"Carraovejas ha crecido mucho, pero lo mejor está por llegar"

David Aso
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Pedro Ruiz Aragoneses, CEO de Alma Carraovejas, avanza cuáles pueden ser los próximos proyectos, cómo han llegado hasta aquí o el cambio de mentalidad hacia cotas más ambiciosas tras la sucesión

Pedro Ruiz Aragoneses, en la terraza de la bodega de Pago de Carraovejas. - Foto: Jonathan Tajes

Pedro Ruiz Aragoneses ha cuadruplicado la facturación de Carraovejas desde que tomó las riendas en 2007 tras cedérselas su padre, el maestro asador y sumiller segoviano José María Ruiz. También ha asumido riesgos, claro, pero no deja de emprender nuevos proyectos mientras valora los buenos resultados cosechados hasta la fecha.

En casi dos horas de conversación con El Día de Valladolid, resumidas en las próximas líneas, el CEO de Alma Carraovejas avanza cuáles pueden ser los próximos hitos, cómo han llegado hasta aquí o el cambio de mentalidad tras una sucesión familiar que, como él mismo reconoce, no ha estado exenta de diferencias de criterio. "Me gusta decir que hay dos tipos de empresas familiares, las que tienen conflicto y las que lo van a tener", sentencia.

Carraovejas entró en Rueda en 2013 al comprar Ossian; amplió su presencia en Ribera del Duero en 2018 con una bodega de nueva creación, Milsetentayseis; desembarcó en Ribeiro en 2019 con la adquisición de Viña Meín y Emilio Rojo; en Rioja Alavesa con otra bodega naciente, Aiurri; en Vinos de Madrid con una ya reconocida, Marañones; y ahora en Rías Baixas con otra, Tricó. ¿Por qué semejante ruta de expansión?, ¿hasta qué punto estaba prevista?, ¿siguen algún patrón?

Entrada a la bodega de Pago de Carraovejas, en Peñafiel.Entrada a la bodega de Pago de Carraovejas, en Peñafiel. - Foto: Jonathan Tajes

"Cuántos proyectos" y "cuándo vais a parar" son cosas que nos pregunta mucha gente y la verdad es que todo esto no estaba previsto. Recuerdo una entrevista interna en la que me preguntaban qué era más importante, si el plan estratégico o el pensamiento estratégico, y sí que en los inicios hubo un plan estratégico; pero ya en 2015, cuando dejamos de hacer crianza y reserva para hacer Pago de Carraovejas (como vino único con esa etiqueta), nos planteamos "ahora qué". Dijimos "Pago ha llegado hasta aquí" en cantidad de botellas, unas 800.000 al año, a pesar de que hay demanda para el doble o el triple, y como empresa queríamos seguir creciendo cuantitativamente y también en otras cosas. ¿Pero si no crecíamos con Pago cómo podíamos hacer? Es entonces cuando decidimos buscar proyectos que nos apasionaran en otros lugares.

Así han ido entrando en distintas regiones...

Galicia estaba en el radar porque me gustaba mucho; nos gustaba mucho. La zona que mejor conocíamos era Ribera del Duero y por eso fuimos a Fuentenebro (en Burgos, con la bodega de nueva creación Milsetentayseis desde 2018), que fue el primer proyecto después de Pago (1987) y de Ossian (adquirida en 2013). Rioja Alavesa siempre estuvo ahí porque es una de las grandes zonas de España y si te dedicas al vino, quieres estar (desde 2020 con la creación de Aiurri en Leza). Y a partir de ahí, cómo iba a imaginar yo por ejemplo que pudiera estar Emilio Rojo en el conjunto de lo que es Alma Carraovejas, que siendo uno de los vinos más icónicos que tenemos en España, nos dieran la confianza de ponerlo en nuestras manos para darle continuidad (desde 2019).

Ruiz Aragoneses, en la bodega del restaurante Ambivium, donde alberga más de 4.000 referencias de vinos.Ruiz Aragoneses, en la bodega del restaurante Ambivium, donde alberga más de 4.000 referencias de vinos. - Foto: Jonathan Tajes

Luego hay más cosas que han ido surgiendo. El patrón está en que sean proyectos apasionantes, viñedos especiales, únicos. Que nos pongan los pelos de punta cuando lleguemos, que te aparezcan mariposas en el estómago que te digan 'aquí es donde queremos estar'. En muchos casos son regiones históricas como Ribeiro, que igual perdió su lugar en un momento determinado y es apasionante también tratar de aportar nuestro granito de arena para devolverla a donde se merece. O Rioja Alavesa… En otros casos son zonas como la de la bodega Marañones, en la sierra de Gredos, que tiene una proyección brutal. Y luego Tricó en Rías Baixas era un proyecto que nos encantaba.

Crecemos con vinos que empezamos a elaborar nosotros, como con Aiurri o Milsetentayseis, o con vinos que nos encantan, con los que nos sentimos muy cómodos pero que intentamos mejorar, como pueden ser Ossian, Emilio Rojo, Marañones, Tricó o Meín. Entonces ahí surge un poco la oportunidad, en muchos casos proyectos que no esperábamos y aparecen en el camino. Yo creo mucho en el destino, creo que si las cosas pasan, pasan por algo, y cuando se te cruza en el camino, te apasionas y te enamoras del proyecto dices vamos allá.

 

Viñedo de Tricó, la bodega recién adquirida en Rías Baixas.Viñedo de Tricó, la bodega recién adquirida en Rías Baixas.

"CASI TODAS LAS SEMANAS NOS LLEGAN PROPUESTAS DE NUEVOS PROYECTOS"

¿Reciben muchos ofrecimientos para comprar bodegas?

