¿A qué tenemos miedo?

María Jesús Álava
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Se puede temer al fracaso, al futuro, a los cambios, a que le pase algo a los hijos... pero todos ellos se combaten con decisión

¿A qué tenemos miedo? - Foto: Imagen de storyset en Freepik

Cuando analizamos nuestras emociones más básicas, vemos que el miedo puede estar en la base de ese malestar tan profundo que condiciona negativamente nuestra seguridad y autoestima personal.

¿Cuáles son nuestros principales miedos?

El miedo más generalizado es el miedo al fracaso. Hay personas que pretenden ser competentes en todo, buscan un perfeccionismo imposible, que les produce mucha insatisfacción.

Actualmente, uno de los miedos más extendidos es el miedo a la soledad. Aquí las consecuencias son muy peligrosas, pues hay mucha gente que no soporta la sensación de sentirse solos y son capaces de hacer cualquier cosa por pertenecer a algún grupo o por conseguir la aceptación de determinadas personas.

Un miedo muy habitual entre los padres es qué será de sus hijos, qué les deparará la vida, si tendrán suerte con las personas que encuentren y si la vida les ofrecerá la oportunidad de ser felices.

Pero hoy uno de los miedos más extendidos es el temor al futuro, a los cambios convulsos que puedan venir. 

¿Cuál es la causa o la raíz?

Especialmente nuestro empeño en ser aceptados, caer bien y ser queridos por quienes nos rodean. Esa necesidad nos lleva a dejar de ser nosotros mismos y a no actuar con espontaneidad. Con frecuencia evitamos la confrontación de opiniones, no manifestamos lo que pensamos y  cedemos para reducir tensiones. 

A veces el miedo es tan potente que no nos atrevemos a decir no a los demás, y después nos sentimos fatal por no haber sido capaces de defender nuestros intereses.

¿Cómo podemos ser conscientes de nuestros temores?

Cuando sentimos incomodidad en una situación, o cuando la evitamos y no somos capaces de enfrentarnos a ella, tenemos que ser conscientes en esos momentos de que tenemos miedo. 

También podemos detectarlo cuando nos invade la vergüenza, la inseguridad y nos comportamos con timidez. 

Un buen método será observar y anotar lo que ocurre cuando sentimos frustración, culpabilidad, ansiedad, decepción... En esos instantes podemos plantearnos: ¿hemos tenido en cuenta nuestros intereses, sentimientos y pensamientos o, por el contrario, hemos pensado que no eran válidos?; ¿hemos respetado a las otras personas, o las hemos contraatacado?... 

Anotemos qué sentimos y qué pensamos y reflexionemos sobre ello; y cuando nos sintamos mal, preguntémonos si el miedo es la causa de nuestro malestar.

¿Qué podemos hacer al respecto? Consejos útiles 

Podemos aprender a manejar estas situaciones igual que aprendimos a hablar, enfrentándonos a ellas y actuando con seguridad. 

A nivel práctico, destacamos los siguientes consejos:

    • No esperemos a que sean los demás los que hablen positivamente de nosotros; es un grave error que puede provocarnos inseguridad y decepción.

    • Actuemos de acuerdo con nuestros valores y opiniones. Este es el mejor antídoto contra el miedo; pero hagámoslo desde el respeto, teniendo en cuenta que los demás siempre pueden decirnos que no les ha gustado lo que  hemos dicho, o que no están de acuerdo con lo que hemos hecho.

    • Propongámonos nuevas metas. El único requisito es que sean alcanzables y realistas; de tal forma que nos harán sentirnos bien una vez conseguidas.

    • Tomar nuestras propias decisiones sin miedo a equivocarnos nos dará seguridad y nos proporcionará la oportunidad de aprender de nuestros fallos. Debemos poner en marcha nuestra decisión sin dudar continuamente sobre ella.

Reflexión final:

El miedo es tu peor enemigo, te genera inseguridad y vulnerabilidad. ¡El miedo se combate con decisión y determinación, sin dar un paso atrás y confiando en ti cuando te cuesta confiar!