La aventura comenzó la noche del pasado 29 de junio. No paraba de llover y tocaba compartir la tienda de campaña con dos desconocidos y tres mochilas gigantes. Dormir bajo la lluvia puede parecer relajante, pero no es fácil romper el hielo y mantener una conversación con otros dos chicos de 15 años y entregarte a Morfeo en un contexto así. Superada esta primera noche, todo fue a mejor. De hecho, Rubén Fadón asegura que logró dormir y también sus compañeros de tienda. Como al resto de la expedición vallisoletana que participa en la Ruta Quetzal, lo que más le ha sorprendido de esta aventura es la facilidad con la que ha estrechado lazos con otros jóvenes. Coinciden en ideas, gustos y ha sido muy sencillo para todos encajar entre ellos. Han conseguido ser amigos desde el primer día de la expedición. No quieren ni pensar que termina ya esta semana la ruta y que tendrán que decirse adiós.
Junto a Rubén, que es de Arroyo de la Encomienda, hay otros cuatro jóvenes de la provincia, como son Andrea Rojas, David Elvira, Isabel Arranz de Valladolid capital y Elsa Pizarro, de Renedo de Esgueva. Estos días están disfrutando mucho de todo lo que hacen, desde rutas a visitas de pueblos o dormir a la intemperie en el patio de armas del castillo de Trujillo (Extremadura). Pero realmente están alegres por la compañía. Los jóvenes de la Ruta Quetzal se divierten en el camino, pero ir acompañado en esta expedición es lo que está aportando más valor a toda la experiencia.
Este año la ruta ha pasado por Galicia, varias zonas de Portugal y por Extremadura con la idea de dar a conocer a los jóvenes la cultura de todas las ciudades y los pueblos que han visitado, así como de los hombres y mujeres que han escrito las páginas de la historia.
La expedición, 'Del Camino de la Plata a la Ribera Sacra', comenzó en el campamento base en la localidad pontevedresa de Vilanova de Arousa y ha pasado por las Islas Cíes, Lisboa, Trujillo, Astorga y el Camino de Santiago. Y es que se cumplen 40 años desde que se comenzaran a pinar las primeras flecha amarillas.
La experiencia
Todos tienen claro que lo mejor de este viaje es la gente. Estás disfrutando de conversar y vivir esta experiencia con otros chicos de su edad. Rubén veía esta ruta como una recompensa a su esfuerzo en estos años de la ESO. Subraya que no han parado de hacer cosas, desde visitar sitios de interés cultural a realizar marchas y recorrer pueblos y ciudades.
«La experiencia está siendo muy enriquecedora», añade y es que han logrado generar muy buen ambiente entre todos. De hecho, remarca que es «una experiencia super buena. Te llevas muy buenos recuerdos. Consigues conocer a muchas gente de tu edad con la que compartes los mismos gustos y pasión».
En cuanto a lo más sorprenderte de esta ruta, subraya que «fue que pudiésemos dormir el primer día porque estábamos en el campamento base en Galicia y hacía mucho viento y llovía mucho».
Por su parte, Andrea ya tenía una idea de lo que era la Ruta Quetzal, pero fue a raíz de ver un vídeo en redes sociales cuando se animó a preguntar en casa por si se podía apuntar. Ella, como el resto de sus compañeros, tiene una media de diez en sus notas. «Descubrí el espíritu de la ruta que es conocer a otros jóvenes y siempre me ha gustado caminar. Me parecía una buena oportunidad para mezclar ambas», añade. Esta joven explica que se levantan pronto cada día, recogen todo y desayuna. Luego toca hacer actividades, dependiendo del día, puede ser una ruta o la visita de un pueblo. Por las tardes, si no tienen actividades programadas, salen ellos a conocer el entorno. A partir de las 21.00 horas se cena y luego a la cama a descasar.
«Lo que te llevas de aquí es la gente que conoces. Es lo que voy a echar de menos. Encajamos muy bien todos con todos y me sorprende cómo nos abrimos. Además, hemos descubierto culturas diferentes», apunta Andrea.
En el caso de David, conoció la Ruta Quetzal en la web de su centro educativo. Tuvo dudas sobre si ir o no a la ruta, porque le dijeron que era duro hacer la expedición. Pero como estaba apuntado con Andrea, pues pensó que al menos tendría alguien conocido con quien 'sufrir'. El primer día fue duro, pero a partir del segundo «empezamos a soltarnos y a hacer amistad». A vallisoletano le ha sorprendido todo. «No era consciente de que había tanta historia en tantos pueblos que no son conocidos».
En cambio, Isabel fue animada por su padre a apuntarse a la ruta después de sacar buenas notas en el curso. «No me esperaba para nada que la experiencia fuera así porque pensé que no iba a encajar con gente de sitios tan diferentes, pero ha ocurrido todo lo contrario. Parece que nos conocemos de hace mucho», señala. Y lo mejor de esta ruta está siendo recorrer «los pueblos por los que hemos ido pasado con mis compañeros. No solo es conocer la historia, sino aprender juntos», añade.
Por último, está Elsa. Su madre conocía la Ruta Quetzal porque había visto de pequeña en la televisión y le animó a apuntarse. Y no se arrepiente. «Estoy viviendo los últimos días y solo espero que no se acabe nunca. Es que haces amigos, hablas con todos y te lo pasas genial». En su caso, le hizo mucha ilusión conocer el origen de Francisco Pizarro, conquistador de Perú, que nació en Trujillo.