El pequeño comercio rural no pasa por su mejor momento. Buena muestra de ello es que casi uno de cada dos municipios ni siquiera dispone de un pequeño establecimiento donde los vecinos puedan adquirir lo más básico de su compra diaria. Los datos que maneja la Junta de Castilla y León ponen de manifiesto que los habitantes de 85 de las 225 localidades que componen la provincia no dispone de tienda física (cuatro de cada diez).
7.326 personas no tienen un establecimiento comercial en su localidad. Pero la crítica situación del comercio rural va un poco más lejos, ya que otros 55 pueblos solo tiene entre uno y dos comercios. Es decir, los tradicionales ultramarinos donde se vende multitud de artículos para cubrir las necesidades básicas, pero nada más. Además, son 58 los municipios donde llegan vendedores ambulantes para dispensar carne, pescado, fruta u otros alimentos ante la falta de otras posibilidades.
9.283 vecinos de 27 municipios disponen de entre tres y cinco comercios cerca de casa. Es decir, tienen la opción de acudir a una carnicería o a una tienda de pan y leche. Mantienen distintas opciones de compra y puede elegir. Se trata de municipios de mayor tamaño, como por ejemplo Cogeces del Monte, con más de 600 habitantes. Incluso, algunos de ellos disponen de restaurante donde se ofrecen comidas a diario.
Solo 15 localidades, es decir, un 6,6 por ciento, cuentan con entre 20 y 50 establecimientos. Evidentemente, son solo las cabeceras de comarca de la provincia y los pueblos más cercanos a la capital. Alaejos, Olmedo, Mayorga, Mojados o Portillo son algunos de ellos. La oferta de estos municipios es amplia dentro del sector de la alimentación y sus vecinos pueden adquirir prácticamente cualquier producto que deseen. Solo nueve pueblos tienen más de medio centenar de comercios, incluida la capital. Se trata de los más grandes, como Tordesillas, Medina de Rioseco, Peñafiel, La Citérniga o Zaratán.
El problema está en esos 85 municipios donde no hay comercio. La situación parece irreversible. Al menos así lo ve el presidente de Fecosva, Jesús Herreras. Indica que el motivo principal que genera esta situación es «la falta de rentabilidad» al tratarse de municipios con tan escasa población. «Y más hoy en día teniendo en cuenta la facilidad que tenemos para realizar compras por internet». El presidente manifestó que el futuro no es nada prometedor debido a que el efecto de la despoblación va en aumento y hace inviable que un negocio, de cualquier tipo, en este tipo de pueblos pueda funcionar.
Los establecimientos de alimentación son los más extendidos en la provincia, pero otros muchos servicios obligan a los vecinos de la mayoría de los municipios a realizar largos viajes. Sin ir más lejos, los vecinos de Gatón de Campos no tienen más remedio que viajar hasta Villalón para acudir a una farmacia, mientras que los vecinos de Piñel de Arriba conducen como mínimo hasta Peñafiel si quieren adquirir una silla o cualquier otro mueble.
tierra de campos. En cuanto al comercio minorista y el efecto que tiene la despoblación en su enraizamiento en los municipios, se merece un capítulo aparte Tierra de Campos. La zona norte de la provincia aglutina el mayor número de localidades que no tiene ni una sola tienda.
Desde el municipio de Medina de Rioseco hasta el límite provincial con León, casi una treintena de municipios no disponen de ninguna tienda física. Municipios con menos de cien o doscientos habitantes en su censo municipal donde en ocasiones no hay ni bar. El estudio de la Junta refleja que la despoblación ha hecho que los negocios se hayan ido cerrando con el paso del tiempo.
Otra de las zonas más afectadas por la ausencia de negocios es la comarca de Peñafiel. Los pueblos de la parte este de la provincia también son de reducido tamaño y no cuentan con establecimientos y lo mismo pasa en la zona oeste, donde pueblos como Bercero o Villalarbarba no tienen tienda.
Tanto los alcaldes como el resto de administraciones son conscientes de la existencia de este problema, pero no es sencillo el hecho de encontrar una solución. La Diputación puso en marcha la Red de Comercio Rural Mínimo en el año 2011. Se trata de una serie de comercios repartidos en municipios donde no hay tienda. Se han abriendo unos y cerrando otros a lo largo de estos años y actualmente hay 16 en funcionamiento. Actualmente, están a punto de abrir sus puertas sendas tiendas en Bobadilla del Campo, Cogeces, Langayo, Melgar de Arriba, Palazuelo, San Pablo de la Moraleja, Villacarralón y Villaco.
nuevo proyecto. Estas últimas están ya casi dispuestas y preparadas para ofrecer el servicio. En el caso de Bobadilla será la vecina de Fresno el Viejo Olga Sánchez Moreda la encargada de emprender esta nueva andadura. El municipio, con más de 200 vecinos residiendo, se quedó sin tienda hace dos años. «Era un negocio familiar que cerró por jubilación». En ese momento, la institución provincial concedió una subvención de 8.000 euros para la adaptación de un local comercial. Y ahora, después de este tiempo, solo se encuentran a la espera de la instalación del mobiliario.
El Consistorio publicitó el proyecto a través de diversos medios para que aquellas personas interesadas pudieran optar a gestionar la tienda. Fue la hija de Olga la que se lo comunicó. Lo pensó y no dudó en echar la solicitud. Hubo más de veinte peticiones. «Yo la eché el último día, me lo estuve pensando porque tengo una hernia discal», reconoce.
La tienda dará servicio a los vecinos. Olga tiene experiencia en el sector y ha estado trabajando varios años en un supermercado. Ahora, afronta este nuevo reto con «ilusión y con ganas» de dar el servicio a la provincia. El alcalde, Francisco Pastor, indica que los vecinos están muy ilusionados con el hecho de tener de nuevo una tienda y no tener que desplazarse a Medina del Campo. «Ahora, tienen que depender de amigos, de hijos o de familiares para ir en coche. Están desean que llegue el momento de que abra».
Olga Sánchez hizo un proyecto para los más de 40 metros que tiene el local, así como un almacén para las cámaras frigoríficas. Tendrá una vitrina de charcutería y carnicería, frutería, panadería, droguería... «Tendrá un poco de todo».
La emprendedora no tendrá que pagar los costes energéticos del local durante todo el tiempo que permanezca abierto. «No va a pagar porque nosotros lo que queremos es que la tienda esté abierta». El horario, en un primer momento, se irá adaptando a las necesidades de los vecinos. Así, este problema, la falta de comercio, que sufren miles de vecinos en la provincia pertenecerá al pasado en Bobadilla.