La dinamita explota en la selección belga

Juan José Lahuerta (EFE)
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La ruptura entre afición y jugadores, tras la pitada de los primeros después del empate ante Ucrania, crea un cisma que marcará el encuentro contra Francia de mañana

La dinamita explota en la selección belga - Foto: EFE/EPA/ANNA SZILAGYI

Errática, alejada de su mejor nivel y con una propuesta irregular, Bélgica ha cansado a sus aficionados, que hace una década, desde la irrupción de la 'generación dorada', sueñan con un título que se hace esperar y que ha terminado con su paciencia: exigen excelencia, no victorias a los puntos, y ya silban a sus jugadores, sorprendidos y decepcionados por la actitud de sus hinchas.

Nadie esperaba entre los hombres de Domenico Tedesco que, después de firmar la clasificación para los octavos de final, su público despidiera a todos sus hombres con una sonora pitada. El empate sin goles frente a Ucrania, en otro duelo mediocre de los 'Diablos Rojos', sacó de quicio a una hinchada cansada de las expectativas que genera su selección y que luego se quedan en nada. La imagen, para algunos, fue desconcertante.

Una vez finalizado el encuentro, un grupo de jugadores de Bélgica se acercó a la grada donde estaban sus aficionados para saludar y fueron respondidos con abucheos; Kevin De Bruyne reaccionó con una orden contundente dirigida a todos sus compañeros: todos al vestuario. Cumplieron encantados e indignados por una actitud que no entendieron ni compartieron.

Uno a uno, fueron desfilando ante la prensa para narrar su incredulidad ante esa reacción. El primero, su entrenador: «Estoy sorprendido. Lo único que importaba era la clasificación. Perdimos el primer partido, por lo que las condiciones no fueron fáciles. Después de nuestra victoria contra Rumanía (2-0) todos estaban contentos. Mis jugadores no entienden que ahora nos piten. Ucrania fue un rival difícil e hicimos todo lo que pudimos para marcar», señaló Tedesco.

De Bruyne, quien dio la orden para negar el saludo a sus aficionados, también se mostró contrariado por la actitud de estos: «Y si salimos a por todas y perdemos... ¿Entonces qué pasa?», se preguntó. Para el capitán de Bélgica, sin duda el mejor de su equipo y de los pocos que ha completado una excepcional fase de grupos, despejó cualquier duda sobre el compromiso de un grupo que quiere ganar y dar una alegría a su país. Después, pidió ayuda a su hinchada. «Todavía necesitamos a nuestros aficionados», añadió.

Su compañero y otro de los veteranos, Jan Vertonghen, se mostró en la misma línea: «Me acerqué de los primeros (a la grada) porque estaba contento con la clasificación. Hay decepción por no ganar, sí. Pero que me piten después de haberme clasificado, es la primera vez que me pasa», resaltó. Yannick Carrasco fue un poco más duro: «No entendemos esa reacción. Es decepcionante. Nos fuimos a los vestuarios porque no creemos que sea normal que nos piten. No se puede olvidar de dónde viene Bélgica. Ahora estamos en todos los torneos».

El exjugador del Atlético  dio en la diana. Hasta la irrupción de la 'generación dorada', de la que aún sobreviven De Bruyne, Lukaku y Vertonghen como máximos exponentes, los 'Diablos Rojos' siempre ha estado en las grandes competiciones. Incluso rozaron la gloria con un tercer puesto en el Mundial  2018 y devolvieron la ilusión a una afición que no pudo disfrutar de las Copas del Mundo de 2006 y 2010 y de las Eurocopas de 2004, 2008 y  2012. Bélgica acumuló cinco grandes torneos de decepciones continúas y ahora es todo lo contrario.

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