El Fundación Aliados vestirá de rosa en los próximos encuentros de la Superliga de Baloncesto en silla de ruedas. El de este sábado, en el Pilar Fernández Valderrama, ante Bidaideak Bilbao; y el que se jugará el 21 de diciembre, en tierras gallegas, ante el Amfiv de Vigo, para unirse así a la lucha contra la violencia de género.
El club vallisoletano ha suscrito un convenio con la Junta de Castilla y León y la Federación de Deporte Adaptado de Castilla y León (Fedeacyl) para el desarrollo de actuaciones de prevención y sensibilización de la violencia sexual, enmarcadas dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, concretamente, en el llamado 'Plan España te protege contra la violencia machista', entre las que se incluye esta iniciativa.
"Para el BSR Valladolid la erradicación de las violencias contra la mujer es una meta indispensable en todas las sociedades y, como tal, ha sido reconocido en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que establece los objetivos de desarrollo aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas. En ellos se considera que la igualdad de género es un derecho humano esencial, y uno de los fundamentos para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible", se señala desde el club, añadiendo que "la violencia tiene un reconocimiento específico en dos de sus metas dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación, y eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina". La consecución de dicho objetivo, continúan en un comunicado, implica una atención especial a aquellos colectivos de mujeres que presentan una mayor vulnerabilidad: mujeres con discapacidad, del mundo rural, inmigrantes y pertenecientes a minorías étnicas, ya que estas sufren una doble discriminación, y eso exige un esfuerzo adicional en la remoción de los obstáculos sociales y culturales que impiden el ejercicio real y efectivo de su estatuto de ciudadanía y repercuten en su calidad de vida. "Este esfuerzo, implica un trabajo con hombres y mujeres, puesto que tanto unos como otros siguen anclados en papeles sociales estereotipados que se refuerzan entre sí y desde los que se construye la identificación de masculinidad y feminidad. Por eso es fundamental concienciar a la sociedad, para promover un cambio del modelo de relación social entre hombres y mujeres, fundamentalmente, en el ámbito afectivo, para avanzar en la consolidación del derecho de ciudadanía de las mujeres, en su autonomía y en su capacidad para contar con las mismas oportunidades de desarrollo personal y laboral que los hombres", concluye.
Como parte integrante del colectivo de personas con discapacidad, la entidad vallisoletana asegura que no puede permanecer al margen de esta lucha, "puesto que las mujeres del mismo están más desprotegidas aún, y es una obligación moral y social contribuir a que desaparezca la violencia de género, a través de actos como este, porque cada pequeño grano de arena suma a la hora de erradicar esta lacra social".