Un buen año. Los esparragueros de Tudela de Duero se encuentran inmersos en plena campaña con buenas expectativas, tanto en cantidad como en calidad. Y eso teniendo en cuenta que el calor del mes de febrero obligó a adelantar la cosecha «unos 15 días» en comparación con un año normal. Unas 70 personas trabajan casi dos meses y medio en la recolección, almacenaje, selección, envasado y venta de espárragos, tanto blancos como trigueros.
Tudela de Duero ha sido capaz de hacerse un hueco en los mejores restaurantes del país, ya que comercializa este manjar a algunos de los mejores establecimientos gastronómicos del país, galardonados con estrellas Michelin. En gran parte, esta situación viene motivada por la elevada calidad del producto debido a las condiciones de la tierra y la promoción realizada a través de la marca de garantía.
En Tudela de Duero se siembran cada año alrededor de unas 30 hectáreas de espárragos y en esta campaña se prevé que se alcancen unos 150.000 kilos de producción. Un cultivo que no se siembra. La mayor parte de las plantas llegan de los viveros y se trasplantan en el mes de marzo. Durante los dos años siguientes la producción es mínima.
La llegada del verano es un momento crítico. Las plantas tienen que contar con el vigor y la fuerza suficientes para que la producción sea buena, algo que los productores han conseguido esta campaña. Las empresas de espárragos llevan recogiendo desde mediados de marzo y la recogida se prologará al menos hasta primeros de junio.
El aumento de los costes de producción ha hecho que los empresarios no tengan más remedio que incrementar el precio del productos a los consumidores. En Tudela de Duero se comercializan trigueros y blancos. Los primeros se comercializan a 2,70 a través de la página web, mientras que los segundos tienen un precio de 6,80 los de punta morada y de 7,80, los blancos. «Hemos subido 30 céntimos este año por el aumento que hemos tenido nosotros en los costes de producción», apunta Enrique Belloso. Este último es el que más predomina en la huerta de Tudela. Se podría decir que el 80% de la superficie se destina al cultivo de blanco, mientras que los trigueros ocupan el resto.
Se trata de un proceso que no mucha gente conoce y que no se parece a casi ninguna otra planta. Una vez que la esparraguera está sembrada en la tierra se debe esperar dos años hasta comenzar a obtener producción. La planta crece durante los meses de verano, con el calor, necesita al menos 13 grados, y después durante el invierno entra en una parada vegetativa, que finaliza con la llegada de la primavera, cuando empieza a crecer. Es en ese momento, cuando llega marzo es cuando comienza la recolección.
Pero las labores de recolección se realizan la noche antes. Es muy importante que los espárragos se recojan sin luz para evitar que la punta se vuelva morada y pierdan calidad. Desde las ocho de la tarde, las cuadrillas recorren los grandes surcos para ir cortando todas las esparragueras. «Dependiendo de lo sana que esté la planta en verano, así será la producción en la primavera»
Desde primera hora de la mañana, unos 70 trabajadores se ponen manos a la obra para limpiar, clasificar y empaquetar los espárragos que ese mismo día salen a la venta, bien en el mercado local o en otras ciudades. Casi la mitad de las ventas, un 40%, se realiza en los mismos almacenes existentes en el municipio, ya que son los propios clientes quienes se aproximan para realizar la compra. «Casi es la mitad de lo que vendemos», reconoce Belloso.
Otra parte importante de las ventas se realiza a los restaurantes, tanto locales como algunos de los más importantes del país debido a la calidad del producto. Y, finalmente, como viene ocurriendo desde la pandemia, la página web se ha convertido en otro punto importante de ventas para las empresas.
relevo generacional. El problema al que se enfrenta ahora este producto es la falta de relevo generacional. Los dos grandes productores tienen 56 años y no ven muchas posibilidades de que alguien les releve. «Yo tengo dos hijas y ninguna parece estar por la labor», reconoce Enrique Belloso, el principal productor. Uno de los motivos es la problemática que tienen que afrontar a la hora de encontrar trabajadores suficientes a la hora de afrontar las campañas. Sin ir más lejos, este año, no han tenido más remedio que recurrir a cuadrillas llegadas desde Jaén para realizar el trabajo de recolección. «Evidentemente, hay que proporcionarles un lugar donde pernoctar y eso nos está llevando a aumentar los costes».