Desde el cariño y el agradecimiento de que la gente piense en nosotros para dar continuidad a sus proyectos, tenemos que decir no a muchas propuestas. Nos llegan casi todas las semanas pero, en primer lugar, no podemos hacer todo lo que nos gustaría por una cuestión financiera que nos lleva a ser cautos, y por otra parte necesitamos un equipo humano que nos permita poder desarrollar estos proyectos como queremos, aparte de que necesitamos tiempo para asentarlos. Al equipo siempre le digo que tenemos que pensar en décadas: con nuestra llegada a un proyecto como Tricó se nos abre una perspectiva de diez años, a pesar de que son vinos muy reconocidos en el mercado por una parte del sector, pero hay trabajo por delante.

José María y Pedro Ruiz, en una imagen de archivo.José María y Pedro Ruiz, en una imagen de archivo.

Siempre que llegas a un proyecto nuevo necesitas cuatro, cinco, seis años o más para entenderlo. Trabajar la viña, ponerla donde nosotros queremos que esté por el sistema de poda, por la forma de integración también en el ecosistema, en el entorno, entender cada parcela, cada proyecto, cada variedad… Culturalmente para nosotros también es importante, y entonces todo eso nos llevará seis, siete, ocho o diez años. Eso en parte nos limita, aunque tampoco quiere decir que no podamos desarrollar más proyectos que surjan en el presente o el futuro.

De hecho, ahora tenemos varios proyectos sobre la mesa que estamos valorando si se incorporan o no a Alma, siempre con cautela como digo porque no es cuestión de hacer un montón de proyectos, que no se trata sólo de elaborar vino sino de venderlo después. Elaborar vino es relativamente fácil, y elaborar grandes vinos también si hay recursos, tratando de entender y respetar cada zona, pero luego lo difícil es venderlos y posicionarte en el mercado.

 

¿Las propuestas nuevas les llegan entonces "casi todas las semanas"?

Es constante. Entiendo que la gente a lo mejor puede ver que Alma Carraovejas se está proyectando y que está en el momento de hacer otros proyectos y el mundo del vino está en un momento complicado de evolución. Ha evolucionado mucho en los últimos años y hay pequeños proyectos, o no tan pequeños, que son maravillosos y que a veces es difícil que se puedan mantener por sí solos, así que hay cierta tendencia a la concentración de proyectos para hacerlos sostenibles en el tiempo, aparte de un cambio generacional. Casos también de propietarios sin descendencia que quieren dejar sus proyectos en las mejores manos, con lo cual es un orgullo cuando piensan en nosotros.

Y sí, tenemos varios proyectos sobre la mesa que estamos valorando para llegar y dar continuidad, pero hay otros a los que tienes que decir que no. Por cautela financiera, repito, y también por la necesidad de tener equipo para ello, para asentar una estructura en cada proyecto que llegamos. Hay que tener en cuenta que nosotros, cuando llegamos a un proyecto, automáticamente aumentamos la estructura de costes porque metemos más personal para trabajar en la viña y recuperar suelos.

Luego hay que tener en cuenta que, por nuestra forma de elaborar vinos, desde que empezamos a elaborar hasta que un vino sale al mercado pueden pasar dos o tres años, lo cual supone que durante tres, cuatro cinco años has trabajado sin tener ningún ingreso, manteniendo la estructura de costes solamente, y esto evidentemente limita nuestras posibilidades de hacer más proyectos.

 

¿Los proyectos nuevos que tiene sobre la mesa son para entrar en otras denominaciones?

Sí. España atraviesa un momento maravilloso en el mundo del vino, con la recuperación o puesta en valor de muchas zonas donde se están haciendo grandes vinos. Se ha sobrepasado que primero fuera Rioja-Ribera o después Rioja-Ribera-Rueda si hablamos de gran consumo a nivel de mercado, y yo creo que hoy en día afortunadamente hay grandísimos vinos y proyectos maravillosos en todas las zonas de España. En los últimos años también se percibe una tendencia de respeto, de volver un poco hacia atrás, de recuperar viñedo viejo, lo cual conlleva una inversión importante. Hay tendencia de recuperar y entender variedades autóctonas de cada lugar, y es bonito también entender esta parte de la historia. En los años 90 se tendía a introducir variedades que llegábamos a llamar 'mejorantes', como Cabernet, Merlot u otras, y hoy en día estamos mucho más en la tendencia de entender las variedades autóctonas, lo cual yo creo que es maravilloso.

El reto que yo creo que tenemos también en Carraovejas, que no hay que olvidar que somos de anteayer porque tenemos poco más de 30 años (de 1987), es que seamos capaces de dejar y crear nuestra propia identidad generación tras generación, y respetar al máximo desde el viñedo nuestra forma de entender el vino. Cuando te vas a otras regiones como Champagne o Borgoña, zonas donde hay más historia, entiendes y ves cómo generación tras generación hay un respeto por la tierra. Con la llegada de maquinaria y tecnología, por ejemplo, hay zonas donde se han hecho barbaridades en algunos casos, y hemos visto que cuando no se respeta la orografía y demás, ese lugar no vuelve a ser el mismo. Ese respeto se debe preservar de generación en generación para que la identidad sea más estable.

