Calamaro: «Hay que tener cierto carácter para resistir la correntada de las 'inmensas minorías'»

David Aso
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«La progresía frívola ofende los verdaderos valores del pueblo y los trabajadores. Puedo resistir el canto de las sirenas», afirma el cantante argentino, que actúa este sábado en el centro cultural Miguel Delibes de Valladolid

De dos tardes de ensayos con un micrófono y las manos de Germán Wiedemer al piano salió su improvisado último disco, Romaphonic Sessions (Grabaciones encontradas III). Y de aquel agraciado accidente, en la calle desde el pasado 26 de febrero, surge la gira que tiene a Andrés Calamaro (Buenos Aires, 1961) en la carretera desde el pasado fin de semana, ‘Licencia para cantar’. Valladolid le espera el próximo sábado (centro cultural Miguel Delibes, 21.00 horas) para un recital tan inusual como el álbum. Clásicos del tango, canción contemporánea y piezas de su repertorio del último cuarto de siglo reversionadas con piano (Wiedemer), contrabajo (‘Toño’ Miguel) y percusión (Martín Bruhn) en perfecto compás; sin más, ni menos.
Sonido limpio como el artista (o más), «abstemio» confeso, que de resacas y venenos pasados conserva esa incontinencia creativa que parió celebrados excesos musicales como el doble Honestidad Brutal (1999), para muchos su mejor obra, para algunos incluso el mejor trabajo de rock en español; o el quíntuple Salmón (2000). Ahora si lee, escribe o tantea de día es porque durmió de noche. No hay maratones sin parar de escupir canciones (sic.), sino rutinas asimétricas de un adicto a la cultura que nunca deja de crear, equivocarse y recaer en el acierto. Un ‘loco’ genial y despistado, siempre atento a la distracción. ‘El cantante’, ‘el salmón’, ‘el bohemio’... Calamaro.
¿Cómo le va?
Por lo visto se terminaron mis meses sabáticos.
Nueva gira, pero con un formato inédito pese a los años que lleva en esto...
Mordí en anzuelo una vez más…
¿Qué puede esperar su público?
Creo que vamos a gustar. Ensayamos un trío de categoría musical y dinámica. Es un formato atractivo. Hay que colmar los teatros de público.
‘Romaphonic’ incluye versiones de Litto Nebbia, los hermanos Expósito o el mismo Gardel, aparte de clásicos de ‘Honestidad Brutal’ o de su etapa con Los Rodríguez. ¿Hay nostalgia de aquella época?
No practico la nostalgia. El pasado está bien donde está. Llegará un momento en que inevitablemente haya que recordar mejores tiempos, pero no tengo prisa por declararme en zona de nostalgias.
¿Es un formato de concierto para fieles convencidos?, ¿para ganar nuevo público?, ¿porque le apetece y que lo agarre quien lo quiera?
Una nueva dinámica vocal y musical. Vamos a potenciar los rincones sutiles de la música y del repertorio, es la no tan secreta ambición de ofrecer la mejor gira posible.
En Valladolid ya dejó huella con su celebrado reencuentro en el escenario con Ariel Rot. Precisamente el 27 de este mes se cumplen diez años.
Tengo buenos recuerdos de aquello. Supongo que nos llevamos buenas sensaciones del escenario porque prolongamos la mancuerna hasta finales de aquel año.
Cada etapa es una historia, pero temo que debe de estar cansado de que le pregunten por los tiempos de ‘Honestidad Brutal’, para muchos su mejor disco; para no pocos, quizá el mejor rock en español en un buen puñado de décadas. ¿Tiene doble filo haber marcado ese nivel?
En España existe la extraña necesidad de demostrar que un artista está fulminado para consagrar la existencia de una supuesta obra maestra. Algo así como un deporte nacional. Según esta escala de valores no existen artistas que no estén en franca decadencia y lejos de su nivel óptimo, quizás se cotiza más un nivel mediano constante. Probablemente sea un virus mundial, pero en América me celebraron otros discos posteriores a Honestidad Brutal y se cantan con euforia y en directo canciones como Estadio Azteca, Tuyo siempre, Rehenes y El salmón. El principal enemigo de los artistas es el morbo de querer verlos arruinados. El hipotético casi de haber grabado mi mejor disco debería inspirarme una profunda tranquilidad.
Abro su blog para ponerme al día de su vida y, entre lo primero que me encuentro, un ‘homenaje’ a la «izquierda de los papanatas»; y después, otro artículo sobre la «cacareada superioridad moral de la izquierda española», ¿y eso?
Hay que tener cierto carácter para resistir la correntada de las ‘inmensas minorías’ y defender incluso pensamientos que no sean ‘políticamente correctos’, o no respondan, al pie de la letra, a las tendencias moralistas en boga. Para un buen salmón, nadar con la corriente en contra es cosa del destino, una cierta musculatura ideológica que responde a uno mismo. La progresía frívola ofende los verdaderos valores del pueblo y los trabajadores. Puedo resistir el canto de las sirenas.
De su particular 2015 contaba/escribía que fue «un año formidable de respeto, gran cultura, resurrección, compás amoroso, música a borbotones, proyectos para toda la vida, viajes por el mundo, instalaciones humanas, ganadería y urbanidad, ejercicio y salud»… No cabe todo en una respuesta, ¿con qué se queda?
De las puertas de mi casa para afuera, me quedo con el «respeto formidable». Nunca es suficiente (respeto), se olvida en qué consiste la tolerancia y la convivencia, se confunden adversarios con enemigos. 
Aunque no todos los días son de vino y rosas, ni para usted ni para nadie…
La vida hay que disfrutarla mientras respiramos, en el tiempo que nos corresponde. Dentro de 200 años, el vino y las rosas serán para otros.
¿Cómo es su rutina hoy? Todos la tenemos, aunque pueda basarse en una falta sistemática de rutina…
Soy un espíritu sedentario en una piel nómada, celebro mis rutinas pero sé que voy a interrumpirlas cuando toque navegar. No puedo establecerme en un único sitio en donde desarrollar deliciosas disciplinas rutinarias.
Dicen por ahí que ha metido horas de gimnasio al dietario. ¿De verdad que ni una cervecita, un cigarrillo o similar?
Soy abstemio. No tengo inclinaciones por los licores ni por el tabaco. 
¿«Gazpacho y ajoblanco, y en invierno, guisos con abundante tocino» (Nunca es igual, del disco Alta suciedad)?
Soy cuidadoso con mis cuestiones alimentarias. Si puedo, entonces respeto un cierto equilibrio; luego llegan los viajes, los hoteles y los conciertos, y resulta complicado elegir.
¿Adónde le lleva la creatividad hoy? ¿Actúa más que compone? ¿Le apetece ponerse más en modo escritor tras su primer libro, Paracaídas y vueltas (2015)?
Escribo todos los días, también leo todos los días. Necesito la inspiración para cada ensayo y cada concierto. Me gustaría tener más tiempo y voluntad para corregir mis textos y publicar. De momento, puedo ofrecer artículos editoriales en el periódico, una trinchera de pensamiento con un nivel de exigencia editorial interesante. También tengo canciones nuevas para presentar. Estoy disponible para publicar más ‘Grabaciones encontradas’ y un disco de canciones flamantes el año próximo. De momento no puedo anunciar más por respeto a cierta confidencialidad.