La prueba de fuego de Cs

Diego Tavero (EFE)
-

La formación naranja intentará revertir las encuestas el próximo domingo con unas listas renovadas en las que la mitad de los 'números uno' de 2019 han cambiado por su crisis interna

La portavoz nacional de Ciudadanos, Patricia Guasp. - Foto: Borja Sánchez (EFE)

La fuga de dirigentes de Ciudadanos, principalmente al PP, se une a los malos presagios para la formación naranja en las elecciones autonómicas y municipales del próximo domingo, donde la gran parte de los cabeza de lista han tenido que ser renovados por la crisis interna que sufre desde la marcha de Albert Rivera en 2019.

Y por si esto no bastara, a pocos días de la cita con las urnas, la bomba: el bloque conservador anunció la incorporación a su fundación de Luis Garicano, exeurodiputado de la formación liberal y artífice del programa económico del partido.

Pese a que los abandonos y las fugas de cargos son la característica principal de las últimas fechas, Cs presenta para las locales listas en 800 localidades, entre ellas todas las capitales de provincia, aunque es cierto que suponen menos de la mitad de las presentadas en 2019.

El 80 por ciento de los cabeza de cartel para las autonómicas son distintos a los que compitieron en los comicios de 2019 y decenas de concejales que lograron acta en la cita de hace cuatro años han renunciado, un goteo que en algunos casos ha sido recogido por otras formaciones y en otros, simplemente, se han marchado a casa.

De las 12 comunidades en las que Ciudadanos se presenta, solo hay dos aspirantes que repiten: el de Cantabria, Félix Álvarez, y Castilla-La Mancha, Carmen Picazo.

La realidad es tozuda y Cs afronta el 28-M con los sondeos pronosticando su debacle y augurando que poco retendrán de los más de 2.500 concejales y 178 alcaldes que tienen en este momento aparte de los 65 diputados autonómicos.

Los naranjas lograron hace cuatro años 1.876.906 votos y 2.788 ediles, se convirtieron en la tercera fuerza, por detrás de PSOE y PP.

Los resultados obtenidos en 2019 por los números uno de Murcia, Isabel Franco, y Madrid, Ignacio Aguado, permitieron que su formación alcanzara pactos de Gobierno con los populares, pero dos años después, estas comunidades se convirtieron en el principio del desmoronamiento del partido, que aún hoy, no parece tener fin.

La moción de censura impulsada en Murcia con el PSOE tuvo como primera consecuencia que el presidente de Murcia, Fernando López-Miras, mantuviera el sillón tras captar a Isabel Franco y otros dos diputados de Cs y rompiera el partido naranja en la región.

Este movimiento táctico fallido auspiciado por Inés Arrimadas tuvo su efecto dominó en la Comunidad de Madrid, donde la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, los borró del mapa tras convocar elecciones anticipadas ante lo que consideraba la amenaza de una moción de censura encabezada por Aguado, que tuvo que dejar la política.

Pero la onda expansiva no se quedó ahí, ya que Castilla y León y Andalucía adelantaron los comicios y Cs pasó de ser socio a tener un solo diputado, en Valladolid. 

Transfuguismo

A todo esto hay que añadir las traiciones en forma de transfuguismo que se aprecian en las listas que concurren en los comicios del próximo domingo. Mucho ha tenido que ver el que fuera jefe de Organización, Fran Hervías, que reclutó para el PP. 

Así, los populares se han hecho con rostros muy conocidos en sus ciudades, como el alcalde de Badajoz (Ignacio Gragera), la vicealcaldesa de Zaragoza (Sara Fernández) o el portavoz en Sevilla (Álvaro Pimentel), entre otros.    

Con el lema Por los tuyos, Cs camina ahora en el alambre para intentar sobrevivir en la próxima cita con las urnas.