En Alma utilizamos mucho la cita de que el viñedo no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos. Cuando tú plantas una viña estás pensando en 100-150 años. El viñedo de Ossian es un súper lujo, por ejemplo. Creo que esa es la grandeza del vino, de nuestra cultura, es un regalo antropológico que ni siquiera nos pertenece. Somos una parte del eslabón, nos ha caído una parte de la historia en nuestras manos y tenemos que dejar esto mejor de lo que nos lo hemos encontrado. Pero, sinceramente, ni siquiera siento que nos pertenezca. Mis antepasados no tenían viñedo, no estaban en estas zonas, no sé dónde va a estar después este viñedo o en manos de quién, o si mis hijos querrán o no continuar, pero alguien vendrá detrás y la cuestión es que seamos capaces de alguna manera de dejar este patrimonio mejor que cuando lo cogimos.


PRÓXIMOS OBJETIVOS: TXACOLÍ, RIBEIRA SACRA, PORTUGAL, "EL GRAN SUEÑO" DE CHAMPAGNE...

¿Y en qué otras denominaciones le gustaría estar?

A la vista está que Galicia nos apasiona y la Ribeira Sacra es una zona increíble. También me parece que Txacolí es una de las regiones con más futuro de España, que lo tiene todo con el cambio climático, no solamente por blancos y sobre todo pensando en un concepto de vinos de guarda, sino también por tintos. Tiene variedades autóctonas y ahora un clima que le favorece para elaborar grandes vinos. Antes quizá necesitaba un poco más de calor, y ahora, con el cambio climático, puede tener más equilibrio. Quizá también incluso como zona de espumosos.

A mí me gusta mucho hablar de tres grandes zonas de Alma, y estamos dando este paso con el equipo: Alma Atlántica, donde podríamos situar la parte de Galicia y la zona norte con Txacolí; Alma de Meseta, donde podemos encontrar Ribera del Duero, Pago de Carraovejas, Milsetentayseis, Aiurri o la sierra de Gredos con Marañones, y donde encontramos ese clima más continental; y luego Alma Mediterránea, que sería toda la influencia de la zona de Levante, desde Cataluña hasta Murcia y Andalucía. Podemos hablar de la zona de Cataluña, la del Penedés, Priorat… Creo que hay grandes posibilidades, aunque allí tienen un gran reto ahora por el cambio climático. Después está la zona más de la Comunidad Valenciana, donde se están descubriendo zonas maravillosas con variedades también autóctonas, y donde se están haciendo mejores vinos que nunca en mi opinión, curiosamente, a pesar del cambio climático.

En la zona de Murcia también se están destapando proyectos maravillosos, y luego si bajamos un poco más hacia Andalucía, al margen de otras zonas que se están descubriendo también, como Málaga, y regiones históricas que empiezan a coger un peso también importante de nuevo, sin duda que hay buenos y grandes vinos de España como los de Jerez, con una forma única de elaboración. Si hablamos de España, para mí ése es un poco el dibujo.

 

Y si hablamos del extranjero...

Tenemos al lado un país maravilloso, Portugal, de mayor influencia atlántica, con cosas también muy de interior y donde el cambio climático también está pesando en algunas zonas, mientras otras se pueden estar beneficiando, donde hay grandísimos proyectos, grandes vinos con muchas variedades autóctonas también que creo que son interesantísimas. Y luego evidentemente, pues si miras un poco más hacia el norte, cómo no, nos encontramos con Francia. Francia y especialmente para mí la región de Champagne.

Uno de los grandes sueños sería poder elaborar champán, por la dificultad de acceder al viñedo, por lo singular también que es el champán como vino único también en el mundo. Ya hemos tenido alguna oportunidad con algún viñedo que ha surgido, no ha podido cerrarse pero la verdad es que para mí sería uno de los grandes sueños. Es soñar en grande, pero sería maravilloso.

Luego también está el redescubrir o poner en valor muchas zonas. En un viaje al Piamonte encuentras viñedos increíbles, o Santorini en Grecia, que me encanta el assyrtiko especialmente y otras variedades autóctonas en un paisaje increíble. Existen muchos retos a nivel internacional y por supuesto está la zona del Nuevo Mundo, que también surge con otro montón de oportunidades. Argentina, California... Evidentemente son palabras mayores, ¿pero puestos a soñar en grande por qué no?

Aunque de momento yo creo que tenemos mucho por hacer en España, o en la Península Ibérica si introducimos Portugal, que ahí hemos valorado también varios proyectos que nos han surgido y que nos encantaría, y que también creo que es una de las grandes zonas donde ya está habiendo un desarrollo de grandes vinos del mundo y bueno, esa sería un poco la perspectiva a corto-medio plazo. Y siempre desde la parte de soñar, con mucho respeto, que a veces hablamos de esto y parece que tuviéramos unos recursos enormes y no, somos una empresa familiar con recursos limitados, y tenemos que tener cuidado para elegir bien los proyectos donde queremos estar.

 

Ha hablado de "Alma Atlántica", "Alma de Meseta" y "Alma Mediterránea". Le faltaría presencia en la tercera…

Igual es el próximo paso, quién sabe. Podría ser y sería un paso maravilloso, ojalá. Hemos tenido algún proyecto en la zona, en el entorno, a punto de poder hacerlo, y nos encantaría, pero no lo sé. Desde luego para mí es una forma muy fácil de entender y dar sentido a Alma, a esa estructura de influencia más atlántica, más de meseta con clima continental y luego toda la parte de influencia mediterránea. La veo una bonita forma de entender el mundo del vino en España y en la Península Ibérica, y a mí por lo menos me sirve mucho para entender y soñar un poco también con elaborar en diferentes zonas.

Elaborar en diferentes zonas para mí ha sido lo mejor que nos ha pasado en los últimos años por muchos motivos. Al final también te acabas deslocalizando de un solo punto, aunque evidentemente las raíces… Digo siempre a modo de ejemplo que soy segoviano de origen, pero me siento del mundo prácticamente porque sientes que tu corazón está repartido por muchas zonas. Te sientes un poco gallego, un poco vasco, además de castellano. Empiezas a mimetizarte mucho con el terreno al que vas y con las personas que te encuentras en el camino, y empiezas a coger un cariño brutal al sentirte parte de esa historia. Eso tiene un valor increíble.

