En el mes de la ilusión y el consumo, ni la inflación, ni las subidas en la cuota de la hipoteca, los intereses de otros créditos o la renta del alquiler impiden que el comercio vallisoletano afronte los días clave de la campaña navideña con la esperanza de crecer en ventas. Sin perder de vista las consecuencias del tirón de internet, ahora vestido de Grinch para las tiendas tradicionales e incluso los centros comerciales, aun así no descartan mejorar en torno a un 5% sus resultados del año pasado, el porcentaje que se apunta a nivel estatal, ¿magia?
Por un lado supondría dar continuidad a la inercia del incremento de ventas que ha registrado el sector minorista en su conjunto durante el último año (del 4,5% hasta octubre, según el Instituto Nacional de Estadística); pero, por otro, lo cierto es que Castilla y León se ha quedado muy por debajo de la media en ese aspecto (1,9%); y aunque Valladolid suela estar a la cabeza de la Comunidad, desde luego cuesta soñar sobre todo con volúmenes de facturación de 2019 a pie de calle, salvo excepciones, cuando las compras online juegan en su contra, se han multiplicado desde entonces y siguen yendo a más. Justo al revés que el menguante poder adquisitivo del cliente, al que la Unión de Consumidores le estima un incremento de la intención de gasto en estas fechas que apenas alcanzaría el 2% con respecto a la campaña anterior, y además no por más compras sino por asumir precios más altos, con mayores partidas destinadas al ocio (+5,15%) o las comidas en casa (+1,25%), menos a juguetes (-5,26%) y sin cambios en regalos (0%). Los economistas, mientras, prevén un consumo similar al de estas fechas del año pasado que, eso sí, podría ser la antesala del parón que temen que pueda producirse desde los primeros meses de 2024.
Pero el comercio mantiene cierto optimismo aunque sea relativo: «Un aumento del 4 o del 5% en las ventas puede ser una expectativa creíble, pero vamos a ver, que ya sabemos que cuando las cosas van bien en España, Castilla y León es de las comunidades que menos crece; y cuando las cosas van mal, de las que más decrece», advierte el presidente de la Agrupación Vallisoletana de Comercio (Avadeco), Rafael Monedero, quien pese a todo espera «unas buenas navidades».
«Confiamos en que sea una buena campaña», coincide su homólogo de la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid y Provincia (Fecosva), Jesús Herreras. «Al menos mejor que la del año pasado, para seguir con esa senda de ir recuperando poco a poco lo que perdimos desde la pandemia». Los segmentos que más podrían repuntar, en su opinión, coinciden con los clásicos de estas fechas: «Desde luego el de regalos; perfumería, que siempre es estrella en estas fechas; seguido de textil, calzado y con complementos a la cabeza; o la alimentación, que también está yendo muy bien», valora.
El pistoletazo de la campaña ya se dio realmente con el Black Friday, un aliado nada fiable para el pequeño comercio clásico. El sector online lo celebra, que por algo parió la iniciativa, pero no tanto el presencial, que lo ha adoptado sin alegría. Al fin y al cabo, noviembre es ahora un mes más potente comercialmente hablando que años atrás pero, como apuntan las patronales, más bien por compras anticipadas que ya no se producirán en diciembre y que, además, absorben en gran proporción Amazon y compañía, o en todo caso las grandes superficies.
Lo que sí aprecian tanto Avadeco como Fecosva es la sensación de que los vallisoletanos ya no concentran las compras en los últimos días de diciembre y primeros de enero. «La gente es más previsora ahora», constata Herreras, y eso, como apunta Monedero, «facilita que pueda recibir un mejor servicio», siendo además el trato personal el valor añadido del comercio tradicional frente a internet, según ambas organizaciones. Claro que hay sectores que apenas acaban de iniciar su temporada de otoño-invierno, como es el caso del textil, por temperaturas más altas de lo habitual que han demorado las compras de ropa de abrigo.
