La Audiencia de Valladolid ha dictado sentencia absolutoria en el caso del guarda de campo del coto 'La Celada' de Mayorga que fue acusado de dejar tuerto a un cazador en octubre de 2018 tras atizarle varios puñetazos por la espalda que impactaron en la zona occipital de su cabeza, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
El encausado, José Luis M.R, se exponía a una condena de seis años de prisión por delito de lesiones y al pago de una indemnización de 39.000 euros, tal y como habían solicitado el fiscal del caso y la acusación particular, si bien el fallo de la Sección Cuarta de lo Penal es absolutorio al no considerar acreditada la relación de causalidad entre los impactos recibidos por la víctima, el también vecino de Mayorga Francisco T.R, y el desprendimiento de retina en su ojo derecho que derivó posteriormente en una pérdida total de visión en dicho órgano.
La absolución, en consonancia con la petición del defensor del acusado y del letrado que representó al coto de caza, como responsable civil, contrasta sin embargo con las solicitudes de condena de las acusaciones pública y particular, para quienes sí había quedado acreditada la relación de causalidad entre la agresión y el desprendimiento de retina de la víctima.
Ambas acusaciones se habían apoyado en el informe realizado por las forenses judiciales en el que se apuntaba una "relación de causalidad o correlación cronológica" entre los golpes y la lesión, a pesar de reconocer ambas que los impactos sufridos por la víctima "no fueron de gran intensidad".
En el lado opuesto, un experto en Oftalomología descartó tal relación de causalidad y advirtió de que este tipo de desprendimientos suelen ser frecuentes ante impactos en la zona frontal de la cabeza y que son menos frecuentes por golpes en la parte occipital. En cualquier caso, el experto sostuvo que se precisan golpes de una intensidad media a severa y que, en ese supuesto, los mismos habrían dejado laceraciones o hematomas en la cabeza de la víctima, cosa que no se produjo.
El oftalmólogo, presentado por la defensa del acusado, atribuyó la lesión a las patologías previas de la víctima e incluso llegó a apuntar que los mismos impactos de la culata de la escopeta en el hombro del denunciante podrían haber provocado el desprendimiento de retina.
Durante el juicio, el ahora absuelto negó la mayor y aseguró que
aquella mañana del 28 de octubre de 2018, en la apertura del periodo de veda, se encontraba realizando labores de guarda de campo pero que en ningún momento, según reiteró, llegó a coincidir con el denunciante.
José Luis M.R. explicó que no se hallaba cerca del camino Carre Cembrana, en Mayorga, dentro del Coto 'La Celada', sino en otra zona alejada, pues añadió que tenía encomendada la vigilancia no solo de dicho espacio, de unas 8.000 hectáreas, sino de un total de diecisiete cotos de distintas localidades próximas con una extensión global de 40.000 hectáreas.
"No le vi, ni le agredí ni nada; es que ni le vi aquel día. Yo no tenía nada contra él", se limitó a indicar el guarda, quien atribuyó la agresión que le imputa el lesionado a una supuesta venganza tras denunciarle en 2014 por haber matado una especie no cinegética.
"Me limité a hacer el trabajo por el que me pagan", justificó José Luis M.R, quien también negó que el día anterior a la agresión hubiera amenazado a Francisco T.R. cuando los dos coincidieron en una reunión de la Junta Directiva del Coto 'La Celada' y el cazador le acusó de estar practicando la caza furtiva de perdices con halcones.
La versión del lesionado fue diametralmente opuesta, ya que Francisco T.R. mantuvo que durante esa reunión, después de que hubiera acusado al guarda de furtivismo, el aludido le amenazó públicamente.
"¡Ya no tendrá arcón suficiente para guardar todo lo que mata!", aseguró Francisco que espetó entonces al acusado delante de todos, a lo que el guarda respondió con amenazas. "Me dijo que ya me pillaría y que me iba a dar un par de hostias, ¡y claro, me pilló!", lamentó el denunciante en referencia al incidente que, según insiste, se produjo al día siguiente cuando volvieron a coincidir en el Camino Carre Cembrana, dentro del coto.
"Estaba de espaldas, no le vi venir"
Nada más encontrarse, el cazador refirió que el guarda se encaró con él, le recriminó las acusaciones del día anterior y, ante tal situación, optó por darse la vuelta y marcharse, cosa que no pudo hacer ya que fue entonces cuando José Luis M.R. le propinó sendos puñetazos en la parte occipital cuando se hallaba ya de espaldas.
"No me lo esperaba, no le vi venir", declaró Francisco, quien a los diez minutos de recibir los puñetazos asegura que empezó a ver cosas raras por el ojo derecho, en referencia a "destellos, niebla, cositas volando o puntos negros", lo que le llevó a buscar auxilio en el Centro de Salud de Mayorga del que fue derivado al Servicio de Oftalmología del Hospital Río Hortega.