Empiezas a pensar también de otra manera: antes estábamos todos en Carraovejas, todo el equipo, y hoy el equipo está repartido. Nuestro director financiero vive en Zaragoza y el director general en Oporto. Yo creo que esto supone también esa parte de pensar de otra manera, de sentir de otra manera y de entender que tienes que respetar mucho más. Nos está haciendo crecer también el poder entender otras variedades, otros vinos, otros lugares, y sinceramente, creo que es lo mejor que nos ha pasado en los últimos años. Tiene su riesgo porque tu vida también cambia un poquito. Ahora cuando me preguntan dónde vivo, digo que vivo en Peñafiel con mi mujer y mis hijos, pero vivo en el coche prácticamente. Es otra forma también de verlo, de entenderlo. Intentas equilibrar la vida profesional y personal, no solamente para mí sino para todo el equipo. Para mí es importante que disfrutemos y seamos felices con lo que estamos haciendo, pero que podamos tener un equilibrio personal. No puede haber desarrollo profesional si no hay desarrollo personal. Hay que cuidar también a la familia y el equilibrio personal de cada uno para disfrutar de lo que estamos haciendo, y que no suponga una carga sino todo lo contrario.

 

En cuanto a la nueva bodega de Ossian, empezaron a levantarla por fin a mediados de 2023. ¿Ha cambiado la idea inicial que ya en 2017 pensaban que empezaría a materializarse pronto?

Al principio nos planteamos un único edificio muy cuadrado, parecido al de Carraovejas pero blanco en vez de rojo. Ya teníamos el proyecto listo para empezar y lo paramos porque no nos sentíamos cómodos. Se ha mantenido una parte, pero con otro concepto totalmente distinto. Son una serie de edificios integrados con cubiertas vegetales, todo en construcción típica de la zona, con pizarra, canto rodado y demás, y todo como un pueblo en pequeñito, con distintas construcciones. La zona de elaboración, la de crianza en barrica, otra de embotellado... Creo que va a quedar muy bien.

 

¿Cuándo estará lista la nueva bodega?

El objetivo es abril de 2025, para que podamos hacer allí la vendimia de ese año, pero tenemos que ir alcanzando hitos.

 

La inversión inicial apuntaba a cinco millones de euros.

Sí, pero la primera fase ya se ha ido a ocho, y luego quedan dos fases más. Ha influido el sobrecoste, la inflación de los últimos años… Y también hemos ido más allá con materiales y otras cosas.

 

Por otro lado, Alma Carraovejas está pensando en nuevos proyectos de producción vinícola y también de otro tipo...

Está el proyecto de Ambivium como restaurante, varios alrededor que también llegan, más los de la Fundación Cultura Líquida, los de nuestra importadora (Singular Vineyard Wines)... Necesitamos ir asentando todo esto. Para mí es relativamente fácil por estar en la parte estratégica de elegir proyectos y estoy siempre con las maletas preparadas, pero el equipo necesita su tiempo para entender el porqué de cada proyecto y demás.

Decimos siempre que Alma para nosotros es una forma de vida, un sentimiento, una forma de entender el mundo del vino, no sólo un conjunto de proyectos. Tampoco me gusta hablar de grupo, que me parece algo industrial y ostentoso. Se trata de respetar la identidad de todos los proyectos. Decimos siempre que Alma es un proyecto que conecta personas, historias, territorios, y eso es lo que tratamos de hacer. No solo elaborar vinos, sino crecer a nivel cultural e histórico, entender cada zona, su historia y evolución. Es un viaje maravilloso y el tiempo dirá si acertamos o no, pero siempre desde el respeto, la honestidad, y tratando de respetar la autenticidad de cada proyecto. Aunque evidentemente hay elementos comunes de Alma en todos los proyectos.

 

"HAY DOS TIPOS DE EMPRESAS FAMILIARES, LAS QUE TIENEN CONFLICTO Y LAS QUE LO VAN A TENER"

Su padre, José María Ruiz, no parecía nada convencido. Transmitía cautela, mientras usted ya hablaba de emprender nuevos proyectos. Pero, ya sea por convencimiento, por insistencia, por calendario y sucesión o por lo que sea, parece que se han impuesto sus ganas de crecer y expandirse...

Yo creo que es difícil de entender si no estás viviéndolo en el día a día y mi padre por supuesto tiene todo el mérito, pero Carraovejas lo fundó y lo desarrolló hasta cierto punto. A partir de 2007, cuando me incorporo, yo creo que Carraovejas ha evolucionado mucho respecto a lo que era en los inicios, aunque lo que nos encontramos es también lo que nos ha permitido llegar hasta aquí. Por tanto, respeto máximo y todo el reconocimiento a lo que se ha hecho antes. Pero es cierto que es difícil de entender esto.

Mi padre me decía muchas veces que yo tenía "una ambición desordenada", pero no es así para nada. "Ambición desordenada" para mí habría sido quedarme en Carraovejas, seguir produciendo más botellas, que era una forma muy fácil de hacer dinero, y estaría todos los días durmiendo en mi casa con mi mujer y mis hijos, con mucho más tiempo y con un coste personal también mucho menor, sin preocuparte de la parte financiera. Igual preocupándote de qué haces con el dinero y dónde lo llevas si las cosas salían bien, pero creo que eso habría tenido un recorrido muy corto. Por desgracia hemos visto muchos ejemplos históricos de muchas bodegas que eran muy importantes en su momento y que hoy están prácticamente desaparecidas o no ocupan el lugar que ocupaban antes.

