"De Lima a Valladolid, la calidad de vida se me disparó"

David Aso
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José Luis Aguilar, periodista con experiencia en Perú, ya ha sido 'rider' y actualmente operario de fábrica en Valladolid, pero no pierde la "esperanza" por retomar su profesión vocacional y se declara "encantado" con la ciudad

José Aguilar Torres, en Campo Grande. - Foto: Jonathan Tajes

Lugar de origen: Lima (Perú).

Años en Valladolid: 3.

Profesión: Periodista, pero actualmente operario de fábrica.

Comida y bebida favorita: Tortilla de patatas con chorizo y Ribera del Duero.

Rincón favorito: Campo Grande.

Tres años escasos lleva José Luis Aguilar (Lima, 1984) en Valladolid. En España ya había estado de visita, pero no en la ciudad donde ha decidido echar raíces junto a su esposa. Vino en busca de nuevas oportunidades formativas, laborales y vitales que le ayudaran a dejar atrás una etapa precedente marcada por la inestabilidad política que sufría su país y que le afectaba especialmente en el trabajo. Es periodista y allí ejerció como tal durante casi 15 años en prensa, radio, televisión, gabinetes de instituciones públicas…

Apostó por la capital del Pisuerga para estudiar un máster de Cine en la UVa y el pasado noviembre recogía el Premio Extraordinario que se concede anualmente a los alumnos más destacados de cada titulación. Sin embargo, ni su diverso historial laboral ni su brillante currículum académico le han abierto aquí las puertas de la profesión que le "apasiona", aunque no pierde la "esperanza".

Al poco de llegar a Valladolid se dio de alta como autónomo para ser repartidor de comida a domicilio y actualmente trabaja en una fábrica del sector automovilístico: "Hay que hacer un poco de todo para salir adelante", asume. Pero procura cultivar su vocación, se ofrece como productor de proyectos audiovisuales y hace ya casi un año que se abrió cuentas en redes sociales con el nombre 'Peruano en Valladolid', donde publica experiencias en la ciudad aprovechando sus conocimientos de comunicación y la perspectiva singular que le da su condición de extranjero en tierra castellana. Y tampoco deja de buscar oportunidades laborales 'de lo suyo', por más que sólo coleccione "miles" de negativas en su email, a la vez que ha aprovechado para difundir ofertas de empleo a través de su cuenta de Linkedin: "Las hay que a mí no me valdrán, pero pueden ajustarse a los perfiles de otros", y resulta que gracias a tal iniciativa ya supera los 8.000 contactos en esa red social.

Por lo demás, se declara "encantado" con la ciudad y el cambio. "Hemos pasado de una capital grande y caótica como Lima a una ciudad con el tamaño perfecto para que no te falte de nada y tengas todo a pocos minutos de distancia, con un transporte público maravilloso y un montón de 'ciclovías', que aquí parece que hay polémica sobre si se quita o no algún carril bici, pero es que allí ni existen".

De Perú se trajo a su perro y desde el primer día se convirtió en un inestimable aliado de integración, ya que los dueños de mascotas con los que coincide prácticamente a diario en el parque de Canterac se han convertido en sus amigos más allá de los paseos rutinarios. "La gente de Valladolid puede ser algo hermética al principio, pero nosotros por lo menos tuvimos suerte", valora. En Perú tenía "muchos amigos", pero no tiempo para quedar: "Del trabajo a casa y de casa al trabajo", resume, mientras que ahora no le faltan las quedadas de fin de semana con la que ya es su "familia de aquí". "La calidad de vida se me disparó al 1.000 por ciento", y en buena medida gracias a una de las cosas que más le sorprendió: "Al comienzo fue muy extraño pero me adapté rapidísimo a la cultura del bar, deliciosa. Poder juntarte para conversar de manera espontánea mientras te tomas unas tapas, unas cañas o un refresco... eso en Perú no existe".

Incluso de un episodio negativo que no olvida sacó una lectura claramente positiva: "Trabajando de repartidor con la maleta (mochila) característica, estaba parado en un semáforo cuando un señor mayor se puso a gritarme de lejos frases del tipo 'inmigrante ilegal, vete a tu país', a pesar de que además yo llegué con todo en regla desde el principio. No dejó de hacerlo hasta que varias personas que había en una parada de bus le hicieron callar, mientras me pedían perdón por él. Estaba siendo un día duro de trabajo y fue una buena 'cachetada' la que me llevé porque me agarró cabizbajo, pero me quedo con que una persona se portó mal conmigo mientras nueve demostraron que las cosas, poco a poco, están cambiando".