Pinchos de calidad para celebrar las fiestas

D. Núñez
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El restaurante Ángela destaca la inversión que hace la hostelería en estos días para que el público pueda comer rico

Jesús Alejos, del restaurante Ángela, que subraya que no es asunto fácil dar lo mejor de sus cocinas a un precio de 3,5 euros. - Foto: Jonathan Tajes

Si hay algo que preocupa a los veteranos de la Feria de Día es no perder la calidad que ya ofrecen a diario a sus clientes en sus bares y restaurantes. Así lo asegura Jesús Alejos, del restaurante Ángela, que subraya que no es asunto fácil dar lo mejor de sus cocinas a un precio de 3,5 euros. Explica que la inversión que hace negocios como el suyo es importante para tenerlo todo listo de cara a la Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo. Contratan a más personal, deben pagar todos los servicios de las casetas y hay que darle una vuelta a los pinchos para ofrecer cosas ricas para disfrute la gente y que se puedan dar desde la caseta. 

Este restaurante lleva participando en la Feria de Día desde el primer año. Fue un evento que se trajo de Málaga y salió bien, afirma. Se apostó por esta forma de vivir los días festivos con los vallisoletanos y desde este negocio de hostelería se asevera que toca hacer «un esfuerzo muy fuerte» porque los gastos son altos para estos pocos días. Es más, toca salir a la calle y montar casetas porque durante las fiestas la gente prefiere comer fuera a hacerlo dentro del restaurante. Pero lo que más les preocupa es «cuidar la imagen» del Ángela durante esos días. No se trata de estar con cualquier cosa en la barra. Planifican bien los pinchos que van a ofrecer al público. 

Alejos explica que tienen cuatro tapas diferentes para intentar conjugar tanto la cocina alemana como la cocina castellana tradicional, pues ambas son su santo y seña, y caerá algún guiso. Este año estará entre sus propuestas la kartofersal, es decir, una ensalada de patata que se presenta con algo muy castellano como la palomita de maíz. También tendrán una variedad de salchichas. 

Además, una de las tapas que lleva ya varios años es el queso de cabra a la parrilla con mermelada de tomate. El pan bávaro con lomo de sajonia y queso también a la parrilla será otro de los pinchos que podrán tomar los vallisoletanos. Y si entrara algún producto diferente durante esos días, pues se incorporaría a los pinchos. Pero fuera del precio de los pinchos, aunque se podrá tomar en la caseta, están los perritos, muy especiales y con salchichas muy diferentes. Asimismo, el pincho de lechazo a la parrilla estará por unos seis euros disponible también en feria. 

En cuanto al precio, lamenta que no les dejan subir un poco. Se mantiene en los 3,5 euros, como el pasado año, pero los costes de todos los alimentos no han parado de subir, desde el aceite, sin ir más lejos. Asevera que el precio es «muy ajustado», pero «al final tenemos que ofrecer una calidad y no nos la podemos jugar». Y es que toca contratar a gente para atender a la caseta. De hecho, suman siete personas, seis para atender como camareros y otra más para estar en la plancha. No obstante, la plantilla de la cocina de Ángela también se refuerza con dos personas porque todo el género sale de ahí. De momento no tienen problemas en conseguir ese refuerzo de personal. De hecho, muchos de sus camareros son estudiantes que aprovechan para sacarse un dinero en estos días de fiesta.

En cuanto a las casetas y la forma de la Feria de Día «necesita una remodelación, aunque no sé hasta qué punto se puede cambiar», explica este miembro del restaurante. Afirma que no se pueden quedar anclados en lo de siempre y que hay que revisar todo para mejorar en lo que se pueda. El hecho es que la Feria de Día ha cambiado porque se pasó del primer año que servía cualquier cosa a hace unos años que ya está más acotada la participación, al dejarse fuera los bares de copas, y los hosteleros se afanan en hacer buenos pinchos. Una cuestión que revisaría es el tema de las actuaciones en la calle. Muchas son costeadas por los hosteleros y se podría ver una forma de ofrecer estos pequeños conciertos con ayudas. Insiste en que corren un riesgo con la inversión que tienen que hacer en contratar personal, adquirir productos y abonar todos los gastos de las casetas. Aunque también reconoce que se saca en esos pocos días todo lo que se recauda en un mes. 

Alejos asegura que ya están acostumbrados a trabajar mientras que el resto se divierte. En hostelería siempre están al pie del cañón mientras que el resto de vallisoletanos descansan y disfrutan. Después de tantos años tiene mil y una anécdotas para contar. Siempre hay quien pierde la paciencia y toca tirar de experiencia y mucha mano izquierda para atender a la gente. Muchos no se dan cuenta de que todo el mundo llega a la vez a las casetas y quieren que les atiendan en el momento. Aunque pesan más los recuerdos positivos, como esos clientes que no aparecen nunca por el restaurante y, en cambio, van todos los días de fiestas a tomarse un pincho. Como tienen tapas diferentes, aprovechan para probarlas todas. También están los clientes de siempre y gente que llega por primera vez a sus puertas y les felicitan por sus pinchos.