Antonio Casado

CRÓNICA PERSONAL

Antonio Casado

Periodista especializado en información política y parlamentaria


La ley de la discordia

01/06/2024

Los dirigentes del nacionalismo catalán (sin Puigdemont, que sigue en Bruselas con poca vergüenza y mucho miedo a ser detenido si vuelve a España) se dieron cita en Madrid para una celebración conjunta de la aprobación de la ley de amnistía en el Congreso.
Reventadores del Estado que vinieron al corazón del Estado a perdonar al Estado por haber impedido en su día el derecho de Cataluña a emanciparse. ¿Verdad que es kafkiano todo esto?
Todo esto, digo, va de unos contra otros, no de reconciliación. Muy a pesar del interesado voluntarismo de Pedro Sánchez y sus aplaudidores, aquí y ahora amnistía casa con discordia, no con concordia. Y no hablo solo de jueces, fiscales, juristas de reconocido prestigio, ciudadanos de base, oposición política, fabricantes de fango, "seudomedios" o inversores sedientos de estabilidad.
Hablo también de los mismísimos destinatarios de la ley. Unas trescientas o cuatrocientas personas que, con mayor o menor grado de responsabilidad en las tramas político-sociales del independentismo, participaron en un intento secesionista sobre el que la ley aprobada el pasado jueves en el Congreso ha decretado el olvido (amnistía) cuando con anterioridad ya había decretado el perdón de las penas (indulto).
Pues bien, en nombre de todas ellas, los máximos responsables políticos de las fuerzas aglutinantes del mencionado intento secesionista (el llamado "proces") han celebrado la votación del Congreso favorable a la ley. Y un minuto después del recuento (177 sí, 172 no) han vuelto a recordarnos que la amnistía no es un paso hacia la concordia, sino una mera meta volante ante de volver a intentarlo.
"Próxima estación: referéndum". Evidentemente, orientado hacia la meta final de la Cataluña una, grande y libre soñada por Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Gabriel Rufián y Miriam Nogueras. Peleados entre sí (JxC contra ERT y viceversa), pero sin problema para enfrentarse de nuevo al Estado "represor". O para morder juntos la mano de Sánchez, que les ha regalado la amnistía a cambio de siete escaños de JxC destinados a colmar la ambición de este.
Pero JxC sigue pasando factura por esos siete votos a mayor gloria de la causa sanchista. Más madera. Más discordia y menos reconciliación. En la andanada del día después de la aprobación de la amnistía aparece también la amenaza del prófugo, Carlos Puigdemont, que ahora exige el apoyo de los socialistas para volver a la presidencia de la Generalitat so pena de dejar caer al Gobierno del Estado.
¿Pero, qué tendrá que ver semejante exposición de hechos con el apaciguamiento catalán incluido en el diseño reconciliador de los hacedores de la amnistía pastoreados por Sánchez y su estado mayor de la Moncloa?