"En Cabo Verde no paraba, aquí con el frío pierdo energía"

David Aso
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«Al llegar me sorprendió la cantidad de cosas que se venden en los supermercados, y la ciudad me gusta, pero los inviernos son duros», cuenta Fredy Conceiçao, caboverdiano afincado en Valladolid desde 2018

Fredy Conceiçao, en la playa de las Moreras. - Foto: Jonathan Tajes

Años en valladolid: 6
Profesión: Operario de almacén
Comida y bebida favorita: Fideuá de marisco y vino tinto
Rincón favorito: Playa de las moreras

No es habitual toparse en Valladolid con alguien de Cabo Verde, antigua colonia portuguesa situada frente a Senegal, integrada por diez islas que suman algo menos de medio millón de habitantes. Procedente de una de ellas, la de Sal, y concretamente de la ciudad de Santa María, llegaba a esta tierra en 2018 Fredilson Conceiçao Fortes (1991), más conocido como Fredy, el pequeño de ocho hermanos. «Hasta en la oficina de extranjería se sorprendieron al verme aquí», relata. No en vano, el censo más reciente refleja que en toda la provincia sólo hay nueve caboverdianos.

Para Fredy el cambio fue «brutal». Allí era instructor de actividades acuáticas, así que se pasaba «casi todo el día fuera de casa, sobre todo en la playa»; y aquí, después de sacarse el carné de conducir y el de carretillero (además del título de socorrista por si acaso), siempre ha trabajado de operario de almacén, por empleos de ETT que, en apenas seis años, le han llevado a rodar por empresas de conservas, gusanitos, automoción, farmacia, paquetería, metal… «En unas estuve dos o tres meses, en otras seis… Esto tiene su parte mala pero también buena, porque si estás a gusto te quedas y si no, te vas», opina. 

Tan drástico como el cambio de trabajo o más le resultó el meteorológico: de un clima tropical seco, con temperaturas entre 20 y 24 grados todo el año, al recio invierno castellano. «Allí no paraba, pero aquí el frío me cambia el carácter, pierdo energía y en esos días salgo muy poco, salvo para trabajar. Aunque luego en verano lo llevo mucho mejor, sobre todo cuando vamos al pueblo de mi pareja», Villaverde de Íscar. Y es que no todo lo que supuso la mudanza fue negativo, ni mucho menos: la conoció en Cabo Verde como alumna de surf, empezaron a salir, se vino de visita a la ciudad en 2016 y en 2018 decidieron estabilizarse aquí; actualmente en la zona de Cuatro de Marzo y ya con dos niñas, Lola y Amaya, de tres y dos años.

Pero «lo que más» le «sorprendió» de Valladolid no fue el clima, sino algo tan rutinario y poco llamativo para un pucelano como «ver la cantidad de marcas y variedad de productos que se venden en los súper, que son enormes en comparación con los comercios de Cabo Verde». Y la ciudad le gusta, empezando por «el centro, Campo Grande o Las Moreras». 

En Cabo Verde sigue casi toda su familia y procura ir una o dos veces al año, pero lo que le depare el futuro… Fredy no descarta mudarse con su pareja y sus niñas a Canarias, «a dos horas y media» de su tierra natal y con un clima parecido. De momento se da de plazo hasta navidades, así que el tiempo dirá, aunque el atmosférico no le ayude a echar raíces.