La vieja idea de construir un túnel en el llamado cruce de San Agustín vuelve a estar sobre la mesa del Ayuntamiento. Los datos diarios de tráfico en ese punto avalan la imperiosa necesidad de un paso soterrado con el que poner fin a una vetusta intersección a nivel que se regula a golpe de semáforos, pese a soportar cada día el tránsito de más de 70.000 vehículos.
La confluencia de la carretera de Madrid (N-601) y la avenida de Zamora (también llamada VA-20 o Ronda Interior Sur) constituye una de las zonas más problemáticas para la circulación en Valladolid. No solo es la principal vía de entrada desde el sur de la provincia, con municipios como Laguna de Duero y Boecillo, sino que también lo es para todos los vehículos pesados y profesionales que se dirigen hacia el polígono de Argales. También de los usuarios de la VA-30 que se dirigen a Las Delicias, por ejemplo. Además, en ese cruce de la N-601 confluye el tráfico de la propia VA-20 en cualquiera de los dos sentidos, ya que la Ronda Interior Sur continúa siendo la carretera que conecta Argales y el polígono de San Cristóbal, las dos grandes zonas industriales de Valladolid.
Los datos recabados por El Día de Valladolid en fuentes del Área de Movilidad del Ayuntamiento desvelan que por allí pasa cada día una media de 72.020 vehículos. 20.887 lo hacen desde la carretera de Madrid hacia Valladolid y otros 17.934, en el sentido opuesto de la N-601 (el de salida de la ciudad); 38.821 en total, por tanto. De los 33.199 que transitan por la VA-20, 11.000 toman la rotonda para girar hacia la carretera de Madrid en uno u otro sentido.
DOS TERCIOS POR SEMÁFORO
Por ello, ha pasado de la mesa del Ayuntamiento a estar también en la del Ministerio de Fomento, tras la visita de hace diez días del alcalde en la que, entre otras cosas, quiso dejar ese recado en Madrid. «Hay que estudiar ya una solución de paso deprimido para ese cruce», advirtió el propio Óscar Puente. «Este es uno de los puntos más conflictivos», explica el concejal de Movilidad, Luis Vélez, quien detalla que, pese a todo, «a la hora punta de un día normal, por ejemplo, en cada ciclo semafórico se desalojan casi dos tercios de la acumulación, con lo que no está nada mal». «Los operadores de Movilidad hacen un seguimiento permanente de ese punto y, evidentemente, lo que se favorece en el tránsito de entrada (con los ciclos semafóricos), hay que quitárselo al de salida y no siempre se consigue un óptimo funcionamiento», añade el edil.
Pero los semáforos no pueden ser la única solución para esos 72.020 vehículos, que son números que sitúan al cruce de San Agustín por encima de lo que se registra, por ejemplo, en otros como el de la Hispanidad y el del Puente Mayor, en los que también confluyen los vehículos de poblados municipios del alfoz, como Arroyo y Zaratán, y los movimientos laborales de la propia ciudad. Así, según los datos municipales, por la intersección de avenida de Salamanca, puente de la Hispanidad y Manuel Jiménez Alfaro discurren un día medio algo más de 56.000 vehículos, de los que 26.600 circulan por la avenida de Salamanca (12.500 desde Arroyo y 14.000 en sentido opuesto) y los otros 29.600, por las vías perpendiculares (11.519 desde Parquesol y 18.119 desde el puente de la Hispanidad).
A pesar de que las cifras de ese punto no son nimias, suponen un 28% menos de vehículos que lo que se registra en el cruce de carretera de Madrid y avenida de Zamora. Otro ejemplo, todavía más claro, surge de la comparación con los datos de intensidad anotados en la intersección del Puente Mayor, con las avenidas de Salamanca, Gijón y Burgos, pues por allí transita casi la mitad de los coches que lo hacen por San Agustín: 37.103.
Hay más ejemplos estadísticos que juegan a favor de esta rotonda de la carretera de Madrid. A modo de comparación también, a través de los cuatro carriles de la A-62, en el tramo de Valladolid y Arroyo (el más tráfico soporta de las autovías de la provincia), ‘solo’ pasan unos 48.000 vehículos al día. 44.000 en el punto de mayor congestión de la cercana VA-30.
GARCÍA MORATO: 62.000
Una Ronda Exterior que en su día jugó en contra de este túnel. En el año 2007, cuando se decidió construir el paso deprimido de la avenida de Salamanca con García Morato (hoy paseo del Hospital Militar), el equipo de Gobierno de León de la Riva lo justificó en el convencimiento de que la próxima entrada en servicio de la VA-30 (lo hizo en el verano de 2010, un mes antes que el túnel de la avenida de Salamanca) aliviaría el tráfico en ese cruce, pero lo más cierto es que no ha tenido el efecto que se planeó: «Se ha modificado la intensidad de algunos usos y se han generado otros nuevos, además de que todavía se siguen cargando muchos viajes a la VA-20, cuando la opción alternativa más favorable debería ser la VA-30», argumenta un Vélez que no tiene dudas de que él hubiera apostado por este túnel y no el de García Morato, un punto por el que transitaban unos 62.000 vehículos. «En su día nos parecía más prioritario el de San Agustín, nunca entendimos bien las razones del de Avenida Salamanca, pero eso ya no tiene remedio», apostilla el edil de Movilidad, que recuerda que «se planteó como una vía para la conexión del aeropuerto con la estación de autobuses, pero luego se hizo en el sentido opuesto, en la avenida de Salamanca».
Con la ‘excusa’ de que mejoraría la conexión con el aeropuerto, León de la Riva consiguió que la Junta aportase los tres millones de euros que costó ese subterráneo, en el marco de los más de diez a los que se fue la segunda fase de la obra de reforma de la avenida de Salamanca. Ahora, Puente ha hecho su primer movimiento en sentido Madrid, con esa petición a Fomento en el marco de una negociación en la que el alcalde quiere conseguir que la VA-20 pase a ser de titularidad municipal.