«Entre Valladolid y Gambia también hay cosas muy parecidas»

David Aso
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«Aquí me he sentido muy bien desde el principio, la ciudad me encanta y mi arte ya no sólo habla de Gambia o África, sino también de Valladolid», destaca Yusupha Gai, pintor abstracto afincado en esta tierra desde 2016

Yusupha Gai, en las canchas de baloncesto de la Acera de Recoletos, donde juega de vez en cuando. - Foto: Jonathan Tajes

Años en Valladolid: 9
Profesión: Artista pictórico y cuidador
Comida y bebida favorita: Paella de pollo y mosto
Rincón favorito: Campo Grande

Más de diez veces trató de entrar a España en patera y más de diez fue interceptado y devuelto. «¿Otra vez tú por aquí?», cuenta Yusupha Gai (Serrekunda, Gambia, 1991) que le decía la Policía de Marruecos. Pero no dejó de intentarlo y al final lo consiguió a la primera saltando la valla de Ceuta, con la ayuda de dos compatriotas más veteranos, aprovechando cierta bajada de atención por parte de las autoridades de allí en pleno Ramadán. Eran los inicios del verano de 2014 y para entonces llevaba una travesía de dos años fuera de su país natal en busca de un sueño doble: una vida mejor a este lado de la valla y del mundo, y que además pudiera vivirla del arte que empezó a demostrar en la escuela con apenas 10 años, hasta llamar la atención de un profesor y pintor abstracto que decidió instruirle. 

En su tierra natal vendía tantos cuadros a los turistas como alcanzaba a pintar, pero quería abrirse camino en Europa. «El Picasso africano», relata que le apodaron, por sus maneras abstractas, tras verle crear en Ceuta, donde pudo protagonizar su propia exposición y salir por ello en la prensa local a los pocos meses de llegar gracias a la ayuda de Cruz Roja y el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) en el que permaneció medio año. «Expuse más de 20 obras, vino mucha gente a verlas y me compraron casi todas», recuerda. 

Ya en enero de 2015 pudo acceder al programa de acogida de Movimiento por la Paz, fue enviado a Madrid y se instaló en Vallecas; y no por amor al arte, sino por amor, a secas, a una pucelana que conoció por amigos comunes durante aquella etapa, terminó por mudarse en febrero de 2016 a Valladolid, donde se casaron al año siguiente. En su tierra de adopción ha protagonizado numerosas exposiciones; vende cuadros y también productos de artesanía; da clases particulares de inglés (idioma oficial en Gambia); trabaja en Accem con menores inmigrantes y todavía saca tiempo para ayudar a niños de su país a través de una ONG, llamada Muuñ, que creó con su pareja. «En esta ciudad me he sentido muy bien desde que llegué, me encanta», valora. Incluso aprecia ciertas similitudes con Gambia: desde «los horarios de la gente, que son muy parecidos y aquí también se duerme tarde», hasta algunas comidas españolas; su plato favorito es la paella de pollo, que le recuerda a una receta de arroz típica de allí, el benachin. Y ahora también hay un arte compartido por ambas tierras: el de Yusupha, cuyas obras «ya no sólo hablan de Gambia o de África, sino también de Valladolid».