La Navidad ha llegado a La Victoria, en Valladolid, con más fuerza que nunca. Este barrio, conocido por su carácter trabajador y su historia ligada a la industria textil, se ha convertido en los últimos años en un ejemplo de cómo la colaboración entre vecinos y comerciantes puede transformar una comunidad. Este 2024, siete calles del barrio lucen decoraciones e iluminación navideña, consolidándose como un referente festivo en la ciudad y representando el 10% de las vías decoradas de Valladolid.
Lo que comenzó en 2021 como un proyecto de 23 pequeños comerciantes, ha crecido de forma exponencial. En 2022, el número de participantes ascendió a 50, y en esta edición ya son 90 los negocios implicados, logrando que La Victoria destaque por su densidad lumínica y su espíritu comunitario. "Hemos pasado de no tener luces a convertirnos en un referente de la iluminación navideña en Valladolid", señalan los organizadores.
El pasado jueves, más de 100 vecinos se congregaron en la Plaza de la Solidaridad para presenciar el encendido de las luces. Este espacio, decorado con elementos que recuerdan la antigua industria textil del barrio, fue el epicentro de una jornada festiva cargada de emoción. Para muchos, este acto simboliza la capacidad del barrio para mantener su legado histórico mientras apuesta por el futuro.
Iluminación navideña en el barrio de La Victoria. - Foto: J.T.El evento también sirvió para reconocer a quienes han trabajado durante décadas en la mejora del barrio. La Asociación de Vecinos Los Comuneros recibió el Premio Fuente de Luz, un galardón que pone en valor sus más de 40 años de esfuerzo continuo en favor de La Victoria.
Además, durante la celebración se presentó un completo programa de actividades previsto para el próximo 21 de diciembre, en colaboración con FECOSVA. Entre las propuestas, destaca la esperada visita de los Reyes Magos, junto con actividades diseñadas para todas las edades, que buscan dinamizar el comercio local y reforzar los lazos entre vecinos.
La iluminación navideña de La Victoria no es solo una cuestión estética. Es un ejemplo de cómo la unión, el esfuerzo y la implicación comunitaria pueden revitalizar un barrio, convertirlo en un punto de referencia y recordar que la Navidad es también una oportunidad para iluminar el corazón de una ciudad.