Por tanto no es una cuestión de negocio ni de ambición, es una cuestión de pasión por lo que haces, por lo que sientes y por cómo quieres hacer las cosas. Y esto es muy difícil de entender si no estás en el día a día. Para mi padre su vida es mucho más el restaurante que las bodegas porque así lo ha vivido y porque en el día a día lo que vive más es eso. Entonces es difícil de entender.

Él también, aunque fue una persona que representó a España muy pronto en el Concurso Mundial de Sumilleres y demás (quedó sexto en la primera edición, en 1972), no ha vivido desde dentro la evolución del vino, y entonces no ha podido entender… Cuando le dije que íbamos a Ribeiro, me decía "cómo vas a ir allí si son vinos de taza, muy duros", cuando Emilio Rojo y Viña Meín son dos de los grandes proyectos del Ribeiro. Con Rioja Alavesa igual: él tampoco entendía qué papel ocupaba, pero es normal y yo creo que es hasta bueno. En las empresas familiares yo creo que se habla poco del conflicto, y yo creo que todos… Me gusta decir que hay dos tipos de empresas familiares: las que tienen conflicto y las que lo van a tener, y de alguna manera qué bien que haya ese conflicto. Que se gestione de la mejor manera posible, pero bien que lo haya porque creo que es señal de esa evolución en el pensamiento, en la forma de entender las cosas. Todo evoluciona, todo sigue. Nosotros no somos los mismos con 20 años que con 40, e históricamente, evidentemente el mercado también cambia, y los sectores. Y creo que es bueno que haya una generación posterior que remueva un poco todo lo que se ha hecho antes. Desde el respeto, pero creo que es importante.

No se trata de que sea un pulso ni mucho menos, yo creo que el tiempo lo que sí ha demostrado es que quizás se ha hecho desde la honestidad todo esto, y cuando lo haces desde la honestidad y el respeto, normalmente el tiempo te acaba devolviendo todo lo invertido, el trabajo y no sé si de alguna manera la razón, pero yo lo veía muy claro.

Es cierto que mi padre en todos estos años no me ha apoyado porque le parecía una barbaridad, y lo entiendo porque ha sido un crecimiento muy rápido en poco tiempo, y ya veremos si el tiempo demuestra realmente que estamos haciendo las cosas bien y acertando. Lo digo de forma muy natural: yo creo que él está muy orgulloso de lo que se está haciendo, creo que también es una forma de ambición o de búsqueda constante, de superación, de tratar de mejorar y disfrutar lo que haces. También creo que a ellos les ha impulsado a seguir haciendo cosas en la parte de restauración de Segovia, que han sentido la sensación de que tenían que hacer algo, y también por esa parte me siento orgulloso porque yo creo que de alguna manera les ha servido un poco de impulso. Y bueno, cada uno debe sentirse a gusto, igual que también es respetable si alguien quiere parar, no quiere invertir tanto o quiere vivir de otra manera. Es súper respetable.

 

"MI PADRE TOMÓ UNA DECISIÓN MUY ARRIESGADA CONMIGO"

No obstante, Pago de Carraovejas nació (en 1987) sobre todo por la intención de contar con un vino propio para el Restaurante José María. Sin más ambición inicial que esa ni tampoco menos, ¿no?

Así es. Yo creo que al final vives desde la pasión de lo que estás viviendo y para mi padre es difícil de entender. Ambivium supuso una transgresión total a nivel gastronómico respecto a lo que veníamos haciendo. Él quería hacer un restaurante en Carraovejas con más cochinillo, más autor, y de hecho Ambivium nace un poco también en ese tratar de asociar o transmitir el mensaje al exterior de dónde quería ir Alma Carraovejas, de tratar de llevar los vinos a un nivel internacional y poder ponerlo al nivel de los grandes vinos del mundo, o intentarlo al menos, y que Ambivium supusiera un tributo al mundo del vino. No sólo a los nuestros, sino que hay más de 4.000 referencias en el restaurante, unas 16.000 botellas en la cava. Quien viene a Ambivium, sinceramente, se sorprende mucho con lo que se encuentra allí.

En 2020 llega la primera estrella Michelin, la estrella verde también de sostenibilidad, la estrella del chef joven, mejor carta de vinos de España… Yo creo que estamos muy orgullosos de lo que estamos haciendo, y el año pasado ya estábamos para muchos en la quiniela de la segunda estrella. Nunca ha habido un dos estrellas Michelin en Castilla y León y sería un súper honor. No trabajamos solo para eso, trabajamos para crear una experiencia única para quien viene a visitarlo, pero bueno.

Entonces en aquel momento parecía todo muy lejano, pero poco a poco hemos ido consiguiendo dar los pasos que soñábamos o que visualizábamos de alguna manera, y esto también te da un poco la tranquilidad de sentir que las cosas van bien. Mi padre ya digo que se siente orgulloso de lo que estamos haciendo, pero evidentemente son visiones del negocio muy distintas, y no solamente por esto, que el problema es que incluso se han cambiado muchas cosas. Podía haber salido muy mal, podía haber sido un desastre y sin embargo bueno, de momento los resultados ahí están, todo va muy bien, pero es verdad que era un cambio incluso de modelo de negocio.

