El cineasta Álex de la Iglesia estrena mañana en Netflix la miniserie 1992, un thriller con el que regresa a las pantallas y que discurre en una Expo de Sevilla convertida en un lugar «misterioso y tenebroso», un parque de atracciones en ruinas, en el que hubo un pasado de esplendor.
El director de casi una veintena de películas, como El día de la bestia o Balada triste de trompeta, ha confiado para este proyecto en los actores Marian Álvarez y Fernando Valdivielso. Son seis capítulos ideados por De la Iglesia y su mano derecha, Jorge Guerricaechevarría, a partir de un guion de Pablo Tébar y Jorge Valdano, en los que se cuenta, a un ritmo frenético, unos misteriosos asesinatos que tienen lugar 30 años después de la exposición universal.
En estos crímenes el asesino tiene la misma forma de actuar: quema a las víctimas y junto a sus cuerpos deja un pequeño muñeco de Curro, la mascota de la Expo'92.
«Elegí la Expo porque vi unas fotos en internet de Curros almacenados y oxidados, como comidos por el tiempo, y dije ¡esto es una historia! porque recuerdo aquella época con esa mezcla de bruma, confusión, de temor de que ocurriera algo terrible, de hecho se incendio un pabellón y se hundió un barco, y todo parecía como si hubiera alguien detrás».
Ese fue el origen de esta historia, que tiene mucho del cine de máscaras y cómic de De la Iglesia, pero que deja también al descubierto el mundo de la corrupción.
Es un asesino que prende fuego a algunos de esos personajes que se mueven como pez en el agua en ese ambiente corrupto en época de fastos, y que sobrevive en las ruinas, como en los crímenes del Museo de Cera o en el Jorobado de Notre Dame, tal y como cuenta el director de la producción.
Son unos personajes que nos hacen pensar en la conducta humana. «Es un caso de corrupción que se repite en el tiempo. Ahora hay casos de corrupción, entonces los había y quizás digamos que esa época, lo que representa 1992, fue el origen del descubrimiento de un montón de asuntos que han ido conformando la imagen que tenemos ahora de un sistema».
Los hilos conductores de esta ficción son Amparo (Marian Álvarez) y Richi (Fernando Valdivielso). El marido de ella muere en la primera gran explosión, y su obsesión es saber la verdad. Decide investigarlo con un expolicía alcohólico, que trabaja de vigilante de seguridad y con el que logra una conexión especial.
Concentración absoluta
Rodar con el director y guionista ha sido para ambos actores como «un juego», pero también les ha exigido «una concentración absoluta» porque el rodaje ha sido muy rápido: Álex «es una ametralladora de dar órdenes y subirse a su carro necesita un estado de concentración...», explica la actriz.
«Hay algo superbonito en eso porque de repente no reflexionas y salen cosas muy puras y buenas realmente, pero también es andar como en un hilo», añade el actor.
La pregunta inevitable a Valdivielso es si le fue complicado rodar e interpretar de esta forma a Richi, una persona con tantos conflictos internos. «Tuve que ver muchas cosas y luego traducir todo eso en lenguaje», señala.
Los dos han afrontado el rodaje de la misma forma que lo hacen con una película, como lo ha hecho De la Iglesia a la hora de rodar la que podría ser la primera temporada de 1992. ¿Hay cabida para una segunda entrega? «Sí, me encantaría hacer como en True detective pero con el mismo estilo. Y me gustaría hacer otro crimen en la Barcelona del 92, continuar con 1992».