«Buscamos ofrecer una carta a precio de menú del día». Así resume Rafael García la oferta gastronómica del restaurante La Maña, un establecimiento con más de 40 años de vida en la N-122, en el punto kilométrico 342... en el cruce de la entrada a Traspinedo. A ese resumen le acompaña su carta, con 25 primeros y 25 segundos a elegir en un menú del día que da de lunes a viernes por 14 euros y los fines de semana por 16,50.
La Maña abrió sus puertas como un pequeño mesón hace más de cuatro décadas de la mano de los padres de Rafael, Rafa y Pili. En su momento era una casa molinera donde se ofrecía alguna bebida y poco más. Rafa regentaba, tras haber trabajado en FASA, una discoteca en Tordesillas, Hilarios, y vio la oportunidad de pasarse a la restauración. Lo hizo eligiendo este lugar y un nombre con doble significado: por un lado, porque la carretera, la N-122, comunica Aragón con Castilla y León; y por otro, porque Pili es natural de Sariñena, municipio de Huesca: «Fue un guiño de mi padre a mi madre».
Pili comenzó en la cocina y Rafa en la barra y la atención al personal. «Daban algún menú, comidas, y funcionó por lo que lo apostaron todo, ampliando poco a poco el local», recuerda Rafael. Él y sus hermanos, Lucio, Pili y David, fueron entrando en el negocio a echar una mano según iban acabando los estudios. Hasta que hace 14 años, con la jubilación de los padres, el restaurante pasó a manos de Rafael: «Mis hermanos siguen trabajando aquí, salvo David, que reside en Francia».
Y lo que en su día fue ese pequeño mesón de los inicios fue creciendo, adaptándose a la demanda de la clientela, para centrarse en el menú del día. Eso sí, casi a modo de carta, porque, como señala Rafael, hay 25 primeros y 25 segundos, además de un menú infantil (por 10 euros). Postre o café, pan y bebida completan la elección por esos 14 o 16,50 euros, en función del día (también se oferta en las cenas).
«El menú se va cambiando en función de la temporada. Se hará unas tres veces al año. En invierno, hay más guisos, legumbres y platos de cuchara; y en verano, platos frescos tipo ensaladas, gazpachos, salmorejos o salpicón de marisco. Además, siempre hay carnes a la brasa o pescados tanto guisados, como plancha o fritos», explica Rafael, añadiendo que siempre hay 3-4 platos «adicionales», ya que cuentan con clientes fijos para los que buscan algo más de variedad: «Todo en función del mercado; y luego muchos esos platos luego se incorporan al menú en función de su demanda».
Ensalada de queso de cabra con bacon, salsa miel y mostaza; parrillada de verduras; alubiones con almejas; garbanzos con callos; churrasco a la brasa, parrillada de carnes o lomo de bacalao con tomate y piperrada de pimientos son platos de éxito en verano (en invierno siempre hay un día para el cocido). De la cocina se encargan cinco personas, con Pili y Lucio bajo la supervisión de Rafael, que reconoce que José, de Peñafiel Comerdist; Jaime de Pescados Elmar y Pacho, de Tudis, son más que proveedores, «amigos».
Aunque su ubicación hace pensar en restaurante de carretera, ellos mismos aseguran que sus clientes suelen ser trabajadores de la zona, del cercano polígono de Traspinedo o de los 2.000 chalets de la zona: «También recogemos algo de paso de la Nacional». Abierto todos los días del año -menos Navidad y Año Nuevo- de 7.00 a 23.00 horas, tiene una capacidad para 96 comensales.
Cuenta con parrilla de leña de encina, pero no dan pinchos de lechazo: «Es una cosa autóctona del pueblo y no lo hacemos por respeto a eso».