Los municipios de Valladolid aumentan su población en época estival en un 62,6 por ciento, según los últimos datos de población estacional publicados por el Ministerio de Política Territorial y Función Pública a través de la Encuesta de Equipamientos e Infraestructuras Locales de 2023.
Es decir, muchos de los pueblos verán cómo su población casi se duplicará durante las próximas semanas debido a la llegada de visitantes con algún tipo de vinculación familiar.
La llegada de 'veraneantes' procedentes de diferentes partes del territorio nacional catapulta la actividad rural durante unos meses, provocando que los pueblos rebosen vida y regresen a tiempos en los que la despoblación del medio rural era algo impensable. Los datos del Ministerio pertenecientes al verano pasado ponen de manifiesto que la provincia aumentó en 139.837 habitantes durante los meses de julio y agosto. Así, pasó de los 223.087 vecinos que residían de forma habitual en los pueblos hasta los 362.924 que llegaron el pasado verano.
Según explica el Censo de Población de 2001, publicado por el Instituto Nacional de Estadística, la población estacional (también denominada flotante o variante) es «el conjunto de personas censables que tienen algún tipo de vinculación habitual con el municipio en cuestión, ya sea porque residen allí, porque trabajan o estudian allí o porque, no siendo su residencia habitual, suelen pasar allí ciertos periodos de tiempo (veraneos, puentes, fines de semana)».
Este aumento poblacional llega a su momento cumbre durante las primeras semanas de agosto, cuando un mayor número de familias ocupa muchas de las viviendas que permanecen vacías durante el resto del año. Familias vinculadas al pueblo, pero residentes en otras partes del territorio nacional llegan a los pueblos en busca de temperaturas menos elevadas en el interior de las casas y más descanso y aglomeraciones que en las ciudades.
El Ministerio, en su informe, también refleja que los municipios más pequeños, aunque alejados de Valladolid capital, son los que más aumentan de forma porcentual, mientras que los más grandes y las cabeceras de comarca son los que menos incrementan su censo veraniego. Sin ir más lejos, Valdearcos de la Vega, que pasa de 88 a 216 vecinos (un 145%) y Tamariz de Campos, con un incremento del 136 por ciento son los primeros de la lista. Lo mismo ocurre en Hornillos de Eresma, que pasa de 174 a 409, lo que supone un incremento del 135 por ciento. Duplican con creces su población y eso supone un aumento del dinero destinado por los consistorios a la prestación de servicios sociales y a las actividades lúdicas.
Por contra, algunos municipios de mayor tamaño, como Peñafiel (con un incremento del 33,2 por ciento), Medina del Campo (36,7) o Renedo de Esgueva (38,2) son los que menos crecen en este sentido. Se trata de cabeceras de comarca de mayor tamaño, que o no tienen tanto poder de atracción en verano o cuentan con muchos vecinos nuevos sin tradición familiar y, por lo tanto, no hay personas que residan en otra parte que regresen en verano. Es el caso también de Arroyo de la Encomienda, que aumenta un 43 por ciento; Villanubla (un 43%) o La Cistérniga (un 49%). Todos ellos situados en el 'top ten' de localidades que menos crecen.
trabajo y la exigencia. Los alcaldes coinciden en señalar que los principales problemas que deben afrontar durante estos meses son el aumento del trabajo para atender las demandas de sus vecinos e incluso algunos lamentan «la exigencia» de algunas personas que llegan durante este tiempo para hacer obras o arreglos en sus viviendas. De igual forma, destacan el incremento de trabajo por la subida poblacional y solicitan, en la medida de lo posible, nuevos empadronamientos de estos visitantes que, por norma, tienen una clara vinculación con los municipios.