Años en Valladolid: 15
Profesión: Agente de jugadoras y entrenadores de voleibol
Comida y bebida favorita: Lechazo y cerveza
Rincón favorito: Ribera de Arroyo
Eva Stepancikova, de República Checa (Prerov, 1972), vivió en países como Suiza, Alemania o Italia aparte del suyo, pero ha sido en España donde ha terminado echando raíces y más concretamente en Valladolid, hoy con casa en Arroyo. Fue jugadora profesional de voleibol, internacional absoluta, y además de participar en dos mundiales y unos cuantos europeos, compitió en las mejores ligas del viejo continente antes de apurar sus últimos años de carrera en Las Palmas, donde conoció a su pareja, también jugador profesional y pucelano. Por eso decidieron mudarse aquí en 2010, estando los dos ya retirados, mes y medio antes de que naciera la primera de sus dos hijas, que ya tienen 11 y 14 años.
«Él no quería mudarse a mi país por el idioma y como yo sabía seis, pensamos que lo tendríamos más fácil así», explica. Habla ruso, alemán, inglés, italiano y español, además de checo y «algo» de francés: «Con 8 años empecé a estudiar dos idiomas a la vez (ruso e inglés) y el tercero (alemán) con 10, así que bueno, debí de abrir esa parte del cerebro que te da más facilidad para aprender». Toda una garantía para encontrar salidas profesionales al acabar su carrera deportiva, aunque finalmente resulta que la encontró sin cambiar de mundillo al convertirse en agente de jugadoras y entrenadores. Un trabajo que la obliga a moverse mucho, por lo que lamenta especialmente la falta de conexiones del aeropuerto de Valladolid; aunque eso es lo único negativo que acierta a decir de esta tierra donde se ha sentido «muy bien acogida».
Al principio le costó «un poco» hacer amigos vallisoletanos, pero ya los tiene «de mucho valor». «Con el tiempo te dan confianza y puedes contar con ellos para cualquier cosa, aunque abrir la primera puerta fuera difícil». Al fin y al cabo, entre la cultura checa y la española, o concretamente la pucelana, el trecho va más allá de «pedirte una cerveza allí y que te pongan una jarra de medio litro, en lugar de 'sólo' una caña». Eva se declara «cervecera», sí, que por algo nació en el país con mayor consumo per cápita de la que es su bebida favorita, pero rápido matiza que «un buen Ribera» lo pone en segundo lugar. Y curiosamente, mientras desde España se suele ver serios a los checos, ella ve así en parte a los vallisoletanos: «Tienen un humor diferente que me recuerda al inglés, es un poco seco pero también me gusta», pese a admitir que de su tierra, además de los familiares que tiene allí, echa de menos el humor checo. ¿Y cómo es? «Me cuesta describirlo... Es provocador, te obliga a pensar para entenderlo y da valor a la palabra exacta». Pero de Valladolid no piensa moverse ni en broma.