Dicen los expertos que para garantizar el sistema de pensiones es necesario que al menos haya dos cotizantes a la Seguridad Social por cada pensionista. Pues bien, en Valladolid eso dejó de ser así hace unos tres años, pero la situación desde entonces no ha dejado de empeorar. La provincia tiene ahora, según los datos de agosto, 190.384 afiliados después de la sangría que ha supuesta la crisis para el mercado de trabajo (en noviembre de 2007 había 222.045). Además, Valladolid cuenta con 106.022 pensionistas, la cifra más alta de su historia.
Es decir, que hay 1,79 cotizantes por cada pensionista, en lugar de los dos que sería recomendable. Bien es cierto que el dinero de las pensiones sale de la Tesorería General de la Seguridad Social, pero la tendencia del resto del país es muy similar a la de Valladolid.
Una evolución que deja en la cuerda floja la sostenibilidad del sistema de pensiones si no cambian las cosas. Es uno de los motivos por los que el pasado lunes la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, anunció su intención de desligar la revalorización de las pensiones del IPC para fijarla en un índice que iría del 0,25 por ciento al IPC más 0,25 por ciento. Una propuesta que no ha sentado nada a los sindicatos, que consideran que en la mayoría de los casos supondrá una pérdida de poder adquisitivo para los pensionistas.
Lo cierto es que la pensión media en Valladolid no ha dejado de subir durante la crisis. De los 799 euros de agosto de 2008 se pasó a los 874 del mismo mes de 2010 hasta llegar a los 957,73 euros del mes pasado. Por otro lado, desde la Federación Vallisoletana de Jubilados y Pensionistas se rechaza de plano la propuesta de la ministra. «Ya hemos perdido bastante poder adquisitivo y somos los que menos nos estamos quejando, ni siquiera salimos a la calle», se queja la presidenta de este colectivo, Esther Fernández.
Según ella, la situación es especialmente grave porque los pensionistas se han convertido en uno de los pilares sobre los que se apoyan miles de personas sin recursos. Cada vez más hijos tienen que recurrir a ayudas de sus padres jubilados para poder llegar a fin de mes. «Somos un colectivo grande, al que más se ataca y el que más ayuda a las familias», dice Fernández, que presenta una alternativa a la propuesta de Báñez: «Saldríamos adelante si se evitara que tanta gente se llevara nuestro dinero».
De los 106.022 pensionistas que hay en Valladolid, la mayoría lo son por jubilación (65.607), que cobra de media 1.109 euros. Por detrás están las 27.127 personas que cobran 670 euros de media por la pensión de viudedad, las 9.371 que sufren una incapacidad permanente y cobran 955 euros de media, las 3.278 que se embolsan 393 euros de pensión de orfandad y las 609 que cobran 510 euros por una pensión en favor de los familiares.