El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades dio la voz de alarma el pasado mes de marzo por el «preocupante aumento» que habían registrado en 2022 las infecciones de transmisión sexual (ITS). Un fenómeno que no es ajeno a España, tal y como demuestra el hecho de que el Ministerio de Sanidad puso en marcha la semana pasada la campaña 'Yo soy del sexo seguro' para intentar frenar la tendencia de los últimos años. Una tendencia que, según dijo el responsable de Salud Pública, Pedro Gullón, en la presentación de esa campaña, se remonta a las últimas dos décadas. «Las estimaciones de los próximos años, si no hacemos nada, no son halagüeñas», añadió.
En Valladolid el incremento de estos casos también ha sido exponencial, especialmente desde la pandemia. Según los datos facilitados por la Consejería de Sanidad, la suma de nuevas infecciones de clamidia, sífilis y gonorrea del año pasado representan más del doble que las de 2020, primer año de pandemia, aunque también hay que tener en cuenta el impacto de las restricciones de ese año en las cifras.
Por ejemplo, los 25 casos de gonorrea detectados por la Junta en Valladolid en 2019 se convirtieron en 28, 46, 57 y 71 en los años siguientes. Y en este periodo, en Castilla y León, pasaron de 130 a 300. En la provincia, la tasa ha aumentado de 4,81 casos por cada cien mil habitantes a 13,72 el año pasado.
Esta infección no siempre presenta síntomas. Cuando aparecen, en los hombres pueden ser dolor o sensación de ardor al orinar, o secreciones parecidas al pus. En las mujeres, desde flujo vaginal amarillento a hinchazón en la vulva y dolor abdominal. Los datos de la Junta demuestran que el 70% de los nuevos contagios afecta a hombres y el 65%, a menores de 30 años. En las estadísticas figura un caso excepcional de gonorrea en una niña de entre cinco y nueve años.
La evolución de la clamidia es muy similar. Los 32 casos de 2020 pasaron a ser 81 en 2023, después de tres años con un nivel muy parecido. En este caso, siete de cada diez nuevas infecciones afectan a menores de 30 años. Los síntomas son muy parecidos a los de la gonorrea.
En el caso de la sífilis, el aumento ha sido más moderado, pero también significativo. De los 53 casos de 2020 se ha pasado a los 78 del año pasado, un nivel similar a antes de la pandemia. En esta infección, los menores de 30 'solo' representan uno de cada tres nuevos casos y los hombres se contagian mucho más que las mujeres. Los síntomas más habituales son las llagas, aunque también puede aparecer fiebre, dolores musculares o de garganta, entre otras cosas.
Por otro lado, el VIH también ha ido en aumento en los últimos años. En 2022, últimos datos disponibles, se registraron 32 nuevos casos en Valladolid, con una tasa de 6,18 por cada cien mil habitantes, la más alta al menos desde 2015.
Una de las principales razones de estos incrementos es la relajación en el uso del preservativo, el método barrera más efectivo a la hora de evitar las ITS. Según el Informe Juventud en España 2020, el 37% de los jóvenes reconoció no haberlo utilizado en alguna de sus últimas relaciones. ¿Por qué? Uno de cada cuatro, por usar otro método anticonceptivo; otro 25%, porque conocía lo suficiente a su pareja y un 13%, porque no lo tenía a mano en ese momento. En Castilla y León, el estudio Hábitos y estilos de vida en la población joven de Castilla y León, del año 2021, también revela que más del 20% de los adolescentes tuvo relaciones sexuales completas sin utilizar condón.
«Se ha perdido el miedo»
José Ramón Cortiñas, presidente de la Comisión Nacional de Urología, dependiente del Ministerio de Sanidad, y antiguo responsable de este área en el Clínico, asegura que «claramente» las ITS se han incrementado en los últimos años. «Parece que la gente ha perdido el miedo», señala, y eso hace que se utilice menos el preservativo. «Algunos tienen la convicción de que, si te toca, pues no pasa nada, porque te tomas unas pastillas o te ponen una inyección, se cura y ya está», añade. Y en parte es así, pero también conviene saber que se pueden presentar complicaciones. «En principio, una ITS no plantea ningún problema si se diagnostica pronto y se trata, pero, si no se hace, puede derivar en problemas serios», avisa Cortiñas, quien añade que la educación es la mejor herramienta para frenar el avance de estas infecciones.