Es una de las calles más fotografíadas de la ciudad, pero su atractivo arquitectónico no consigue arraigar el comercial. El nivel de rotación y de cierres de tiendas en Platerías es muy elevado, tanto que ni las propias asociaciones de comerciantes ni los responsables municipales encuentran una explicación.
Basta darse un paseo por sus 125,39 metros para comprobar que pocos establecimientos se mantienen abiertos más de un lustro. Por contra, los que perviven llevan más de una década instalados aquí. Actualmente, hay más de una decena de locales sin uso, algunos por traslado, otros por cierre del negocio y otros que llevan años sin encontrar inquilino. Entre estos últimos, el caso más llamativo es el del inmueble que hace esquina con la plaza del Ochavo, donde estuvieron negocios como el Mesón San Pedro Regalado o los cines Casablanca. «Cada vez hay más locales comerciales vacíos en la capital, pero casos concretos como el de Platerías no tienen explicación, reconocer Jesús Herreras, presidente de la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid y Provincia (Fecosva). Recuerda que incluso se hicieron estudios. «Es una calle céntrica y de paso, pero no consigue asentar su oferta comercial», reitera. Una idea que comparte el concejal de Comercio, Víctor Martín.
Entre las hipótesis se plantea la de acertar con el negocio y se pone como ejemplo a comercios como la Floristería Jara, que se ha asentado tras varios intentos anteriores de ofertas dispares en el mismo local. Tanto comerciantes como responsables municipales coinciden en destacar los esfuerzos por mejorar esta vía. De hecho, la calle recuperó todo su esplendor hace una década cuando finalizó la rehabilitación integral de los edificios. Una intervención que propició que se pudiera recuperar la visión del «perfecto prototipo de la perspectiva renacentista de finales del siglo XVI» y que la convierte en uno de los pocos testimonios urbanísticos de la época que se conservan.
Esto incrementó su atractivo turístico, que se garantiza también por su ubicación en pleno casco histórico y su accesibilidad al ser peatonal. Antes de esa intervención, en 2009, el porcentaje de locales vacíos era del 27%; durante los años de las obras subió al 32% y luego bajó al 22 y 17%, para volver a subir al 26 y situarse a finales de 2022 en el 33%, aunque este 2023 se espera que supere el 35%, más de diez puntos por encima de la media de la capital.
Para frenar esta tendencia, desde el Ayuntamiento se han desarrollado programas de promoción. Una de las últimas actuaciones fue la colocación de vinilos en algunos locales cerrados para mejorar la imagen de la vía y relanzar su atractivo comercial. Además, se han realizado intervenciones con decoración floral sobre estructuras gigantes para atraer compradores. «Cuando las campañas están en marcha sí que se nota la afluencia de clientes, pero el problema es que no se consigue mantener ese tráfico», certifican desde Fecosva.
Cambios
Por contra, está creciendo el número de negocios de hostelería en la calle. La apertura hace pocos meses de una nueva pizzería se suma a otro italiano, un mexicano y una cafetería. «La hostelería sí que funciona y crece. Lo ideal sería que se mantuviera un equilibrio en el mix comercio/hostelería porque es lo que mantiene la calle viva», concluye Herreras.