Quitar crianza y reserva en Carraovejas (en 2015), por ejemplo, entiendo que para mi padre fuese una preocupación y casi una aberración porque suponía tocar algo que estaba en su máximo esplendor seguramente. Teníamos ya el doble o el triple de demanda de lo que elaborábamos, eran vinos que nos quitaban de las manos, 'y ahora vienes tú y dices que quieres cambiarlo'. Pero bueno, yo siempre he creído que las cosas hay que cambiarlas cuando van bien, no cuando van mal. Cuando vas bien tienes la posición de privilegio de poder dar ciertos pasos que desde la desesperación, o cuando las cosas van mal, pues cuesta más hacerlo y es más difícil, o tienes que hacerlo movido por otros motivos.

Entonces bueno, yo creo que estamos en un momento maravilloso, pero incluso estando en un momento maravilloso, creo que lo mejor de Alma está por llegar. Los proyectos nuevos, como digo, necesitan cuatro, cinco, seis, ocho o diez años para mostrar lo mejor de ellos; más allá de los que puedan llegar más adelante. Entonces yo creo que hay muchas cosas que todavía no se están viendo de Alma, y que se van a ver con el paso de los años. Ya se están viendo algunas, pero creo que se van a ver muchas más en los próximos cuatro o cinco años sin duda; o eso espero.

 

¿Sugiere estar especialmente pendiente de algo concreto de lo que "está por llegar"?

Pues tenemos grandes proyectos vitivinícolas que están encima de la mesa, pero llega un momento también en el que también incluso nos planteamos la posibilidad de no contar nada hasta que no salgan los nuevos vinos porque puedo entender que haya gente que diga 'no entiendo muy bien tanto proyecto en tan poco tiempo'. Entonces para mí la clave está en entenderlo siempre desde la visión a muy largo plazo.

 

¿Pero hacia dónde está orientado el foco en el corto plazo?

Pues sinceramente, creo que la parte atlántica que le decía antes... Creo que hay un par de proyectos, un par de regiones... Galicia sigue siendo apasionante, acabamos de llegar a Rías Baixas pero hay alguna región más todavía apasionante, especialmente para mí Ribeira Sacra. También Txacolí, que creo que tiene un futuro maravilloso y posiblemente podamos estar llegando allí a un proyecto en breve que creo que sería brutal.

Luego también hay un ojo que mira un poco también hacia la parte mediterránea. La meseta está un poco más cubierta con los proyectos de Ribera, Sierra de Gredos, Rioja Alavesa… y está la parte mediterránea que nos llama mucho la atención, que sientes que nos está llamando, provocando. No sé si en el norte de Cataluña, no sé si en la parte de Levante, si en Jumilla o en Jerez, pero creo que son regiones que están destinadas a que algún día Alma pueda tener presencia en alguno de estos lugares.

 

De todos modos, antes hablaba de más ambición desde que está como CEO de Carraovejas pero, para decisión arriesgada, la que tomó José María Ruiz poniendo a su hijo al frente cuando sólo tenía 25 años, ¿no?

Sí, sin duda. Tenía 25 años cuando llegué a finales de 2007 al proyecto y era el más joven. Éramos 20 personas trabajando en Carraovejas, hoy somos en torno a 250 y bueno, quizás en aquel momento no eres consciente de lo que tienes encima, o de lo que te toca. Hay una cita que utilizo mucho que me gusta mucho. Yo estudié Psicología, Psicología Sistémica, que fue lo que me ayudó a poder entender la vida de otra manera, y para mí ha sido un paso brutal poder entender las cosas de una forma diferente. Y ahí hay una cita que utilizamos mucho, que era 'tenemos dos orejas y una boca para escuchar el doble de lo que hablamos', y la idea fue llegar, escuchar mucho al equipo, intentar empaparte de todo porque yo no tenía formación en el mundo del vino. Venía de acompañar a mi padre durante unos años, escuchando en las reuniones al equipo técnico y a todos, pero con 25 años no sabía ni leer o interpretar una cuenta de resultados o un balance. Todo ha sido a base de formarte, de vivirlo en el día a día. Quizás la edad por una parte te da el atrevimiento e igual a veces incluso un poco de inconsciencia, y para mí sólo había un objetivo: tratar de mejorar lo que estábamos haciendo. No había otra más que mejorar, mejorar y mejorar en todos los ámbitos del proceso de lo que era Pago de Carraovejas en aquel momento.

Y a partir de ahí pues bueno, sí que es cierto, lo he dicho siempre, que mi padre fue por una parte generoso, y por otra seguramente tampoco tenía muchas más alternativas, sinceramente. Estábamos en el restaurante y la otra alternativa era contratar algún externo que le suponía también un esfuerzo para él importante, y había una parte de confianza. Él siempre me demostró la confianza de que veía algo en mí para poder gestionar y llevar a cabo los proyectos, o más bien el proyecto de Pago de Carraovejas porque no podíamos imaginar todo lo que iba a venir detrás; y desde luego lo agradezco.

Yo mismo le he dicho algunas veces, tiempo después, que tomó una decisión muy arriesgada conmigo, y siempre me ha respondido 'te conocía y sabía que podía ir bien o mal, pero que ibas a darlo todo e ibas a entregarte al proyecto'; y creo que esa ha sido la clave. Entregarte en lo que hagas es algo que hemos aprendido en casa con mis padres también, entregarte al máximo, sea mejor o peor, irte tranquilo a la cama cada día porque has dado todo lo que tuvieras. Y creo que esa fue la clave, aunque yo creo que ni él podía imaginarse lo que iba a venir después, yo desde luego ni de lejos.

 

CASAS, CASONAS Y CASTILLOS PARA UNA RED DE RESIDENCIAS ARTÍSTICAS

Uno de sus planes más llamativos, más allá de la producción vinícola, es el que les ha llevado a comprar una casona en Peñafiel, y otros edificios históricos o icónicos, para algo que concibe como algo más que un proyecto de red de residencias artísticas. ¿Cómo va?