El verdadero aliado del comercio tradicional en estas fechas, mientras tanto, es el alumbrado navideño que costean los negocios a pie de calle junto con el Ayuntamiento, e iniciativas como el sorteo del árbol de los deseos, el concurso de escaparates… «Yo creo que tenemos una ciudad muy bonita y muy paseable en estas fechas, hacemos ciudad y eso nos debe ayudar», incide Monedero, que de paso desliza «si alguien ha visto a Amazon poner un árbol en la Plaza Mayor o iluminación en la calle Santiago».
Más visitas a Vallsur
Por la parte de los centros comerciales, Vallsur protagoniza el principal gancho novedoso tras inaugurar el 1 de diciembre su nueva zona de ocio y restauración, con más de 4.500 metros cuadrados en la planta baja que han propiciado un importante aumento de las visitas a este centro. «Nuestras expectativas superan por bastante las del año pasado», destaca su gerente, Pablo Pérez, dado que el volumen de gente que han recibido en las últimas semanas es mucho mayor que el estas fechas de 2022. «Las visitas crecen a doble dígito (por encima del 10%) y eso suele ir bastante alineado con las ventas, porque el flujo de gente que se atrae se reparte y distribuye luego por el resto del centro comercial».
No en vano, de enero a septiembre el aumento interanual de visitantes se situaba aún en el 4%, pero la afluencia de esta primera mitad de diciembre ronda la de tales fechas de 2019, «que fue un año espectacular». De hecho, Vallsur lo saldó con casi seis millones de visitas, una cantidad muy próxima a los seis y medio que, según Pérez, solía recibir antes incluso de que existiera Río Shopping (abierto desde 2012), el centro comercial más grande de Castilla y León, que triplica la superficie comercial de Vallsur. Aunque este último, en un «día pico», llega a contabilizar «entre 30.000 y 35.000 visitas». Pero ahora, con la parte de ocio y restauración potenciada como gran reclamo en lugar de mero «complemento» de la oferta comercial, hasta el punto de que «hoy en día tiene una importancia bastante similar a la que puede tener la moda».
Posible parón de consumo
Otra cuestión puede ser lo que pase con el consumo cuando, tras apagarse las luces navideñas, se enciendan las alarmas de una cuesta de enero que se presume no sólo especialmente pronunciada, sino larga. «Somos de los países que mejor se ha comportado gracias al turismo y el sector servicios, pero ya existe un decrecimiento generalizado a nivel mundial», advierte el presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora, además de secretario general del Consejo General de Economistas de España, Juan Carlos de Margarida. «En Alemania ya están en recesión; en Italia y Francia, con crecimientos inferiores al 1%... El 80% de nuestras exportaciones se dirigen a Europa, que ya no nos está comprando como antes. Estamos teniendo que vender a precio menor, y si a las empresas les quedan menos márgenes, al final eso afectará a su empleabilidad».
Por ahí podría decaer «la buena percepción del consumidor que aún permite unas navidades estables», y más si sigue avanzando la «pérdida de poder adquisitivo», agravada por la subida de tipos de interés, en cuyo caso será entonces cuando cobre forma «el riesgo de problemas serios si cae el consumo, que es el motor de todo». Igual que también lo es de esta campaña en la que hay comercios que se juegan más de la mitad del negocio del año.
EN CIFRAS
755 € es el gasto medio que prevén los vallisoletanos para esta campaña, según la Unión de Consumidores de Castilla y León (UCE). Supera en 180 euros la media regional (575), que sube en torno a un 2% con respecto a la campaña navideña de 2022.
210 € en regalos y juguetes. El mayor capítulo de gasto medio por vallisoletano, según el estudio de la UCE, es el de comidas en el hogar, que asciende a 205 euros, con una subida media que a nivel autonómico se sitúa en el 1,25%. Le siguen los gastos en ocio y diversión (150, +5,15%), lotería (130, +3,56%), juguetes (120, -5,26%) y regalos (90, 0%). Los 60 euros restantes corresponden a otros gastos no precisados.