La sala de exposiciones de la Iglesia de las Francesas, la Iglesia de San Benito y el Campo Grande se convierten en los escenarios de la 26 edición del Festival Internacional de Fotografía PHotoESPAÑA, que versa sobre la percepción de los paisajes y que podrá visitarse desde este viernes.
La inauguración de la muestra ha tenido lugar este viernes en la sala de las Francesas y ha corrido a cargo del gerente de Fundación Municipal de Cultura, Carmelo Irigoyen; la directora de PHotoEspaña, María Santoyo; la jefa de Prensa PHotoEspaña, Isabel Cisneros; la directora del Museo Nacional del Romanticismo, Carolina Miguel, así como los artistas que integran la exposición.
Así, el festival desembarca por tercer año consecutivo en Valladolid, de forma que la capital del Pisuerga se convierte desde hoy en subsede del certamen con la inauguración de tres muestras: 'El color local es un invento extranjero', de Cristina Garrido, en Las Francesas; 'El bosque en los ojos', de Juan Millás, en San Benito, y 'Las flores mueren dos veces', de Cristóbal Ascencio, en la verja exterior de Campo Grande.
Las propuestas para los tres espacios tienen como eje temático común el concepto de 'Jardín Imaginario', un espacio de ensoñación y experimentación en el que se utiliza la simbología de la naturaleza como punto de partida.
"Son propuestas que hemos seleccionado y cuidado con mucho mimo que no dejarán de sorprender al público, a aquel público que no los conozca y a aquel público que esté interesado por la creación emergente", ha sostenido Santoyo.
A través de 'El color local es un invento', la artista Cristina Garrido colecciona imágenes de pinturas de paisaje en las que aparece el cielo y las configura en forma de pantonera con el fin de destacar la intersección entre lo político y lo estético en la construcción de identidades colectivas.
"Por un lado, hay un reflejo de lo externo, de lo que es capaz de plasmar el artista, pero también es un reflejo de la subjetividad de esa persona", ha explicado Garrido, que durante su estancia en los Países Bajos reparó en cómo un paisaje influía en su estado emocional.
Por su parte, Juan Millás reúne reportajes editoriales, series autobiográficas, exploraciones líricas subjetivas y ensayos visuales en la muestra 'El bosque en los ojos', que recoge una etapa de "enorme entusiasmo naturalista", según ha aseverado el fotógrafo.
Igualmente, Cristóbal Ascencio explora una relación paterno-filial a través de las 16 obras que componen 'Las Flores mueren dos veces', tras descubrir que la muerte de su padre fue un suicidio.
De esta manera, Ascencio realiza una representación tridimensional del jardín mediante fotogrametría que aborda las cuestiones relacionadas con las plasticidad de la memoria representada en las plantas que cultivaba su padre y que aún hoy siguen vivas.
"Esta exposición viene a fijar esa manera de trabajo que tenían los artistas del siglo XIX, y que para la institución es un honor que artistas contemporáneos como Cristina de repente vengan a las colecciones de hace dos siglos y encuentren en ellas un azicate para su propio trabajo", ha concluido la directora del Museo Nacional del Romanticismo.