Esa es una parte del proyecto de la Fundación Cultura Líquida, que trabaja en tres líneas. La fundación se constituyó después de preguntarnos qué podíamos hacer para dejar un legado más allá de de elaborar vinos en diferentes zonas, con el deseo de proteger, proyectar y promover la cultura del vino, de entender la cultura del vino y el vino como cultura, que quizás ese es el reto que tenemos en España también. Cuando vas a Francia, en muchas zonas ves que el vino es parte de su cultura, mientras que en España tenemos mucha cultura de vino porque hay mucho vino, pero no se siente tanto el vino como cultura, creo, y es el gran reto que tenemos por delante en nuestro país: integrar el vino como parte de nuestra cultura.

Ahí nace la Fundación Cultura Líquida, en la que tenemos tres líneas de trabajo: la primera es la editorial, donde estamos recuperando libros históricos del mundo del vino. Ya vamos por el quinto, que saldrá en breve. Otra línea es la formación: de llevar la dirección académica del Máster de la Cámara de Comercio Valladolid de dirección de bodegas, dimos el paso de ir más allá y crear un programa con el Instituto de Empresa (IE University) de dirección de bodegas, que está siendo ahora la primera edición (durante este curso) y estamos felices porque el resultado está siendo maravilloso, con un gran grupo de alumnos.

Y por otra parte está la tercera línea, lo que hemos llamado Espacios Líquidos, que es donde se enmarca la casona de Peñafiel. Estamos trabajando con la Fundación La Fábrica, uno de los grandes exponentes que tenemos en nuestro país de protección y desarrollo de la cultura en general, y en este caso en concreto la del vino. Todos nuestros proyectos están en el medio rural, en municipios de entre 400 y 5.000 habitantes o poco más, como es el caso de Peñafiel, y es entonces el deseo de recuperar y aportar algo al entorno lo que nos lleva a recuperar edificios históricos en estos enclaves.

En el caso de Carraovejas, se compró una casa en el centro del pueblo preciosa, de piedra, que casi es un emblema del pueblo también. Por desgracia los propietarios fallecieron, no tenían descendencia, era una casa que quedó un poco en el olvido. Salió a subasta y pudimos comprarla, y ahora se trata de recuperarla.

En el caso de Ossian, estamos en conversaciones por uno de los edificios más significativos que podemos encontrar en Nieva. En el caso de Fuentenebro, puede que recuperemos alguna de las bodegas subterráneas del pueblo.

En Viña Meín y Emilio rojo es quizás donde ha habido una mayor inversión en todo esto. Hay tres o cuatro casas de granito justo antes de entrar a la finca que queremos recuperar; también una fortaleza, y seis o siete construcciones entre las viñas de Emilio Rojo. Luego en Aiurri compramos un palacete del siglo XVI en Leza, en el centro del pueblo, justo enfrente de la iglesia, con intención de recuperar el edificio y la historia. Y en Tricó también hay varias casas de piedra entre el viñedo que queremos recuperar.

Entonces lo que nos gustaría hacer con estos inmuebles, con Espacios Líquidos, es una especie de residencia itinerante donde podamos recibir a personas del mundo del arte, de la ciencia, de la cultura. Podemos generar estos espacios para intercambiar conocimiento, intercambiar cultura, arte, ciencia en torno al mundo del vino, pero con el desarrollo de diferentes temas interesantes también para cada uno de los municipios donde nos encontramos. Iremos por tanto mucho más allá de una residencia artística, donde podamos dar cabida y alojamiento a muchas de estas personas.

La primera posiblemente que desarrollemos será la de Peñafiel, también porque es el origen y donde hay más recursos.

 

POSIBLE HOTEL DE LUJO EN PEÑAFIEL

En cuanto al proyecto de hotel de lujo que hace siete años se planteaban levantar frente a la bodega de Pago, a estas alturas se entiende que está completamente descartado, ¿no?

En principio sí. Toda la parte del hotel se descartó por varios motivos. Primero porque, dándole una vuelta, me pareció un concepto un poco comercial y nosotros no venimos del mundo de los hoteles, no lo conocemos bien y preferimos dejarlo. Aunque sí que es cierto que en las últimas semanas hemos recibido alguna propuesta de crear un hotel de gran nivel, de lujo, en el entorno, que sería algo bonito por lo que aportaría para todo lo que está alrededor. Estamos en conversaciones, ya veremos. Son hoteles que se han creado en el mundo del vino, en otros lugares como Champagne o Sudáfrica, y por qué no. Precisamente no nos dedicamos a esto, pero si viene gente que se dedica a esto y que puede aportar valor, no solamente para nosotros sino para toda la zona, pues creo que es maravilloso. No gestionado por nosotros, pero sí que en un entorno cercano.

 

¿Sería en la misma finca de Pago de Carraovejas?

Un poco separado de la bodega para dar autonomía a la bodega y el gran vino, y precisamente podría ayudar a desarrollar la parte del enoturismo, bicis eléctricas, paseo a caballo, cosas a las que nosotros no nos dedicamos, pero que si viene alguien que sabe hacerlo pondremos a disposición, siempre que la zona donde se pueda instalar respete el impacto que pueda suponer a nivel de arquitectura y medio ambiente, que quede integrado y por supuesto no ocupe lugar que sea para el gran viñedo. Podría ser un proyecto precioso para la zona, para la región, para crear riqueza, empleo, seguir generando, aportando nuestro granito de arena al entorno no sólo de Peñafiel sino de todo alrededor, Valladolid también. ¿Por qué no?

