La Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), que se celebra desde este viernes y hasta el sábado 28, llegará el próximo año a su 70º edición. Una cifra redonda a la que el segundo festival más antiguo de España, solo por detrás del de San Sebastián, aspira a llegar con una «mejora» de la financiación del Ministerio de Cultura.
El alcalde, Jesús Julio Carnero, ya está en conversaciones «directas» con el Gobierno para conseguir dar el salto y conseguir una subvención nominativa sin tener que acudir a la convocatoria general en concurrencia competitiva. Esto supondría un cambio radical que se evidencia con la comparativa entre los 114.800 euros concedidos por Cultura en 2023 a la Seminci, a través del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), frente a los 200.000 que asignaron a Málaga.
En el apartado VIP de festivales con subvenciones nominativas, destaca el Festival de San Sebastián, que recibe 1.122.100 euros concedidos de manera automática, seguido de los 200 mil del Festival de Málaga, plataforma de promoción del cine español con vocación comercial, y 125.000 para Sitges, consagrado al cine fantástico y con gran prestigio internacional. Una lista exclusiva a la que se ha añadido en tiempos recientes el certamen catalán y de la que han caído el de Las Palmas y Huelva. El ICAA repartió en 2023 otros 1,9 millones euros en subvenciones concurrentes, que han beneficiado a otros 57 festivales. El importe se mueve entre 120.000 del Festival de Gijón, el que recibe más fondos, a los 1.850 euros del Festival Internacional de Cine Infantil de Valencia, el que menos.
La concejala de Turismo, Eventos y Marca Ciudad, Blanca Jiménez Cuadrillero, considera que es el momento «idóneo» para lograr concretar esa mejora. La edil entiende que las puntuaciones máximas que recibe el festival año tras año en la convocatoria de ayudas para la organización de festivales y certámenes cinematográficos le colocan en una posición de «liderazgo» para dar el salto a la categoría superior.
El certamen vallisoletano tiene este año un presupuesto de 3,1 millones de euros, de los que la Junta de Castilla y León aporta 250.000 y el Ministerio de Cultura tan solo 120.000 euros. Esto implica que el peso de las aportaciones económicas recae casi en un 90% en el Ayuntamiento de Valladolid. A pesar de este, el presupuesto es superior al que muestran los portales de transparencia de Málaga y Sitges, con unas partidas que superan ligeramente los dos millones de euros, lo que no evita que tengan otra consideración para las ayudas culturas.
La petición de mayor ayuda económica llega también desde los responsables de la Seminci. «Pongo en evidencia que es un festival que necesita recursos para que la organización sea buena y poder ofrecer un buen servicio al espectador», argumenta el director del festival, José Luis Cienfuegos.
Potencial
Esta reclamación de más fondos para el festival cuenta el aval de todos los grupos municipales, que apoyaron unánimemente una propuesta en este sentido durante el debate sobre el estado de laciudad. Esta reivindicación no es nueva y hay que recordar que ya viene de atrás y que sirvió para que en el año 2020 la Consejería de Cultura de la Junta incrementara los 194.00 euros del año anterior hasta los 258.000 euros, que luego se han mantenido congelados. Este incremento no lo ha experimentado la partida que llega el Ejecutivo central, que en la última década se ha movido de la franja entre 100.000 y 120.000 euros.
Esta situación se produce año tras año, a pesar de que los datos de las últimas ediciones del Observatorio de la Cultura, encuesta realizada de forma anual por Fundación Contemporánea a través de un panel de más de mil expertos, mejoran cada año la posición de la Semana Internacional de Cine. El último dato, conocido en junio, certifica que es uno de los principales acontecimientos culturales nacionales, en concreto figura en el puesto 17, y se mantiene como la principal manifestación cultural de Castilla y León. El mismo estudio lo considera uno de los festivales de cine más relevantes de España, junto con los de San Sebastián y Málaga.
Uno de los eventos con más impacto económico
La importancia de la Semana Internacional de Cine de Valladolid se mide no solo por la calidad de las películas que compiten en cada edición por la Espiga de Oro, sino también por el retorno económico que supone para la ciudad. En los últimos años, se han realizado distintos estudios de impacto, lo que ha permitido comprobar su evolución positiva. Así, en la edición de 2017, con una inversión que no llegaba a los 3 millones de euros, consiguieron 93.000 espectadores y un retorno económico valorado en 17,1 millones de euros. En ese momento, se consideró todo un «éxito», pero en la convocatoria de 2022 casi se duplicó ese retorno, ya que se estimó en 31,5 millones de euros, y también los espectadores, ya que se contabilizaron 212.831.
Estas cifras también se esgrimirán en la negociación con el Ministerio de Cultura, ya que el festival de Málaga en su edición de este año no llegó a los 98.000 espectadores. Aunque este certamen ha conseguido casi desde sus inicios una mejor rentabilidad, ya que en 2017 ya generaba un impacto de 41,4 millones de euros, de los que 34,2 millones benefician directamente a la ciudad, donde se calcula un gasto medio de más de 100 euros por asistente.