Yogures, embutido (jamón york o pavo), queso, salchichas, huevos, leche... Son los productos más habituales que se pueden encontrar a diario en la nevera situada dentro del local de la calle Veinte Metros, 29, muy cerca de la plaza Circular. Un frigorífico de todos y para todos. Una nevera abierta al público, a la que acuden personas sin recursos, trabajadores que han pasado a un ERTE en los últimos tiempos y que aún no han cobrado, inmigrantes y todo aquel que lo necesite. Sin cortapisas. «Alguna vez nos traen incluso platos hechos y de vez en cuando alguno congelado. Pero lo mejor es que sean frescos», señala Raquel Hernández, presidenta de ‘Por un futuro CyL’, asociación que en enero de 2019 se decidió a ‘abrir’ esta nevera en su local, iniciativa que arrancó en 2015 de la mano de la Asociación Humanitaria Voluntarios de Galdakao (GBGE) en Vizcaya: «Hacemos economía circular, vimos este proyecto por internet y lo trajimos aquí. Fue la 24ª nevera solidaria de España y la primera en Castilla y León».
Con el nombre de ‘nevera solidaria’ nació enfocada a evitar el despilfarro alimentario y con ese objetivo sigue abierta: «En marzo del año pasado nos obligaron a cerrarla, al estar en una tienda, y retomamos en junio. Por eso, por el camino perdimos a algunos de los usuarios». El proyecto también busca concienciar sobre el valor de la comida, por eso está abierto a todas las personas independientemente de su situación socioeconómica.
El funcionamiento es sencillo. Por un lado están los depositantes, que son las personas que aportan alimentos al proyecto. Y por otro, los usuarios o receptores, que son las que aprovechan los alimentos depositados. «La gente puede entrar sin límites, aunque no podemos olvidar que esto es para todos», apunta Raquel, que en alguna ocasión, contadas, ha tenido que dar el alto a algún usuario. De hecho, a los receptores se les dan unas normas básicas, como la de que piensen en los demás y cojan solo lo necesario; además de controlar lo que se coge si se tiene alguna intolerancia y consumir los alimentos cocinados o cercanos a la caducidad en el mismo día en el que se recogen.
Esos alimentos que se aporten tienen que estar enteros, ser consumibles, que no estén caducados... y si están ya cocinados que, a ser posible, hayan sido en el día; al igual que si están elaborados, que puedan llevar alguna etiqueta con su fecha e ingredientes. «A mucha gente le decimos que nos traigan los productos cuando les sobra algo en casa o cuando pueden estar cerca de caducar», ponen como ejemplo desde la asociación.
La nevera, a diferencia de otras como las situadas en el País Vasco o en Valencia, está en el interior de un local, que también es tienda de venta de productos de segunda mano. En los otros casos están en el exterior. Y, también a diferencia de otras ciudades, desde Por un futuro CyL aseguran que aquí en Valladolid cuesta llenarse más que en esos otros sitios: «Allí se llenan todos los días». «Es curioso que ni supermercados, y eso que tenemos varios cerca, ni otras asociaciones han decidido participar en el proyecto. Muchos aportan a empresas o asociaciones mucho más grandes, como a Cáritas o a Banco de Alimentos. Así que los que más llenan la nevera son vecinos del barrio, voluntarios y trabajadores sociales», relatan, añadiendo que últimamente de los productos más demandados son los del almuerzo para los más pequeños.
El perfil de los usuarios del frigorífico en Valladolid es el de gente que ha acabado en ERTE por la pandemia de la covid; muchos sin un hogar, inmigrantes... «En el caso de la calle son muchos los jóvenes», apuntan.
inicios. La primera nevera solidaria arrancó el 29 de abril de 2015 en la localidad vizcaína de Galdakao. «Tras un periodo de prueba de un mes nos dimos cuenta de que la Nevera Solidaria alcanzaba los objetivos planteados, salvando de la basura cerca de 300 kilos de alimentos mensualmente, que de otra manera hubieran terminado en un vertedero», se recoge en sus inicios. Así que la red fue creciendo con más de 20 neveras en diferentes puntos del país: Euskadi, Valladolid, Toledo, Valencia, Zaragoza, Galicia, Barcelona, Madrid... mientras que multitud de países como México, Chile, Argentina o India, se han inspirado en esta idea o están interesados en sumarse a nuestra red de neveras.
Asociación. ‘Por un Futuro CyL’ es una asociación de ámbito autonómico con sede social en Valladolid que, desde hace unos años, trabaja por la integración y ayuda a personas en riesgo de exclusión. Entre sus fines destaca la integración social, cultural, lúdica y laboral de personas con discapacidad y, en general, personas incluidas en colectivos de exclusión social; y la protección del medio ambiente y apoyo a la sostenibilidad.
Cuenta con varios proyectos más, además de este de la nevera solidaria. De hecho, se encuentran inmersos en afinar uno bajo el nombre de servitización. «Se trata del pago por uso, una tendencia que se realiza en muchos países de Europa», señala Raquel Hernández, presidenta de ‘Por un futuro CyL’. Lo que buscan es una especie de alquiler temporal de productos, es decir, que durante un tiempo x los usuarios, por un precio muy asequible, puedan disponer de una bicicleta, un patinete, packs de ropa de niños, disfraces, juegos...
«En muchas ocasiones compramos algo que luego apenas le damos uso. Nuestra idea es esa, que se pueda utilizar el periodo que se necesite. Hablamos también de elementos como árboles de Navidad, humidificadores...». Por el momento, la asociación está elaborando el proyecto, con encuestas entre sus voluntarios y asociados...