"Necesitamos frescos y nadie nos los da"

Javier M. Faya
-

Celia y Jony son un matrimonio en paro que recibe comida de la parroquia de santo Toribio algunos jueves

Celia y Jonatan. - Foto: J.T.

Quizás alguien se acuerde de la canción de Víctor Manuel Solo pienso en ti. En ella se contaba la historia de amor de una chica muy joven y un hombre ya maduro en un psiquiátrico. Celia y Jonatan -Jony-, que reciben ayuda en la parroquia de santo Toribio algunos jueves, cuando les llaman, desde hace cinco años, salieron de «los pisos de salud mental de la avenida Sánchez Arjona», donde se conocieron en 2018, comenta él. Este vallisoletano de 40 años está aquejado de un trastorno límite de la personalidad «y alguna cosa más». «Nunca he estado bien», musita. Ella, una catalana de 24, padece esquizofrenia. Ambos se encuentran medicados y tratan de hacer una vida normal.     
Bueno, normal... Si se considera normal no poder tener a Ana Valentina, su hija de tres años, ya que perdieron su tutela nada más nacer. Oeso cuentan. Pero esa es otra historia. Se emociona Celia cuando enseña en el móvil una foto de la niña. Lo que toca ahora es sobrevivir. Ylo tienen complicado porque la casa de su marido en Las Viudas, con el que se casó en 2021, está llena de humedades. No hay trabajo, no hay comida... Pero tienen ángel: Antonio, el párroco de la iglesia donde cantan en el coro y son voluntarios. Les casó.

«Íbamos a misa y hubo gente que, al vernos, nos puso en contacto con él. Nos levantó el ánimo y nos ayudó», señala Celia, que recuerda cómo durante cuatro años tuvieron en Cáritas la ayuda inestimable de Ana, la trabajadora social. «Hace cinco años contactamos con ella y nos pusieron a la mañana siguiente un termo y una vitrocerámica sin pedirnos papeles. También nos derivaron a un centro para ducharnos y nos dieron dos cheques de 50 euros», indica la tarraconense, que recuerda que también les apoyaron con las medicinas de su tratamiento, les actualizaron sus papeles, su pensión y pudieron tener «los elementos básicos en una vivienda para que no nos faltara de nada». Lo malo es que Ana fue trasladada y no se 'entienden' con la sustituta.  

Sobre la comida, Celia es muy directa, quizás demasiado. Por eso Jony, con mucha delicadeza, le toca suavemente la mano:«En La Roca te dan 'croisants' y cocacolas... ¿Y qué vamos a hacer con tantas galletas y colacao? Queremos frescos». Se va 'calentando' cuando denuncia que hay ayudas que están mal repartidas pues, a su juicio, son tiradas a la basura o vendidas. «En algunas parroquias la leche ya está cortada y con grumos, es lo malo de que donen cosas a punto de caducar», añade. Eso sí, está muy agradecida al «padre Antonio». 

Con muchas ganas de trabajar, Jony, que limpiaba y presume de tener «más títulos (formativos) que la duquesa de Alba» se ofrece como fontanero, albañil, electricista... También su mujer, que ha hecho, entre otros, un curso de enfermería y otro de hostelería, sabe cuidar ancianos, limpiar y lo que se tercie.