El 15 por ciento de los españoles desea cambiar su residencia al medio rural. Al menos así lo pone de manifiesto un estudio de Fotocasa dentro de un análisis de la España vaciada. Una motivación que podría suponer un frenazo al efecto de la despoblación y una nueva oportunidad para los pueblos y, por consiguiente, para la provincia de Valladolid. La población de los municipios vallisoletanos, exceptuando la capital, ha pasado de 222.779 vecinos del año 2012 a los 222.336 del pasado año, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Estas cifras suponen un claro estancamiento poblacional, que se acentúa en el caso de observar los datos de las localidades más alejadas de la ciudad.
¿Qué factores ocasionan que los pueblos no reciban ese flujo de población? Evidentemente, no hay una causa única, pero sí es cierto que tanto asociaciones, alcaldes, agentes del sector inmobiliario y la propia Diputación se muestran de acuerdo en que la falta de vivienda es uno de los mayores problemas que lastra la llegada de nuevos habitantes.
El presidente de la Diputación, Conrado Íscar, ha asegurado en numerosas ocasiones que la falta de casas en la localidad es un inconveniente «muy importante» al que se enfrentan los regidores cuando alguien les comunica su intención de trasladarse a un municipio. Incluso algunas veces, aquellas personas que cuentan con un contrato de trabajo en un pueblo no pueden residir porque no encuentran vivienda.
Una afirmación ratificada por las agencias inmobiliarias que trabajan en los pueblos. Estefanía Nuñez es la responsable de JFN Inmobiliaria, ubicada en Olmedo. Asegura que existe mayor demanda que oferta en los pueblos más pequeños y que la principal causa que frena la venta en estos casos «son las herencias». Explica que los importes por los que se comercializan los inmuebles «no son muy elevados» en la mayor parte de los casos, lo que genera que no se inicien los trámites para su puesta a la venta. «En el caso de la venta es mucho más complicado todavía porque hay que ver quién se hace responsable de llevar la voz cantante», comenta.
Los alcaldes son perfectamente conocedores de esta situación y lamentan la pérdida de oportunidades para que más vecinos puedan asentarse en sus respectivos municipios.
El regidor de Ataquines, Héctor Arroyo, indica que las casas existentes en el municipio que se encuentran vacías tienen deficiencias y que la construcción de nuevas «es ahora muy complicada» debido al elevado precio de los materiales. «No merece la pena hacerse una casa aquí cuando vale prácticamente lo mismo en pueblos más grandes». Indica que no hay casas disponibles y que ahora el programa de rehabilitación financiado por la Junta de Castilla y León no cubre la totalidad de los costes de edificar una nueva vivienda. «Es un tema muy complicado para nosotros».
El alcalde de Cogeces del Monte, Fernando Esteban, indica que muchas viviendas de su localidad que permanecen cerradas durante todo el año se abren durante unos días en la temporada estival, lo que imposibilita su arrendamiento o salida al mercado. «En Cogeces no hay casi vivienda más allá de los vecinos que residen ahora».
Valor sentimental.
De la misma forma, Esteban indicó que también existe el valor sentimental de estas viviendas. Por norma, son inmuebles que han pasado de hijos a padres, de generación en generación, y tienen «un enorme valor sentimental» para sus propietarios actuales, lo que hace que, en caso de venta, suban mucho su valor de mercado.
Todas estas circunstancias ocasionan que, a pesar de la existencia de muchas viviendas vacías gran parte del año, el mercado inmobiliario en muchos pueblos esté parado.
«A todo esto hay que unirle la nueva Ley de Vivienda, que está ocasionado que muchos propietarios están recelosos de alquilar su vivienda», indica Samuel Sanz, de Finca Inmobiliaria Tordesillas. «La gente tiene miedo a los impagos o a que alguien con niños pequeños se quede de forma permanente en las casas y eso también hace que no salgan al mercado».
Estas circunstancias lo que sí hacen es que se esté abriendo un nuevo proceso de alquiler temporal. «Los propietarios se están empezando a decantar por alquilar sus casas una o dos semanas o en las fiestas porque al final se saca mayor rendimiento y no se corren los mismos riesgos», indica Estefanía Núñez.