La interminable lucha de Castilla y León contra los incendios forestales de este verano vivió este lunes una de esas jornadas 'puente' en las que no se declaró ningún gran fuego y los que estaban activos menguaron su poder de destrucción. De hecho, al cierre de esta edición la Comunidad solo mantiene un incendio en nivel dos de riesgo, de los cinco que tenía este domingo. Y es que este lunes, el tiempo y los operativos de extinción lograron contener el tenebroso avance que, un domingo más, vivió Castilla y León. Los tres grandes fuegos que se declararon en SanJuan de la Nava (Ávila), Vegalatrave (Zamora) y Quintanilla de Coco (Burgos) presentan una buena evolución y están ya sin llama dentro del perímetro. No obstante, ni 24 horas les han echo falta para llevarse por delante 6.000 hectáreas de terreno entre los tres, según las primeras estimaciones realizadas ayer por el Gobierno autonómico.
Una Junta que, a diferencia de en anteriores incendios, sacó este lunes toda la artillería con hasta cinco consejeros visitando los tres fuegos para conocer el estado de los mismos y arremeter contra los pirómanos. En este sentido, volvieron a insistir en que la mano del hombre está detrás de las llamas de Ávila y Zamora, y exigieron al Ministerio del Interior una mayor presión contra los incendiarios, así como investigaciones «para llegar hasta el final».
Ya sobre el terreno, la evolución de ambos fuegos fue muy favorable y se encuentran estabilizados después de que los trabajos del operativo de extinción y la ayuda de la meteorología dieran sus frutos. Tanto es así que los dos bajaron a nivel uno de riesgo durante las primeras horas de la jornada de ayer, después de haber arrasado 550 y 2.000 hectáreas respectivamente, según las primeras estimaciones.
Además, los vecinos de los seis municipios que este domingo fueron desalojados ante el riesgo que el incendio presentaba para la vida humana pudieron volver a sus casas. Un extremo que no se ha podido alcanzar en el, por el momento, último gran fuego que cerca a Castilla y León, el del municipio burgalés de Quintanilla de Coco.
Allí, las cinco localidades que desde la tarde de este domingo permanecen fueran de sus casas seguían sin poder regresar 24 horas después. No obstante, los vecinos de tres de los cinco –Hacinas, Carazo y Villanueva del Carazo– podrían previsiblemente volver a sus casas en las próximas horas, mientras que las otras dos –Santibáñez del Val y Santo Domingo de Silos continuarán desalojadas.
Un siniestro que, a diferencia de la mayoría de incendios forestales que ha sufrido Castilla y León este verano, si que ha dejado grandes daños materiales. La entrada de las llamas en varios municipios supuso la destrucción de viviendas que fueron pasto del fuego originando, supuestamente, por las chispas de maquinaría agrícola. «Fue un visto y no visto», rememoró una vecina de Santibañez del Val, donde se vieron afectados hasta 43 inmuebles, en relación a lo rápido que empezaron a crecer las llamas, y lamentó que hay casas y naves hundidas».
Una semana después
Entre las notas positivas de la jornada también se encuentra el descenso del nivel de riesgo de varios fuegos que llevaban más de una semana en nivel dos de alerta. Es el caso del fuego de Montes de Valdueza (León), al no existir ya riesgo para ninguna población. Este incendio, que se originó la pasada semana, habría calcinado unas 1.400 hectáreas según las primeras estimaciones de la Junta. Igualmente, durante este lunes también mejoró la situación en la zona de Cebreros y Hoyo de Pinares, en Ávila, donde ya se acumulan 72 horas estables, por lo que elGobierno autonómico decidió rebajarlo a nivel cero de peligrosidad, tras arrasar unas 4.500 hectáreas y haber obligado desalojar durante tres días a los vecinos de El Hoyo de Pinares.