Valladolid registra nuevos máximos de empleo indefinido

David Aso
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Es el tipo de contratación que más aumenta desde la reforma laboral que restringió la eventual en 2022, a pesar del también notable incremento del trabajo fijo discontinuo y del parcial

Imagen de archivo de la obra de construcción de un edificio en Valladolid. - Foto: Jonathan Tajes

Que la última reforma laboral elevaría la contratación indefinida en detrimento de la temporal era algo que nadie dudaba desde antes de que se aprobara a finales de 2021 y entrara en vigor de manera progresiva entre enero y abril de 2022. No en vano, conllevó la desaparición del contrato por obra o servicio al tiempo que se incrementaban las penalizaciones por la formalización de contratos de muy corta duración, que se siguen utilizando pero menos. 

Quedaba la incógnita, eso sí, del impacto que tendrían los también previsibles aumentos de las contrataciones indefinidas a tiempo parcial o de las fijas discontinuas, que aun siendo consideradas también estables y dulcificando por ello la estadística, obviamente no son lo mismo que tener un trabajo indefinido de jornada completa. Pero, más de dos años después, los datos oficiales revelan que es este último tipo de contratación el que más ha crecido, por encima de alternativas más precarias; aunque, por otro lado, persiste la tendencia descendente de la duración media de los contratos que se firman, sean del tipo que sean, algo que empezó a producirse años antes de la reforma y que continúa.

La actualización estadística más reciente del Ministerio de Trabajo, relativa a junio, ha dejado además nuevos máximos históricos de trabajadores afiliados al Régimen General de la Seguridad Social en Valladolid (sin contar autónomos o adscritos al Régimen Agrario) con un total de 190.535, y también en concreto de los que están ligados a sus empresas a través de contratos indefinidos de jornada completa, con 108.370. En términos porcentuales el incremento de estos últimos asciende a un 16,76% con respecto a marzo de 2022 (a finales de ese mes entraba en vigor el grueso de la reforma); y son a su vez un 21,78% más de los que se contabilizaron de media durante el último mes de junio previo a la reforma laboral, el de 2021, tomado como referencia para poder comparar bajo las mismas condiciones de estacionalidad (marcadas por el aumento de la eventualidad asociada a las contrataciones de la campaña de verano por cobertura de vacaciones y demás), y así no desvirtuar la dimensión de lo que han supuesto estos cambios para el mercado laboral. 

Los trabajadores temporales de jornada completa, mientras, eran 20.067 en junio, un 23,38% y un 36,17% menos que en marzo de 2022 y junio de 2021, respectivamente; y 8.387 los temporales de jornada parcial, por lo que en este caso se han reducido un 43,86% y un 48,15%.

Fijos discontinuos

Cierto que los indefinidos de jornada parcial se han incrementado un 26,87% y un 36,90% con respecto a marzo de 2022 y junio de 2021, y que los aumentos de los fijos discontinuos han sido todavía más abultados, y así también más llamativos que los de jornada completa, si se miden en términos porcentuales, al haberse disparado a más del doble (128,5%) e incluso del triple (229,16%) ; pero sucede así por tratarse de cifras absolutas pequeñas que han pasado de 2.072 y 2.988 en las fechas pasadas de referencia ya citadas a 6.819 este último junio.

En este contexto, dejando de lado los porcentajes para comparar las cifras absolutas, resulta que los trabajadores afiliados a la Seguridad Social por cualquier tipo de contrato han aumentado en 14.006 desde marzo de 2022 (de 176.529 a 190.535), y en 15.553 los indefinidos de jornada completa (de 92.818 a 108.370); frente a incrementos de 6.485 contratados indefinidos a tiempo parcial (de 24.135 a 30.620) y de 3.831 fijos discontinuos (de 2.988 a 6.819), así como descensos de 6.123 eventuales de jornada completa (de 26.190 a 20.067) y 6.551 de jornada parcial (de 14.938 a 8.387). 

Así queda un cuadro laboral en el que los trabajadores indefinidos con jornada completa han pasado de ser un 50,81% del total de afiliados que había en junio de 2021 al 52,88% en marzo de 2022 y al 56,88% en junio de este año; los indefinidos de jornada parcial, del 12,77% al 13,67% y el 16,07%; y los fijos discontinuos, del 1,18% al 1,69% y el 3,58%; mientras los eventuales de jornada completa caían del 17,95% al 14,84% y el 10,53%; y los de jornada parcial, del 9,24% al 8,46% y el 4,40%.

No obstante, se perciben importantes diferencias si se observa la evolución del impacto de la reforma laboral por sexos porque, al menos en lo que a estabilidad se refiere en función del modelo de contrato, ha beneficiado más a los hombres por predominar en sectores tradicionalmente más preparados o predispuestos al empleo estable. Las mujeres ya partían así con desventaja, dado que en junio de 2021 sólo el 38,37% trabajaba con contratos indefinidos de jornada completa y ese porcentaje se ha incrementado en poco más de cuatro puntos para situarse en el 42,44% durante el mes pasado. Ellos, mientras, ya estaban en un 62,52% hace tres años y ahora son el 71,02%, 8,5 puntos más. Además, al hecho de que los sectores más feminizados coincidan con los que más tiran de empleo temporal se suma que la cultura de conciliación familiar más tradicional haya derivado en que sean las mujeres las que asumen con mayor frecuencia reducciones de jornada, y así ya en junio de 2021 el 20,21% tenía contratos indefinidos a tiempo parcial, cuadruplicando el porcentaje de los hombres (5,77%), mientras ellas ahora están en el 24,24% (+4,03) y ellos en el 8,07% (+2,3).

Más trabajadores y menos parados

Por otro lado, aunque los contratos eventuales por circunstancias de producción que duran 30 días o menos se siguen utilizando, en junio de este año, sin ir más lejos, se firmaron 5.505 de este tipo, un 22,33% menos que en el mismo mes de 2021, si bien hoy trabajan más personas que hace tres años. De hecho, al término de junio la provincia registraba un nuevo mínimo de 21.593 parados en la provincia, 817 por debajo de la marca también histórica de mayo, mientras se alcanzaba el máximo ya citado de 190.535 trabajadores afiliados al Régimen General, o de 231.743 contando los del Régimen Agrario, autónomos y empleadas de hogar.

Ahí también influye la coyuntura económica, claro está, con la reforma laboral favorecida por el viento de cola de la recuperación tras el golpe de la pandemia, y tampoco puede obviarse que la estadística oficial del Servicio Público de Empleo no computa como parados a los fijos discontinuos en todo el año, aun en el caso de que estos no trabajen en el mes que se esté contabilizando. Pero la estadística de la Seguridad Social sí tiene en cuenta los tiempos de actividad, y es un hecho que los afiliados eventuales han pasado de ser más de un 27% en Valladolid hace tres años (27,19%) a menos de un 15% (14,93%) ahora.