La guitarra flamenca de Valladolid

M.B.
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Raúl Olivar cuenta con cinco discos (seis si se cuenta un recopilatorio , 'Diario de seis cuerdas') y ha tocado en medio mundo, a veces solo, a veces en dúo y otras con una banda

El artista vallisoletano Raúl Olivar. - Foto: caraAcara

Su hermano Javier tocaba la guitarra; su hermana Raquel estudiaba para soprano; y su padre escuchaba, entre otros, a Paco de Lucía. «En esa atmósfera me surgió la pasión por la guitarra flamenca», recuerda Raúl Olivar sobre sus inicios musicales. En los primeros años de manera autodidacta, con su hermano, aunque en su caso era más canción de autor; en los siguientes, de la mano del maestro Luis Lara: «Había poco flamenco y pocos maestros; y él me marcó». Lara le llevó a la Escuela de Danza Mariemma, para tocar acompañando al baile. Una de las facetas que nunca ha dejado.

Todo ese aprendizaje lo acompañaba de su propia inquietud por la composición: «Siempre quería hacer algo propio, mi música». Y en 2000 lo hizo realidad. Por entonces se fue seis meses contratado por un cuadro flamenco a Verona (Italia) y a su vuelta, «al ver que esto iba ya en serio», publicó su primer disco, 'Sueños': «Tenía muchos temas y gracias a Daniel Álvarez, bajista de 'Palabra Maldita', los grabé».

Antes había pasado por 'Toca madera', un grupo de amigos que se había juntado para tocar... «tres seguimos haciéndolo juntos». En su caso, ya con el nombre artístico de Raúl Olivar, «porque es más sonoro».

Desde entonces ha sacado cinco discos más, uno de ellos, recopilatorio. Cada uno con diferentes músicos y colaboraciones. En 'Sueños' (2001) y 'Reflejo del alma' ( 20017), con los mismos acompañantes que luego se subía al escenario. En 'Un rincón para soñar' (2013) contó con Paquito González, uno de los grandes percusionistas que existen en España. «Siempre busco lo instrumental, me baso en ello, aunque en algunos temas hay cantes, para lo que busco colaboraciones», aclara. 

Javier Ruibal, Jesús Cifuentes, Carlos Chaouen, Rafa Escudero, Santi Borja... han sido algunos de los que han puesto voz en sus temas: «Yo lo que hago es flamenco aunque hay una parte de fusión. En algunos temas se abren por el tipo de voz, como por ejemplo en una bossa aflamencada que canta Cifu». También hay recuerdos a su tierra, como en 'Castellano' (2017), con guiños a la música tradicional más cercana.

«Compongo cuando surge la inspiración, dejo que fluya. Me agarro al instrumento y me centro en lo que llega. Las vivencias y estados de ánimo ayudan. Pero busco el silencio y estar tranquilo», explica sobre sus canciones, que han recorrido medio mundo, desde China a Nueva York, pasando por México o India, a veces en formato dúo con piano, otras en cuarteto y otras con voz. Hace unas semanas se embarcó en el proyecto 'Guitar Wine', que le llevará de nuevo a México, donde dará dos conciertos a finales de octubre: «Son catas de vino personalizadas musicalmente. Habrá improvisación».

Raúl Olivar reconoce que la guitarra y sus uñas son importantísimas: «Tengo unas siete guitarras, aunque la más especial es que la me regalaron mis padres a finales de los 90. Luego el tema de las uñas es nuestro caballo de batalla, ni muy largas ni muy cortas. Nuestro toque es agresivo y hay que cuidarlas».

En Valladolid sí hay afición por el flamenco. O él así lo ve. Y aunque es de Valladolid y a alguno le extraña que toque la guitarra, tiene claro que es de los que les gusta el flamenco puro: «Me gusta algo de fusión, pero es que ahora eso es casi flamenco puro. Yo trato de mantener la raíz del flamenco en todos los palos».

Además, desde 2006 acompaña en las clases del Conservatorio de Danza al baile. Nunca ha dejado de hacerlo, aunque lo suyo es más la guitarra solista.