El Patio Herreriano acoge el último trabajo de Enrique Reche

D.V.
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La exposición 'Árbol' reúne una treintena de obras con la raíz como punto de partida

Una de las obras de Reche que se podrán ver. - Foto: EP

El Museo Patio Herreriano acoge desde hoy el último trabajo del artista Enrique Reche que reúne más de una treintena de obras, que se podrán visitar hasta el próximo 18 de febrero en la sala 0 del espacio de arte contemporáneo.

El artista ha explicado durante la presentación de la exposición que en la búsqueda de algo que le sorprendiera se encontró la raíz seca de un árbol en un parque. Este fue su punto de partida y "vista muy de cerca en el estudio surge todo".

"Lo disforme de su estructura, sus tonos cromáticos que se desarrollaron en la más negra oscuridad o sus quiebros de búsqueda de alimento que sirven, a su vez, de perfecto cimiento de la gran estructura exterior", explica Reche sobre las raíces de los árboles en el folleto de la muestra.

Divididas en series de óleos, acuarelas sobre lino o papel y dibujos a lápiz, una escultura "preside" la muestra de Reche, un trabajo que ha llevado al artista a experimentar con esta técnica.

'Raíces' es la primera serie de esta muestra a la que después le siguieron catorce ejemplares bajo 'Piel de árbol' y, posteriormente, árboles visualmente más enteros que tenían que ser secos y "haberlo dado ya todo".

"Buena parte de los elementos de la naturaleza muestran, desde el realismo más veraz, la expresión abstracta más contundente", recoge el Museo en un comunicado.

En este sentido, aseguran que la naturaleza expone "de forma continua y cambiante infinidad de elementos creados desde la absoluta abstracción y posiblemente el mundo vegetal encierre, por sí solo, la mayoría de estos elementos".

La muestra está acompañada de diferentes textos como el de Gustavo Martín Gazo: "Son raíces que recuerdan pequeños cuerpos humanos, con sus miembros amputados, sus troncos desnudos, su anhelo de forma, y, sobre todo, dotados de una misteriosa luz áurea. El trabajo del pintor, en manos de Enrique Reche, consiste en dar testimonio de esa luz. Esa es la razón de su minuciosidad, de su atención a los más mínimos detalles, de su atareamiento infinito. La pintura como ascesis, como búsqueda de una verdad olvidada. En toda labor, viene a decirnos, aun en la más humilde, las virtudes se ejercitan, el ánimo se templa, el ser evoluciona".