Orson Welles ya demostró con la emisión de ‘La guerra de los mundos’ en 1938 el increíble poder y versatilidad de la radio. Este medio de comunicación no sirve únicamente para informar o entretener sino que es una herramienta polivalente que, en el caso de casi una veintena de centros educativos de Valladolid, se utiliza para enseñar y formar a los estudiantes.
Seguramente muchos de los chavales que participan en estas emisoras escolares nunca han oído hablar de Welles y todo lo que implicó su impactante programa. La mayoría, antes de participar en esta experiencia, no escuchaban la radio habitualmente, ni tan siquiera las emisoras musicales. Pero gracias a la iniciativa de un grupo de profesores, en varios centros de la provincia, ahora se comportan casi como verdaderos profesionales del medio y buscan referencias en programas de emisoras profesionales.
Los docentes que dirigen las 17 emisoras de la provincia, unidas en la red de radios escolares, destacan la «impresionante» herramienta en que se ha convertido la emisora en los centros educativos. «Se puede trabajar la inclusión educativa, pero es válida para cualquier área, además de mejorar la expresión escrita y oral e incentivar la creatividad», destaca María Méndez, del colegio Rosario Pereda de Viana y coordinadora de la red. Esta profesora defiende apasionadamente los beneficios de la iniciativa, que necesita que los estudiantes se sientan «identificados» con el proyecto.
Descubrir el medio. La identificación de los alumnos con el medio suele ser casi «inmediata», aunque los profesores apuntan que no es lo mismo trabajar con chavales de Primaria que de Secundaria o Bachillerato. En el caso de los colegios la experiencia de Viana es una referencia porque el centro para su actividad educativa durante 15 o 20 minutos, un día a la semana, para que todos puedan escuchar o participar en el programa de radio. «En Primaria hay que trabajar en iniciarlos en el contacto con el medio, con temas que les interesen. A los chavales les gusta oírse», apunta Alberto Resina, del colegio Ignacio Martín Baró. Resina define las radios escolares como un «proyecto de servicio» y José Ramón Uldemolins, del IES Pinar de la Rubia, destaca que dan proyección social y visibilidad al trabajo que se hace en los centros educativos. Eso sí, todos coinciden en reclamar más apoyo de las administraciones, en concreto de la Consejería de Educación, para que los centros puedan dotar a las emisoras de medios técnicos y espacios adecuados. «Hace falta infraestructura en los centros porque cada uno tiene que gestionar individualmente cómo conseguir el material», denuncia Uldemolins.
La falta de medios en algunos centros se palia con esfuerzo personal de los profesores y la creatividad y motivación de los alumnos. «Para ellos es un juego. La mayoría no escuchaba la radio, pero ahora se han enganchado. Escuchan programas y los analizan», detalla Ana Villagrá, del IES Zorrilla. Este centro tiene su propia emisora desde hace más de 12 años y es la ‘envidia’ pero también el ejemplo para los noveles, como el Ramón y Cajal, donde funciona desde hace cuatro meses. «Hemos pasado de cero a cien en muy poco tiempo. Los profesores recibimos un curso de formación, pero lo más complejo fue dominar la parte técnica», detalla Mª Ángeles López.
Una parte que controla a la perfección Alejandro Robles, un alumno del Zorrilla de 14 años. «Me decanté por el control porque me da miedo hablar en público», confiesa. Él se encarga de que compañeros como David Barrios, de 14 años y que lleva tres en la radio, pueda hacer su programa sobre videojuegos, cine y ciencia. «La radio me ha servido para mejorar el lenguaje y para redactar mejor. También para aprender a buscar información y contrastarla», apunta. Por su parte, su compañera Alicia Quevedo, de 14 años, llego a la emisora cuando estaba en 1º de la ESO y la atrapó. «Te puedes expresar y contar cosas distintas. Además, los compañeros nos proponen temas y nos ayudan a mejorar», detalla.
Un veterano de las ondas es Alvar del Prado, un alumno de 16 años del IES Pinar de la Rubia. Actualmente es el director de la emisora. «Propongo temas y coordino», explica. Este estudiante reconoce que el proceso de investigar los temas para hacer los programas de radio, tanto si son sobre temas que les interesan a los chavales como si son propuestas de temas educativos, les permite adquirir unos conocimientos importantes. «Es divertido, aprendemos muchas cosas, mejoramos la dicción y trabajamos en equipo», resalta.
Una opinión que comparte Lucía Arribas, alumna de 16 años del IES Ramón y Cajal, que detalla que la radio le sirve para «mostrar al mundo cosas distintas». De hecho, encuentra ventajas frente a las nuevas tecnologías habituales en los adolescentes. «Es más fácil expresarse en la radio que mediante un post o publicación en una red social», asegura. Aunque también reconoce que le ha sorprendido el trabajo «previo» que conlleva la realización de los programas. Su compañero Manuel Jorge García, de 13 años, explica que a él lo que más le gusta es hacer entrevistas, pero también le ha sorprendido que hay que prepararlo mucho antes de emitir, ya que como el resto de compañeros pensaba que todo era mucho más «improvisado».
Una iniciativa la de las radios escolares y la de esta red de emisoras que para nada está improvisada y que este año centrará su trabajo en el poder de la radio para reflejar y promover la diversidad en todas sus formas.