Una nueva etapa en su largo peregrinar. Hoy llega a Valladolid una familia iraquí de refugiados, compuesta por un padre, una madre y cuatro menores. Proceden de un campo de Grecia, donde han pasado los últimos meses desde que decidieron huir de su país de origen por miedo a las persecuciones étnicas y religiosas llevadas a cabo por el Estado Islámico (EI).
Una vivienda propiedad del Ayuntamiento de la capital será, a partir de ahora, su nuevo hogar. Un piso equipado para cubrir todas las necesidades básicas que ocupará esta familia y que contará, en todo momento, con la ayuda de un equipo de técnicos y voluntarios de Cruz Roja Española. En concreto, se trata de un trabajador social, un educador social, un monitor, un mediador y un traductor que facilitará la comunicación entre unos y otros.
Además, los nuevos inquilinos de la vivienda tienen a su disposición el servicio de teleasistencia de la organización para contactar con el Centro de Coordinación de Cruz Roja. De esta manera, cualquier problema que tengan será solucionado por personal especializado quien comunicará la incidencia por si fuera necesario prestar ayuda 'in situ'.
Todo está listo desde hace tiempo puesto que Cruz Roja cuenta con 78 plazas reservadas para los refugiados que puedan llegar a Castilla y León. Un número que puede ampliarse, en función de las necesidades. La organización humanitaria recibió el pasado miércoles a tres refugiados en Soria mientras que el jueves llegaron otros tres a Segovia y cuatro a Salamanca, a los que hay que sumar los seis iraquíes que ocuparán desde hoy una vivienda en Valladolid.
Esta familia de iraquíes llegó hoy al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas sobre las 12 horas junto a otros 39 refugiados de nacionalidad siria e iraquí que serán acogidos en Álava, Asturias, Baleares, Guadalajara, Guipúzcoa y Madrid. En el caso de los que vivirán en Valladolid, Cruz Roja se ha encargado de la logística y el transporte hasta su traslado al piso de acogida.
Pero también, todo está protocolizado. No en vano, la coordinadora autonómica de Cruz Roja, Eva Fernández, explica a la Agencia Ical que todos los refugiados que atiende su entidad en España sigue un itinerario pesonalizado. El objetivo, precisa, es la adquisición gradual de la autonomía, un tiempo que varía en cada persona y del tipo de vulnerabilidad.
El horizonte temporal es 24 meses que es el plazo estimado para una la integración lo más normalizada posible. Desde el primer momento, estarán solos en el piso como una familia normal, aunque estas personas recibirán la visita del equipo de la organización que buscará que se sientan cómodos. Y ello pasa, por ejemplo, en explicarles el funcionamiento de los electrodomésticos o la entrega de una pequeña cantidad de dinero para gastos.
Fernández reconoce la situación delicada en que llegan muchos de los refugiados, que huyen de su país porque peligra su vida, por lo que es necesario darles un “respiro”. “Deben tomar aire y pensar en lo que van a hacer en esta nueva vida”, precisa. Pero no hay tiempo que perder porque estos solicitantes de asilo deben regularizar su situación legal y solventar los temas burocráticos, gracias al asesoramiento jurídico de Cruz Roja.
Los refugiados están acompañados de un trabajador social y un monitor para ayudarles en sus necesidades. Es el momento de conocer si tienen necesidades urgentes relacionadas con la salud o con alguna discapacidad. No en vano, las entidades apenas reciben información previa de los refugiados asignados por los ministerios del Interior y de Empleo y Seguridad Social.
La primera fase de adaptación incluye el aprendizaje del idioma pero antes deben conseguir el certificado de empradonamiento, la tarjeta sanitaria y tener acceso a la educación de los menores. En algunos casos, la ONG presta apoyo psicológico si los refugiados llegan a su destino “muy tocados”. La coordinadora autonómica de Cruz Roja asegura que el personal de la organización dedica mucho tiempo a que los refugiados conozcan el plan de trabajo. Es una labor que se realiza en el propio domicilio y, a su juicio, clave durante las primeras horas “para conocer de forma exhaustiva el proyecto, sus expectativas, sus derechos y sus obligaciones como solicitantes de asilo”.
Eva Fernández apunta a Ical que hay que “crear el vínculo” entre los profesionales y los refugiados que “pactan” su plan individualizado. Destaca la experiencia y el “músculo” de Cruz Roja en este tipo de programas que lleva a cabo con colectivos muy diversos. Algunos de ellos son el proceso de aprendizaje del idioma, el apoyo escolar, de éxito educativo y campamentos de verano para los niños, entre otros.
Tras esta primera etapa, llegará la fase de integración que se centrará, básicamente, en el acceso al empleo que es paso fundamental para alcanzar una autonomía y dejar atrás el horror que les obligó a huir de su país de origen.