Con cierta frecuencia me para por la calle un vecino que dice ser amigo y lector, no siendo ni lo uno ni lo otro. He detectado, sin necesidad de realizar ningún esfuerzo, que no suele terminar la mayoría de los artículos, aunque siempre acostumbra a ser muy crítico con el contenido de estos. Con respeto le atiendo y escucho. Aunque sea incompleto, siempre es interesante y en muchas ocasiones me hace bajar del boli al asfalto.
El ultimo día que nos encontramos me preguntó, casi interrogó -él no saluda, dispara-, si iba a "pronunciarme" sobre los dos vallisoletanos que habían sido nombrados ministros. Después de hablar cerca de media hora en la calle, con el carro de la compra lleno de productos perecederos (como él y yo) me fui con la sensación de no saber si le habían gustado o no los nombramientos. Las personas que hablan mucho y de todo, no suelen fijar con claridad su posición.
Sobre esta columna, si mi vecino lector ha llegado a leerla hasta aquí, se va a mostrar más crítico que nunca. Honestamente, pienso que es bueno para Valladolid que haya dos ministros de esta tierra. Personas que se han formado profesional y políticamente en Pucela, la han vivido, conocen sus necesidades y sus puntos fuertes y débiles. Me alegro, yo jamás les hubiese nombrado, aunque tampoco, nunca, ni en sueños, he sido presidente. Les deseo suerte por el bien de España.
Cuando se habla de este asunto, enseguida sale el manoseado tema del soterramiento que cada día se asemeja más a una disputa futbolera de barra de bar, en donde "los cambios de tiempo" que "no de posición", como diría Patxi López, son muy marcados. Hay colectivos, asociaciones, organizaciones, instituciones, medios de comunicación…que, en la anterior legislatura, defendían la integración en superficie y consideraban inviable el soterramiento y ahora opinan lo contrario. Le pasa lo que a mi no-amigo y medio lector que, en una de nuestras ultimas charlas, me fui con la duda sobre cuál era su modelo para superar las vías a su paso por la ciudad. Creo que él querría los dos proyectos al tiempo o quizás ninguno para poder seguir quejándose.
El ministro Puente, lo tiene fácil. Igual que nos quiso hacer entender cómo se puede pasar de ser un prófugo de la justicia a ser un exiliado político por necesitar sus votos (la aclaración del embarazo o "las meigas judiciales" mejor olvidarlas, hoy no toca hablar de alta política), en el caso del soterramiento podría explicárnoslo de forma similar, pues en ese caso fueron los votos de VTLP los que necesitaba para ser alcalde y los que le hicieron cambiar de criterio y de notario. Ahora, con el nuevo "cambio de tiempo" y "la degradación", podría impulsarlo. Ojalá, pero lo dudo.
Me alegro de los nombramientos porque si quieren (espero que sí) y pueden (eso es otro cantar), se podrían materializar asuntos como: el Campus de la Justicia (acuerdo firmado por Puente con el anterior Gobierno), mejorar definitivamente la financiación de la SEMINCI, poner a punto el Museo Nacional de Escultura y que pase la ITV de los nuevos tiempos para conseguir que los vallisoletanos le sientan como algo suyo, acondicionar adecuadamente y dar vida al aeropuerto de Villanubla y poner corazón y ganas a las necesarias infraestructuras que los vallisoletanos necesitamos. Supongo que para ninguna de estas cuestiones habrá que pedir permiso al presidente de la Generalitat, a Puigdemont o llevarlas a las reuniones secretas con los verificadores. Se trata de poner más voluntad y cerebro que músculo y hormonas. Ya veremos.