La Audiencia de Valladolid ha condenado a seis meses de cárcel, por su propia conformidad, al hombre que en julio de 2022 penetró a la fuerza en el Centro de Mayores San Juan tras trepar por la fachada del inmueble y con la intención de robar.
Aunque la fiscal del caso solicitaba inicialmente para este peculiar 'Spider-Man' una pena un año y nueve meses de cárcel, un acuerdo alcanzado entre la defensa de Jorge Luis I.G. y la acusadora pública segundos antes del inicio del juicio ha permitido al encausado obtener una condena que ha quedado reducida a seis meses de privación de libertad y, en concepto de responsabilidad civil, el pago de 414 euros a la entidad perjudicada por los desperfectos causados.
La sentencia, anticipada 'in voce' por el magistrado presidente de la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Provincial, condena a este ladrón reincidente por un delito de robo en grado de tentativa en establecimiento público fuera de sus horas de apertura, con la atenuante de drogadicción, según el fallo recogido por Europa Press.
La referida agravante obedece a que el condenado cuenta con una largo historial delictivo jalonada por cuatro sentencias condenatorias anteriores entre los años 2015 y 2013 dictadas por distintos órganos judiciales de Castellón de la Plana y Valladolid por hechos similares que suman un total de cuatro años y ocho meses de privación de libertad, uno de ellos cometido en el Mercado de El Campillo poco después del robo intentado en el Centro de Mayores San Juan.
En este último caso, sobre las 01.00 horas del día 29 de julio de 2022 Jorge Luis I.G. trepó por la fachada del inmueble, sito en la calle Santa Lucía de Valladolid, y, aprovechando que estaba cerrado al público, accedió al interior tras forzar la ventana que da acceso a la cafetería del establecimiento. Sin embargo, el acusado no llegó a sustraer dinero ni objeto alguno al no encontrar nada de valor que pudiera interesarle.
Nadie presenció la tentativa de robo, si bien la policía centró las pesquisas en el acusado tras hallar una huella dactilar suya en la ventana que fue forzada y gracias a las imágenes de una cámara de seguridad en la que se le reconoce transitando por la calle a partir de un tatuaje que lucía en una pierna.