Basta con dar un paseo por la Plaza Mayor o aledaños para comprobar el boom de los pisos turísticos en la capital, aunque también es un fenómeno que se ha extendido con la misma intensidad en la provincia. El efecto de este modelo de negocio, que está creciendo exponencialmente en los últimos años, es muy evidente en el cogollo del centro de Valladolid porque más de una docena de edificios sin uso, algunos de ellos con importante valor patrimonial, se han rehabilitado y reconvertido para ofertarse como alojamientos.
El cambio de paradigma en el modelo turístico local también se certifica si se repasan las licencias de obras que ha concedido el Ayuntamiento de Valladolid en los últimos meses. Los proyectos de reforma de inmuebles, aunque también hay de nueva construcción, para destinarlos a este uso se reparten por todo el casco histórico, pero también están llegando a los barrios, incluso a los más periféricos, y ya funcionan en Parquesol y hay proyectos en Delicias, Pilarica o Pinar de Jalón. «Cada vez hay más apartamentos, pero todavía hay hueco para nuevos proyectos porque la demanda sigue en aumento», apunta Francisco Moreno, presidente de la Asociación de Propietarios y Gestores de Viviendas y Apartamentos Turísticos (AVAT).
Y la prueba del algodón son los datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE), que reflejan que en el último lustro se han triplicado los viajeros y pernoctaciones en este tipo de viviendas en la provincia. De hecho, solo en los ocho primeros meses de este año ya se ha superado sobradamente el global de años anteriores. La encuesta de ocupación en estos alojamientos refleja que hasta agosto han registrado 61.658 pernoctaciones frente a las 31.545 contabilizadas en el mismo periodo del año pasado. Eso supone que 20.412 viajeros, frente a los 9.907 del año pasado, optaron por esta alternativa frente a la clásica de los alojamientos hoteleros.
Y el porcentaje se dispara hasta un incremento del 326% si se compara con los ocho primeros meses de 2019, cuando se popularizó esta opción en Valladolid se sumaban 18.878 pernoctaciones derivadas de los 7.071 viajeros registrados en ese periodo. Una cifras llamativas, pero que todavía están muy alejadas de las de ocupación hotelera, que supusieron 653.118 pernoctaciones en el mismo periodo de este año gracias a 366.781 viajeros.
Esto supone que, a pesar del boom, los pisos turísticos alojan casi un 10% de los viajeros que se desplazan a Valladolid. Eso sí, tienen una ocupación media anual del 75% y también superan la estancia media en los hoteles.
Crecimiento.
«El crecimiento de esta oferta está siendo muy ordenado y reglado. Somos una referencia en el entendimiento y la colaboración con las administraciones públicas, pero también con los vecinos», detalla Fernando Álvarez, precursor de este tipo de alojamientos en la capital y que actualmente gestiona 60 apartamentos, ubicados todos en el centro.
Álvarez inaugurará en unas semanas ocho nuevos apartamentos en la calle Correos, en el antiguo edificio de la pensión La Cueva, que llevaba años sin uso. Ytiene previsto poner en funcionamiento otros cuatro el próximo año en un edificio cercano a la Plaza Mayor, donde ya tiene otros operativos. En su caso la apuesta se localiza en el casco histórico para dirigirse a un público muy específico, que busca un tipo de alojamiento de calidad y con determinados estándares. «Hay que ofrecer un producto muy profesional», destaca. Y esa profesionalización es una de las bazas del sector en Valladolid, que lo ayuda a diferenciarse de la oferta en otras capitales, donde se han registrado numerosos problemas derivados de la masificación de la demanda y el turismo 'de borrachera'.
Los expertos apuntan que los motivos que llevan a los viajeros a decantarse por este tipo de alojamiento son principalmente económicos y prácticos. Ambos pueden considerarse extrapolables a Valladolid, aunque desde la AVAT se reitera que en el caso vallisoletano el perfil del cliente es familiar o profesional. «Nuestra oferta se puede comparar con hoteles de cuatro estrellas, no buscamos el turismo joven. Estamos enfocados al de calidad», reitera Moreno.
El presidente de la AVAT, que gestiona actualmente 29 alojamientos en la capital, detalla que la oferta está creciendo en la provincia porque la regulación es más laxa que la de las casas rurales y que ahora es una inversión que se amortiza más rápido que la de una infraestructura hotelera. De hecho, él acaba de inaugurar un bloque de 19 apartamentos en la plaza de San Juan y tiene en obras un bloque para otros 11 en la calle Santa María. Además, tiene en proyecto otro en la zona de la plaza Circular.
Los responsables de estos negocios destacan que puede ofrecer una oferta más flexible y si sigue el crecimiento del turismo pueden dar «una respuesta rápida» a esa demanda. De hecho, en la calle Ferrari se está rehabilitando el numero 6 para acondicionar seis apartamentos y en la Bajada de la Libertad ya están operativos otros cuatro.
Además, tanto Moreno como Álvarez destacan el impacto positivo en la economía local porque estos negocios generan empleo directo e indirecto de cercanía, además de favorecer a la hostelería. «No somos competencia de los hoteles. Respondemos a una demanda que busca otro tipo de establecimientos y somos un complemento para los bares y restaurantes, con los que incluso tenemos acuerdos», detalla Álvarez.