Santiago González

CARTA DEL DIRECTOR

Santiago González

Director de El Día de Valladolid


Acoger a los inmigrantes es una tarea que implica a todos

29/10/2023

La inmigración es un fenómeno creciente en el mundo y que deberían tomarse en serio desde las instituciones internacionales. Su solución es tarea de todos y no solo de unos pocos países o de unos pocos dirigentes políticos. Es más, la política debería quedar fuera de un problema humanitario que requiere un criterio común y unas decisiones conjuntas que no vayan en perjuicio de una zona geográfica concreta. La Unión Europea debería ser una de esas instituciones que ponga manos a la obra y comience a desarrollar una política común solidaria, tanto con los inmigrantes como con los países que hacen de frontera, que tenga en cuenta todos los factores y posibles soluciones.


Todo esto viene a cuento de la polémica suscitada esta semana en Valladolid por la llegada desde Canarias de 250 inmigrantes al Hotel Balneario Las Salinas de Medina del Campo y 25 más a la capital. De acuerdo en que el Gobierno, como lo hace todo casi siempre, ha actuado sin contar con nadie más y, a pesar de que las competencias son suyas, hubiera sido muy conveniente informar del traslado a los ayuntamientos afectados y a las administraciones autonómicas. La queja es generalizada en toda España. Dicho esto, tiene que imperar la solidaridad, en primer lugar con las instituciones y ciudadanos canarios que están desbordados por la avalancha, y en segundo lugar con esas personas que llegan a Europa a través de España en busca de un lugar mejor para vivir.


Más allá de gestos y declaraciones demagógicas y populistas, como las que mantienen los dirigentes de Vox, que no ayudan en nada a solucionar el problema, hay que abordar este asunto con seriedad y humanidad. Cualquier parche solo serviría para esconder la realidad durante un tiempo, pero al final solo sirve para aplazar el envite. Hay que coger el toro por los cuernos y plantearse la forma en que revertir un fenómeno global que causa mucha desgracia, dolor, riqueza inmoral para esas mafias que trafican con seres humanos e incluso inseguridad, en algunos casos. No se puede andar con paños calientes, hay que buscar medidas y perseverar en su aplicación para, en primer lugar, facilitar que estas personas que se ven obligadas a emigrar puedan vivir en sus países de forma digna y con un trabajo que les permita mantener a su familia. Y en segundo lugar, hay que establecer fórmulas para integrar social y laboralmente a todos los que lleguen. Y esto no puede hacerlo solo España, sino que la iniciativa tiene que ser europea y la solidaridad también, no pueden asumirla los países del sur a donde llegan las pateras y los barcos llenos de inmigrantes en deplorables condiciones.


Centrándonos en la provincia, la llegada de varios cientos de inmigrantes de forma temporal no rompe ninguna convivencia ni va a extender enfermedades entre la población. Vuelvo a reclamar solidaridad y humanidad para recibir a unas personas que han pasado ya demasiadas fatalidades. De momento, su estancia será temporal, entre 15 días y un mes según anunció el Gobierno, no obstante, hay que reivindicar la existencia de infraestructuras de acogimiento que permitan una vida digna a los inmigrantes desde el primer momento de su estancia en nuestro país. Seguramente eso evitaría muchos de los problemas de inseguridad que, en ocasiones, lleva aparejada su llegada a algunos barrios o ciudades.


En definitiva, como ya he dicho otras veces, estoy seguro de que ninguno de ustedes, queridos lectores, estaría dispuesto a abandonar su casa, su familia y su país para emprender un viaje en el que pasaría penurias, hambre y todo tipo de calamidades y que, en demasiadas ocasiones, acaba en medio del mar. Seguro que ninguno de los inmigrantes estaría dispuesto en condiciones normales, lo suyo es necesidad y supervivencia. Que hay algunos casos de delincuencia, claro. Pero eso no puede cegarnos ni distorsionarnos la realidad.


Hagamos que su estancia entre nosotros sea agradable, que puedan olvidar sus miedos y sus penas, y apartemos la política de una situación que debemos tomar en serio porque tiene pinta de que solo crecerá en los próximos años. Mientras no cambie el panorama en sus países de origen y terminen los conflictos será complicado frenar el movimiento migratorio.