Una vida 'mapeando' la historia de las cartas

D. Núñez
-

Alfredo Miguel es el primer vallisoletano en formar parte de la Real Academia Hispánica de Filatelia y en su discurso de ingreso hablará sobre el fraude postal

Alfredo Miguel es un enamorado de la filatelia y, además de jurado en la exposición ‘Exfilna 2024’, ingresará en la Real Academia Hispánica de Filatelia e Historia Postal. - Foto: Jonathan Tajes

Su afición por la filatelia le viene de familia. De niño veía a su padre trabajando en su colección de sellos y le acompañaba a ver las exposiciones. Recuerda la de 1992 en Valladolid. Fue una muestra nacional, como la que actualmente acoge la ciudad 'Exfilna 2024' y en la que participa como jurado. Su deseo de iniciarse en el mundo de la filatelia se fue forjando poco a poco. En el año 2000, con unos 18 años, fue cuando concursó por primera vez en una feria internacional con una colección basada en sus intereses y conocimientos, pero financiada por su padre. Y logró medallas de oro que son una distinción importante para los aficionados. Este viernes, Alfredo Miguel dará un paso más en este mundo ofreciendo su discurso de ingreso en la Real Academia Hispánica de Filatelia e Historia Postal. Es el primer vallisoletano porque hasta ahora, solo estaba como miembro de honor el que fue director del Archivo de Simancas, José Luis Rodríguez de Diego. Su ponencia versará sobre el fraude postal y es que la picaresca española es una realidad y no una simple expresión. 

Miguel reconoce que es un rara avis, es decir, una excepción, porque la mayor parte de los coleccionistas peinan muchas canas. Los jóvenes ahora están recopilando otras cosas, como videojuegos o películas. Cree que todos ellos, si hubieran nacido hace 50 años, se habrían aficionado a la filatelia. Por ello, es importante también que la ciudad acoja una feria de coleccionismo para atraer la atención de niños y adolescentes y que se produzca un relevo generacional.

Pero su interés va más allá del sello. Este vallisoletano colecciona la historia de la carta o la postal. Analiza el franqueo, la ruta que siguió y las dificultades que hubo en su recorrido desde el remitente hasta el destinatario. No le importa el interior de la carta, sino que busca 'mapear' la historia que hay desde que se envía hasta que se recibe. Y es que en el sobre se puede analizar la tarifa de envío, la ruta que siguió, si en el interior se adjuntaba una foto o granos de café... «Por ejemplo, en periodos de guerra en el siglo XIX hubo tres guerras carlistas y en función de los problemas que había en las ciudades, el correo tomaba alternativas», apunta. De hecho, su colección se centra en el periodo del XVIII y XIX.

Su primer objeto de deseo como coleccionista fue tener el sello número 1 de España, que se emitió el 1 de enero de 1850, uno relativamente barato porque usado vale unos 10 euros. Pero hay una pieza  a la que le tiene especial cariño y que pudo comprar gracias a la herencia de su abuelo facilitada su padre: una carta de Mariano Pardo de Figueroa, nombrado Cartero Honorario y estudioso del filatelia del siglo XIX.

Democratización

Este coleccionista explica que internet ha venido a democratizar el acceso a la compra y venta de sellos. Cuando era pequeño solo se podían adquirir en mercados, como los de la Plaza Mayor de Madrid, a la que acudía en un par de ocasiones al año con su padre, y en la que había más de 200 puestos y miles de personas buscando piezas relevantes. También miraban en la plaza de Fuente Dorada en Valladolid. Pero insistió en que ahora es mucho más sencillo gracias a plataformas de compra online, al margen de las casas de subasta, que siguen funcionando como siempre. 

Aunque Miguel reconoció que la limitación ahora para adquirir un sello, un sobre o una postal es el presupuesto. Tiene familia y no puede invertir todo lo que desearía en adquirir estas piezas. Y es que subrayó que se puede hacer una buena colección con un presupuesto de 100 o 500 euros, pero también aseveró que hay sellos que tienen un coste aún más elevado.

La picaresca

El discurso para su ingreso en la Real Academia Hispánica de Filatelia e Historia Postal es sobre 'La lucha contra el fraude en correos'. Ha realizado un estudio en profundidad sobre qué hacía la gente para defraudar a la Administración, desde personas que cortaban y pegaban sellos y lavaban los matasellos con jabón a carteros que revendían sellos para ganar dinero. Y es que subraya que «España fue el número uno en la falsificación de sellos». De hecho, se tardó cuatro meses en falsificar el primer sello oficial que se hizo en el país. «La Administración siempre fue por detrás. España fue una super potencia en falsificación de sellos. De hecho, si hay 30 emisiones entre 1850 y 1890, hubo falsificación en 29». 

Entrar en esta institución es un honor y es un reconocimiento a los estudios que ha venido realizando. De hecho, anima a los vallisoletanos a asistir a este acto este viernes 4 a las 17.30 horas en el Palacio de Cristal de la Acera de Recoletos.