 

¿Pero el capital de Carraovejas sigue siendo familiar 100%, no?

Sí, totalmente. En este caso la inversión sería de ellos y nosotros aportaríamos el suelo. Tal vez sería una 'joint venture'.

 

La idea por tanto es preservar la condición de empresa familiar al 100%...

Sí sí, a día de hoy sin duda. A futuro no lo sé, sinceramente. A priori nada se descarta pero, en cualquier caso, no vamos a hacer nada que pueda poner en riesgo la toma de decisiones, eso jamás.

 

¿CAMBIO "DE GUERRERO A SABIO" Y RELEVO CUANDO CUMPLA 55 AÑOS?

De todos modos, cuando toque hablar de sucesión y de una posible tercera generación de Carraovejas como empresa familiar, habrá que ver si usted tiene el valor de permitir que un hijo o hija se ponga al frente con 25 años, como fue su caso; o quizá cuando sea algo más mayor…

Ojalá… el otro día cumplí 42 y siempre he dicho que a los 55… Paulo (Cardoso) acaba de asumir la parte de dirección general con la intención de separar un poco la parte estratégica de la gestión, porque son muchos proyectos y creo que hay que ser también ágiles. Se trata de dedicar más a la parte estratégica y cuidar el proyecto para asegurar que estamos haciendo las cosas como queremos hacerlas, y por otra parte que haya otras personas del equipo que asuman estas responsabilidades y que nos permitan crecer de una forma ordenada.

Mis hijos todavía son pequeños. Dentro de 13 años, cuando yo tenga 55, ellos tendrán 22 y 20, aún serían más pequeños que yo en su momento.

Cuando me invitan a contar nuestra experiencia o dar nuestra opinión sobre temas de empresa familiar digo muchas veces lo de dar un paso a un lado a los 55 y mucha gente me mira como diciendo 'estamos en lo mejor de la vida, no nos quites de enmedio'. Como decía Manuel Pavón (director del Instituto Nexia, centrado en la formación de los profesionales que asisten a las familias empresarias), esto es como dar un poco "el paso de guerrero a sabio", de estar en la primera línea a saber estar detrás acompañando el proyecto, custodiándolo de alguna manera por detrás y dando apoyo a quien tome las decisiones.

Si seguimos en la línea de lo que estamos haciendo, mis hijos o quienes vengan detrás seguramente se encuentren, y espero que así sea, una estructura mucho más profesional, con un equipo profesional que ya está funcionando y se está dedicando a ello, con un Consejo de Administración profesional que permita tomar las decisiones de una forma ordenada pero sin perder nunca esa 'locura' de… posiblemente haya tomado decisiones que hayan podido parecer ilógicas a nivel financiero desde fuera, pero esto hace falta para ser diferente y para entender el mundo del vino en esa visión a largo plazo que tiene que ser distinta; y por otra parte, ojalá esto les guste a mis hijos, que no lo sientan como una atadura. Ojalá el proyecto trascienda con las siguientes generaciones pero si no fuera así, trataríamos de buscar la mejor salida en el futuro antes de que el proyecto se pudiera ver perjudicado.

Creo que a mis hijos les corresponde más formarse como accionistas, y ser buenos accionistas; unos grandes gestores y estrategas de lo que tenemos, más que unos ejecutivos o ejecutores de todo esto. Pero quién sabe, yo tampoco pensaba que estaría en esto, dedicándome a la psicología, y mire dónde me llevó el destino o dónde decidí o elegí estar, así que el tiempo dirá. Son jóvenes, pero sí siento la responsabilidad de que lo que dejemos se lo dejemos ordenado, estructurado, y luego ya para la toma de decisiones, que los que vengan detrás decidan.

Yo ya me siento lejos de las nuevas generaciones, con 42 años para mucha gente aún seré joven, pero me siento lejos de las generaciones de veintitantos años que las ves llegar con otra filosofía y forma de entender. Hay que escucharles, ver qué quieren y qué buscan también, y lo que ellos necesitan. Se trata de adaptarnos y entender cuáles son los retos del futuro y tratar de prepararnos para ello, estar cerca de los clientes del futuro sin olvidarnos de los actuales; y por supuesto sin olvidarnos de la esencia de Alma, que tiene que estar ahí y es innegociable.

 

Cuesta imaginarle pasando "de guerrero a sabio" con sólo 55 años…

Para mí es importante que dé el paso porque lo que he visto en los últimos años, no sólo por mi padre, sino por otros, es que a medida que te vas haciendo mayor te cuesta más irte, porque sientes que la vida se te va, sientes que tienes mucha fuerza pero la realidad es que no, que vienen generaciones por detrás. Que ya estás fuera de algunas cosas, lo cual no significa que no puedas aportar. Creo que es importante que cumplas con ese compromiso porque si no, a medida que te vas haciendo mayor, vas viendo que no te tienes que ir y creo que es más difícil salir. Es importante dar espacio a los que llegan y también a los que se van, para que encuentren su espacio en la empresa.

Me gusta lo que hago, pero me falta mucho tiempo para otras cosas. Me encanta hacer deporte, escribir, leer, hacer muchas cosas para las que, a día de hoy, estoy más limitado. Ojalá algún día… llegar con 25 años me ha supuesto tener que vivir muchas cosas que no me tocaban por edad, y entonces tampoco sé si quiero que mis hijos se pierdan cosas de su edad. Aunque vivir todo esto también es verdad que me ha hecho más fuerte y más maduro… Que sean ellos los que elijan, pero no sé si quiero que ellos se pierdan ciertas cosas que les tocan por edad por asumir una responsabilidad que quizá no les corresponde, a no ser que las circunstancias te marquen.