ACOR es una cooperativa con sus centros de producción en Olmedo. La responsable de Calidad, Medio Ambiente y Seguridad Alimentaria, María Valverde, explica la importancia de la sostenibilidad y los retos de futuro de esta entidad.
¿Qué importancia tiene la sostenibilidad en el Plan Estratégico?
Es un pilar fundamental. Definimos la estrategia de la cooperativa vinculada a la sostenibilidad a través de tres aspectos: económico, social y ambiental. Se basa en mejorar la eficiencia en todos los procesos productivos optimizando los recursos, desarrollar proyectos basados en la innovación y favoreciendo la rentabilidad de las explotaciones de los socios. Esto siempre con el compromiso total de la sostenibilidad desde el cultivo pasando por los procesos productivos y hasta los productos finales.
¿Cuáles son los principales proyectos ya en funcionamiento acometidos en los últimos años?
Los que ya están en marcha están centrados en reducir la huella de carbono dentro de la política de descarbonización y eficiencia energética de ACOR. Los tres principales han supuesto una reducción del 44% de la huella de carbono.
En 2022 se puso una instalación fotovoltaica en la fábrica azucarera, que sirve para reducir el consumo de energía eléctrica. El segundo es el proyecto Punto Cero, desarrollado en la campaña de la remolacha de 2022-2023, que consiste en recibir la remolacha en seco y, además de reducir la huella de carbono, se reduce la huella hídrica. Y la planta de secado solar de la pulpa es el tercer proyecto, que comenzó en la campaña del 2022-2023.
Antes, la pulpa se sacaba en unos secaderos que consumían gas natural y ahora se ha sustituido por energía solar y eólica, es decir, cuando las condiciones meteorológicas son las adecuadas, la pulpa se ensila en plásticos, se abre y se seca al sol. Con este proyecto se reduce el consumo de gas natural un 33% y generan 25 puestos de trabajo en el entorno de Olmedo. La inversión se amortizó en una campaña.
¿Y los proyectos de futuro?
La generación de vapor en ambas fábricas se hará a través de dos plantas de biomasa sostenible certificada. Por lo tanto, la fábrica azucarera reducirá el 50% de la huella de carbono, en una primera fase, y en la planta de tratamiento de aceites estará estimado en un 70%.
Pero tenemos un reto en cuanto al uso del agua. Para el plan estratégico del próximo año se recogerá la reducción y optimización de este bien, tanto en la parte agrícola, como en la parte industrial. En esta última, se han desarrollado algunos proyectos que ya han contribuido a reducir la huella hídrica. Pero seguirá trabajando en este aspecto. Es el gran compromiso para los próximos años, tanto la reducción como la optimización del uso del agua.
¿Es posible llegar a la meta de no generar residuos?
Nuestro modelo de negocio es circular y las salidas principales de los procesos productivos de nuestras dos fábricas, que son la fábrica azucarera y nuestra planta de tratamiento de aceites de oleaginosas, son coproductos y no residuos. Sirven como materia prima para otros eslabones de la cadena, como son la pulpa de remolacha, las melazas, las harinas para la alimentación animal o las espumas de carbonatación, que son un fertilizante para suelos ácidos.
De nuestros procesos productivos se obtienen coproductos y no residuos. Y los residuos que se generan son de actividades auxiliares, ACOR, de forma voluntaria, ha obtenido una certificación de residuo cero en las dos plantas, minimizando la producción de residuos de esas actividades auxiliares. Y se ha logrado su valorización, es decir, su reutilización, reciclado o revalorización energética en más del 90%. Es decir, tan solo se genera residuo en las actividades auxiliares y en un 90% se valorizan evitando su depósito en vertederos.