva a cabo al noreste del actual y formará parte de las instalaciones del renovado CTR. El terreno sobre el que se trabajará es de propiedad municipal y se ha fijado un plazo de ejecución de la obra de 24 meses, pero al ritmo de vertidos de estos días corre el riesgo de colapsar.
En el diseño del vertedero se han fijado dos fases. La primera acogerá los rechazos de basura sin separar que se producirán en el CTR a corto y medio plazo, durante un periodo de 20 años. Mientras que la segunda se desarrollará a largo plazo, en función de las necesidades que se establezcan en un futuro, aunque se espera que sean menores por un mejor proceso de reciclado. En el proyecto se detalla que se calcula que los rechazos anuales con destino a su eliminación mediante depósito controlado serán 74.137 toneladas al año en la primera fase.
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También está pendiente el tratamiento de olores en el entorno. Se plantean medidas como la mejora del actual biofiltro que se cubre, incorporar una chimenea y mejorar con una torre de lavado ácido de gases, un lecho de carbón activo y una renovación del material filtrante para asegurar la eliminación de esos olores. Además, incorpora una tecnología innovadora con un tratamiento de olores por medio de oxidación avanzada o reactor ultravioleta, así como un sistema de exclusas en los fosos e descarga.