Se puede estar parado pero no quieto. Con esa idea surgió esta marcha de parados que se inició el pasado 26 de julio en Avilés y que llegará a Madrid el 21 de julio. En el camino se les han unido caminantes de Galicia y León, y hoy esperan que se les sumen, al menos, otros diez compañeros en Valladolid.
La cita será sobre las 11 horas en Fuente Dorada. Allí esperan poder realizar una asamblea para concienciar a los parados vallisoletanos de que «hay que hacer algo, que no se puede estar quietos ante esta situación», como asegura Ángel Catalán, un veterano en este tipo de reivindicaciones. Y es que Ángel ya recorrió a pie el pasado mes de enero los casi 450 kilómetros que separan su casa en Asturias de la capital madrileña para entregar su curriculo en el Ministerio de Empleo y denunciar su situación y la de los otros desempleados del país.
En la ruta le acompañan otros 20 andarines, cuyas edades oscilan entre los 21 años del más joven y los 64 del más veterano, que además hace las etapas corriendo. Otro veterano, prejubiliado, hace la marcha porque entiende que esto es un problema de todos. «Y todos tenemos que hacer algo para cambiarlo y que nuestros hijos y nietos tengan trabajo».
Saben que la marcha que le precede, la de los mineros, se lleva toda la atención mediática, pero ellos quieren agradecer el apoyo de la gente que les ha recibido en sus etapas hasta Valladolid. Coinciden que «cuanto más pequeño es el pueblo más solidaria es la gente».
Ayer durmieron en el polideportivo de Villanubla, pero hoy en Valladolid no saben dónde podrán acampar. «No nos han dejado ningún lugar y no podemos montar las tiendas de campaña», aseguran. Pero siguen en marcha.