Estamos ya metidos de llenos en la Semana Santa, el Viernes de Dolores y el Domingo de Ramos son ya jornadas donde las imágenes ya se pueden encontrar en la calle y que inician el rosario de procesiones y actos religiosos que desencadenarán en los días centrales, Jueves y Viernes Santo. Valladolid, que engalana sus ventanas y balcones, se embellece con el trasiego de miles de cofrades y visitantes que siguen tallas esculturales y pasos procesionales de los mejores artistas de los últimos cinco o seis siglos. Más allá del ámbito de la fe católica, estos días suponen un fuerte impulso para el turismo, centrado en los sectores hostelero y hotelero, aunque también el comercio y otros servicios aprovechan este tirón sin igual en el resto del año.
No conviene olvidar que un estudio, presentado el pasado año por la Universidad de Valladolid y la Junta de Castilla y León, concluye que estos diez días generan un impacto de 21 millones de euros para la economía local, solo en la capital sin contar la provincia que cuenta con dos semanas santas de interés turístico internacional como las de Medina del Campo y Medina de Rioseco. El informe desvela que los sectores relacionados con la actividad turística, el comercio al por menor, los servicios culturales y algunos servicios públicos son los principales beneficiados de la masiva presencia de vallisoletanos y visitantes durante estas fechas. Por ello, es necesaria la implicación de todos estos colectivos, además de las instituciones públicas, para potenciar y engrandecer la Semana Santa de la capital, más allá de las actividades religiosas, algo que ya hace la Junta de Cofradías y el Arzobispado. Y conviene recordarlo porque aún hay sectores que no aportan su granito de arena y solo pretenden sacar rédito de este tirón, algo que puede terminar con la gallina de los huevos de oro.
Actualmente, los días centrales de las fiestas, Jueves, Viernes e incluso Sábado Santo ya cuentan con suficiente difusión y gran atractivo para llenar los hoteles y saturar, incluso, los restaurantes y establecimientos de hostelería. Por esta razón, es momento de centrarse en el resto de los días de la semana, desde el lunes al miércoles e incluso este mismo fin de semana, fechas que también cuentan con tradicionales procesiones con bellas imágenes pero que no han conseguido la promoción necesaria fuera de nuestras fronteras provinciales. Este es el reto y para conseguir que el éxito social y económico sea completo hay que ampliar lo que sucede en esos 'días fuertes' al resto de la Semana Santa. El objetivo está planteado y me consta que la Junta de Cofradías y el Ayuntamiento trabajan en atraer más visitantes que puedan disfrutar de las procesiones, pero también de la ciudad, su gastronomía, sus vinos, sus monumentos y el resto de atractivos que no faltan en Valladolid. Dos factores son muy importantes para conseguirlo, uno es el tiempo y no parece que la suerte juegue a favor, porque incluso este año que cae a mediados de abril, parece que nos amenaza la llegada de dos borrascas para los próximos días. El otro es aumentar la 'pesca' de turistas en el caladero madrileño, principal mercado para la capital y donde es fundamental potenciar la promoción para incrementar su presencia durante esos días.
El pregón organizado este año en la capital de España, con presencia de la presidenta Ayuso, parece que puede encender esa chispa que necesita el turismo vallisoletano para empezar a hablar de un éxito completo. Luego vendrán otros pasos, que habrá que replantearse en el futuro, como la atracción de turismo internacional, ya que de momento han resultado fallidas las actuaciones puestas en marcha ante la escasa presencia de estos visitantes. Pero el futuro ya tendrá su momento, ahora nos toca trabajar a todos para que la relevancia de la Semana Santa de Valladolid tenga cada vez mayor impacto en toda la ciudad. Y si alguno remolonea, es la hora de que las administraciones públicas empujen y lideren un camino que si fructifica beneficiará a las empresas y ciudadanos de Valladolid.