La historia del ‘Pirri’ se escribe en trazos gruesos, de robo en robo, de banda en banda. Casi siempre a golpe de maza para reventar puertas, verjas y lunas, y hacerse con la recaudación de la gasolinera o el restaurante del turno. Mazazos que le llevaron a cambiar, durante más de diez años, la casa de sus padres en Las Flores por una celda y que parecen haber tenido sobre él un efecto transformador; que no rehabilitador. Porque ahora Roberto R.D. ya no se conforma con las migajas de la caja registradora de un bar cualquiera y se ha convertido, junto a su hermano Alfonso (‘Fofó’), en un avezado ladrón de joyas. Uno de tal calibre que se le relaciona ya con un botín de más de 700.000 euros en solo tres asaltos con su sello. «No es que haya dejado la banda del BMW, digamos que es una diversificación del ‘negocio’», tal como explican fuentes cercanas al caso a El Día de Valladolid que no tienen dudas de que está al frente de todo.
En el historial de Roberto figuran decenas de asaltos, casi siempre cargados de violencia y sin botines especialmente jugosos. Los agentes que le han ‘tratado’ destacan de él precisamente su «descontrol», ese que siempre le había impedido preparar grandes atracos y que le acabó llevando a la cárcel no solo por los 38 robos que le imputaron en los apenas cinco meses de 2006 en que lideró la banda del Mazo, sino, fundamentalmente, por disparar a un joven con una escopeta junto a la avenida de Salamanca después de un altercado con los porteros de una discoteca; un calentón por el que acabó condenado por delito de tentativa de homicidio.
‘Pirri’ llegó a ‘Villanubla’ con 23 años y salió con 34. Una década en prisión le sirvió para mejorar su red de contactos y descubrir cómo su hermano José Luis (‘Pipi’) mejoraba ostensiblemente los resultados de la organización, con un mucho más de planificación y algo menos de violencia. Él fue el instigador de una nueva banda, la del BMW, que puso patas arriba el panorama delincuencial vallisoletano allá por las navidades de 2015. Alunizajes en Río Shopping, asaltos de película en Media Markt, coches quemados por los pinares, fugas a toda velocidad por la ciudad y robos de camiones cargados de valiosísimas mercancías para terminar amasando un botín estimado de más de 20 millones de euros, dentro de una nómina de 120 delitos imputados cuando, en marzo de 2017, en una compleja y exitosa operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil se apresaba al ‘Pipi’ en una calle de Laguna de Duero.
‘PIPI’, EL OTRO HERMANO
José Luis estuvo medio año en prisión provisional y, a su salida, se mudó a Madrid para tratar de evitar los asaltos en Valladolid, en donde los investigadores estaban demasiado encima de él. Una persecución de la Guardia Civil, en plena autovía R-4 tras un robo en León y en la que ‘Pipi’ respondió a tiros para darse a la fuga, fue su sentencia. En marzo de 2018 volvía a caer, acusado esta vez de 39 delitos, y ya no ha vuelto a salir de la cárcel. El próximo mes de enero se sentará en el banquillo de la Audiencia Provincial, bajo una petición de 11 años de prisión.
Durante el año y pico en que los hermanos coincidieron entre rejas, las oleadas de robos prácticamente se esfumaron en la provincia, hasta que, a principios de marzo de 2020, volvía a ser el turno del ‘Pirri’. Salía de prisión en libertad condicional y, casualidad o no, la banda del BMW regresaba también a las andadas, en una versión especialmente violenta que no dudó en asaltar a punta de pistola hasta una casa de apuestas junto al paseo de Zorrilla, además de supermercados y negocios de todo tipo hasta que el confinamiento les frenó. La figura de Roberto volvía a sobrevolar en todos esos delitos, aunque acabaría eludiendo por los pelos la operación policial que, en mayo, desarticulaba a esa nueva versión de la banda. Fue ‘gracias’ a que el juez de Vigilancia Penitenciaria decidía revocar su libertad tras un delito de tráfico.
‘Pirri’ ya no saldría de la cárcel hasta finales del pasado mes de enero y, nuevamente, su presencia en la ciudad volvía a coincidir con la reactivación de la banda del BMW. Cada vez con más nuevos miembros de la zona de la Gavilla y menos del barrio de Las Flores, pero en un híbrido entre las anteriores versiones de la organización que alternaba entre los BMW y los Seat León para sus robos, y que volvía a tirar de violencia en sus asaltos a bares y restaurantes, emulando a la primigenia banda del Mazo. Los agentes encargados de seguirles los pasos tenían pocas dudas del liderazgo de Roberto, pero la gran sorpresa llegó cuando la Guardia Civil consiguió situar al vallisoletano de 35 años detrás de un nuevo tipo de robo: las joyas.
QUINTANILLA
La irrupción fue en febrero, en una casa de Quintanilla de Onésimo que debía estar vacía pero en la que los autores se toparon con la dueña, una mujer de 87 años a la que amenazaron con un cuchillo y terminaron amordazando hasta hacerse con un botín estimado de unos 150.000 euros. Caían un par de meses después, tras una intensa investigación de la Guardia Civil en la que se conseguía recuperar gran parte de la mercancía y detener a los cuatro presuntos asaltantes, si bien ‘Pirri’ y ‘Fofó’ conseguían quedar en libertad provisional y solo uno de los implicados, el que guardaba el botín, iba a prisión.
La banda se centró entonces en los robos de la banda del BMW, hasta que a finales de julio llegaba el gran golpe, cometido en una misma noche en dos viviendas de una conocida familia de Valladolid. En la primera se hacían con 70.000 euros en joyas, 20.000 en efectivo y, lo más importante, las llaves de otra casa donde estaba el premio gordo, una caja fuerte con cerca de medio millón de euros en joyas. La Policía detenía y acusaba del doble asalto a los dos hermanos y a la novia del ‘Pirri’, pero no lograba recuperar ni el botín ni reunir las suficientes pruebas de la participación de los Rivera como para que el juez del caso decretase su encarcelamiento.
La diversificación del negocio del ‘Pirri’ sigue en marcha sin que, en principio, se le vincule con más grandes asaltos como los de estas tres acaudaladas viviendas, si bien los investigadores no tienen dudas de su estrecha relación con los cuatro secuaces que el lunes alunizaron un BMW en el Popeyes que hay en el ‘parking’ de Carrefour Parquesol.