La Entidad Pública Empresarial Agua de Valladolid, Aquavall, cumple el 1 de julio siete años de existencia, un periodo en el que sus responsables destacan que se han superado los 50 millones de euros de inversión. Estas partidas han servido para «uno de sus objetivos fundamentales», que es destinar los beneficios de la empresa a la mejora del servicio y la conservación de sus infraestructuras. Unas inversiones que se han traducido en la renovación de 130 kilómetros de las redes de abastecimiento y saneamiento.
Una de las máximas prioridades en estos ejercicios ha sido eliminar las tuberías de fibrocemento. El informe inicial de la empresa determinó que de los 649.999 kilómetros de la red de agua potable, con una antigüedad media de 26 años, casi unos 200 eran de este material. El fibrocemento, similar a la uralita, era muy habitual en los años 70, pero dejó de utilizarse en los 90 porque por su fragilidad está detrás de la mayoría de los reventones que se producen. Desde junio de 2017, la empresa ha renovado 27,3 kilómetros y otros 12,12 kilómetros de tuberías de fundición (hierro).
No está mejor la red de abastecimiento. En el diagnóstico de 2017 se apuntaba que los 737,7 kilómetros de red -que ahora son 818,7- estaban construidos mayoritariamente con hormigón. Para renovar este entramado, con una edad media superior a las tres décadas, se estimó que la inversión necesaria hasta 2032 debería superar los 72 millones de euros. En el caso de la red de abastecimiento, la partida necesaria se cifró en 17,7 millones.
190624JT_0191.JPG - Foto: Jonathan TajesSin zanja
Los trabajos necesarios para la renovación de la red conllevan casi siempre cortes de calles y la apertura de grandes zanjas. Esto último se ha tratado de evitar con la utilización de nuevas tecnologías, sobre todo en la rehabilitación de colectores, donde estos sistemas de ejecución sin zanja reducen los cortes de calles y las molestias a los ciudadanos. Este método se ha utilizado en numerosas intervenciones y también se hará así en la rehabilitación de 500 metros en el colector de Macías Picavea, que supondrá una inversión de 600.000 euros. Esta actuación de saneamiento municipal afecta a los colectores ovoides entre las calles Echegaray, Conde Ansúrez y Francisco Zarandona. Este colector, que discurre desde Prado de la Magdalena hasta el interceptor del Paseo de Isabel la Católica a la altura de la Plaza del Poniente, es una de las principales canalizaciones de Valladolid, que recoge las aguas sucias de una gran zona urbana y data de principios del siglo pasado.
La empresa ha optado por este método para acortar los plazos de la obra y los cortes en vías del centro de capital. Actualmente, se trabaja en la calle Echegaray -entre la Antigua y Angustias- y en la calle Angustias -entre Echegaray y calle Macías Picavea-. En una segunda fase Aquavall rehabilitará el colector de la calle Macías Picavea -entre Angustias y Platerías-, Conde Ansúrez -entre Platerías y Val- y Francisco Zarandona -entre Val y San Benito-.
Este método sin zanja es un sistema que ejecutando pequeñas catas permite introducir un nuevo colector usando el existente como «encofrado perdido». «Esta tecnología minimiza las afecciones de las obras comparándola con la ejecución tradicional y minimiza también la utilización de recursos naturales para su ejecución, como demolición de infraestructura existente, residuos a vertedero, la extracción de áridos para los rellenos, hormigones, asfaltados, etc..», asegura el gerente de Aquavall, Pedro Arroyo.
Otras tecnologías
Además, la empresa probó este año una nueva fórmula de mantenimiento para una tubería de fibrocemento. Aquavall optó por la tecnología de encamisado con manga de fibra de vidrio y sellado con luz ultravioleta. La composición de la manga, a diferencia de cuando se aplica en canalizaciones para saneamiento, es de resinas compatibles con la alimentación, ya que circular por ella agua para el consumo humano.
La actuación se llevó a cabo en un tramo de 245 metros de tubería de fibrocemento, situada en el Paseo de Isabel la Católica, en concreto, entre el Puente Mayor y el final del Paseo de Marcelino Martín 'El Catarro', con 400 milímetros de diámetro, y supuso una inversión de 98.000 euros. Aunque se trata de una intervención que no se puede llevar a cabo actualmente en todo tipo de tuberías, ya que requiere de tramos continuos, sin apenas acometidas a viviendas y que no tengan diámetros pequeños. Eso sí, esta opción sí que podría utilizarse para renovar tramos del 'Anillo de mil', la tubería de grandes dimensiones que circunvala la ciudad, y que ha sufrido diversos incidentes graves en estos años.
Este ejercicio la previsión es renovar 3,1 kilómetros de tuberías de abastecimiento, de los que a 31 de mayo ya se han ejecutado 2,3. En el caso del saneamiento, la previsión es de 6,1 y ya se han cambiado 2,7 kilómetros.