Los dos varones de origen rumano que en enero de 2020 trataron de cobrarse a la fuerza una 'tasa de protección que exigían a otro, de la misma nacionalidad, se han conformado finalmente con una condena de un año y un día de cárcel, muy lejos de los siete años y siete meses que inicialmente pedía para ellos la Fiscalía de Valladolid.
La sustancial rebaja lograda obedece a que la fiscal, en la vista celebrada este martes en la Audiencia Provincial, ha retirado la acusación por delito de detención ilegal, la que llevaba mayor pena aparejada, pero ha mantenido los cargos por tentativa de extorsión, así como por un delito leve de maltrato y otro de amenazas, a razón de seis meses de cárcel por el primero, multa de 240 euros por el segundo y seis meses y un día de privación de libertad por el tercero.
Los que pueden no salir tan bien parados son los cinco testigos, entre ellos la víctima y denunciante de los hechos, quienes en la anterior convocatoria, el 19 de enero, no comparecieron en la vista--el tribunal tuvo que suspender entonces el juicio--y que este martes han vuelto a dejar plantada a la sala, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Ante la persistencia de su actitud, la fiscal ha solicitado al tribunal que deduzca testimonio a los cinco por delito de obstrucción a la Justicia, con las consiguiente consecuencias penales que ello pudiera suponer para los no comparecientes.
Los hechos, reconocidos por los dos condenados, Ion S. y Remus M, se remontan al 27 de enero de 2021 cuando ambos se dirigieron a un bar de La Seca donde se encontraba la víctima a fin de exigirle el pago de lo que denominaban "tasa de protección".
Dicha tasa, en concreto entre 2.000 y 3.000 euros, era la cantidad que la familia de Remus M. pretendía obtener cada dos o tres meses del progenitor de la víctima, titular desde hace seis años de una empresa de servicios agrícolas que entraba en competencia con la de los familiares del referido encausado.
Ante la negativa de la víctima, ambos acusados la introdujeron en un vehículo e iniciaron trayecto hacia Valladolid, si bien al llegar a un camino próximo a las afueras de La Seca bajaron los tres del turismo y allí comenzaron los golpes y las amenazas en las que Ion S. llegó a blandir una navaja y advirtió al retenido que si no pagaba se llevaría a los niños de su familia.
Al final, la víctima, ante el temor de sufrir daños personales, se comprometió a abonar la 'tasa' exigida, tras lo cual los tres emprendieron viaje de regreso a La Seca.
Sin embargo, el amenazado habló más tarde con su padre y ambos decidieron denunciar lo sucedido, de ahí que horas después Ion S. se pusiera en contacto telefónico con la víctima para decirle que le iba a cortar el cuello tanto a él como a su familia.