El reinventor de los clásicos

Agencias
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El Festival de Almagro se rinde ante el carismático Rafael Álvarez 'El Brujo' y le otorga el Premio Corral de Comedias

El actor cordobés recibirá el galardón el próximo jueves. - Foto: Raúl Caro (EFE)

Dio sus primeros pasos en el teatro del Corral de Comedias del Colegio Mayor Universitario San Juan Evangelista de Madrid en 1970. Más de medio siglo de carrera sobre las tablas le contemplan. Desde entonces, Rafael Álvarez, más conocido por El Brujo, ha cautivado al público con su carisma y su capacidad para fusionar humor, humanidad y sabiduría en sus actuaciones, donde ha sabido reinventar a los clásicos dándoles un toque personalísimo. 

En reconocimiento a esa trayectoria, recibirá el próximo 4 de julio el Premio Corral de Comedias 2024 que otorga el Festival de Almagro, un escenario en el que el actor dice sentirse como en casa. «Estoy aquí un día sí y otro no», admite recordando las décadas que lleva subiéndose a sus tablas.

«Estoy muy agradecido, encantado de recibir un premio que tienen actores muy admirados por mí», subraya antes de admitir que «cocina a los clásicos a su manera».

El actor, uno de los más carismáticos de la escena española, señala que, además, su trabajo se parece a lo que antes eran los corrales de comedia. «Mi estilo teatral está enfocado al espacio del corral típicamente español», aunque recuerda que también los había en la Inglaterra de Shakespeare, y resalta orgulloso que en España tenían un sabor especial con las piezas propias del Siglo de Oro.

El Brujo, que ha interpretado al Lazarillo de Tormes en La luz oscura (2014), repasa en un monólogo la vida de San Juan de la Cruz y conecta el siglo XVI con el presente o Misterios del Quijote (2016), un personal homenaje a Cervantes.

La directora del Festival de Almagro le ha definido como el balulú actualizado del Siglo de Oro, en alusión al comediante que representaba obras él solo, mudando la voz según la condición de los personajes que interpretaba.

 «Los toco mucho -reconoce refiriéndose a los clásicos-, los cocino a mi manera. No hago obras de los clásicos, hago mis obras con textos clásicos». Rechaza constreñirse en un corsé, «es necesario para adaptar los textos al público contemporáneo, digerirlos para que nada se pierda por el camino» y sentencia que, sobre las tablas, «cada día es distinto».